sábado, 7 de mayo de 2022

(Relato) Cruel Destino - Yo Escribo 52 Historias / Semana 18

Yo Escribo 52 Historias

Semana 18

Enigma / Navaja


Eelynn Cuellar


Cruel Destino

Freya, María, Neus y Katty, despertaron confusas. Las cuatro amigas solo recordaban que estaban en el pub celebrando que una de ellas había conseguido que una gran editorial firmara un contrato para la publicación de su trilogía que hace poco había comenzado a publicar en una página. Aunque algunos chicos les ofrecieron algunos tragos, no les interesaba ligar, solo deseaban divertirse entre ellas.

Continúo la noche sí, solo ella celebrando, pero entre tragos y brindis llegó el momento que perdieron la cuenta de cuánto habían bebido.

Al día siguiente, se despertaron confundidas en un lugar extraño, y aunque quisieron recordar que había sucedido, nada les pasaba por la cabeza, todas tenían la mente en blanco. Temerosas decidieron marcharse de aquel lugar, pero su sorpresa fue mayor cuando abrieron la puerta para marcharse de ahí.

Estaban rodeadas de agua y era una minúscula isla donde solo cabía aquella casucha. No estaban ni sus bolso ni ninguna llevaba su celular consigo.

Estaban atrapadas.

Con lo nerviosas que se encontraban, nadie se había dado cuenta que sobre la mesa, el único mueble que se encontraba en el lugar, había una hoja de papel y una navaja.

Una de ellas se acercó y tomó el papel entre sus manos y leyó en voz alta:

«Solo una. Si quiere salir de aquí con vida, deberá encontrar a ese animal que anda en cuatro patas por la mañana, en dos patas al mediodía y en tres durante la noche, y será la única que lo conseguirá, no podrán salir todas juntas y una decisión deben tomar».

Las cuatro chicas rieron nerviosas, ninguna era buena para los enigmas, pero si esto era en serio y no solo una broma, debían tomar una decisión. Esto no les podía estar pasando y aún así en ese momento se dieron cuenta que su amistad había terminado y todas al mismo tiempo quisieron hacer con la única arma que había en el lugar, mientras alguien detrás de la ventana las observaba Salvador y sonreía.




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