viernes, 17 de julio de 2020

(Recopilación) #YoEscriboJunioBFD - Calor by Varias Autoras


Yo Escribo

Junio

Varias Autoras


María Elena Rangel, Freya Asgard, Evelyn Cuellar, Sarang Hee, Ale peña, Ana Monsalve, Laura Serrano, Marifer Jorquera


Hello, Hello!!


Un mes en este #RetoDeEscrituraBFD se ha cumplido con relatos para todos los gustos, el mes de Junio fue la palabra Calor la que dio pie a la inspiración de las autoras participantes.

Así que si se perdieron alguno, pues aquí tienen los 8 relatos que hubo.










María Elena Rangel

Una Cuestión De Calores

El calor es agobiante, siento las gotas de sudor resbalar por todo mi cuerpo. Me dirijo a la piscina del hotel con la intención de aplacar el agobio que me provoca esa sensación. Traspaso el ventanal que separa esa área del resto del hotel; me detengo en seco, dentro de la alberca se encuentra el chico este que me provoca escalofríos de placer cada vez que me lo cruzo. En ese mismo instante ladea la cabeza hacia mí, en su rostro de dibuja una sonrisa seductora. ¡Me derrito! Comienzo a sentir otro tipo de calor, las piernas me tiemblan y otra zona de mi cuerpo se humedece; el ángel con cuerpo de demonio sexi sale de la alberca. ¡Es tan caliente! Con esa piel bronceada, unos ojos negros penetrantes que borran cualquier pensamiento coherente de tu cabeza… Y esa sonrisa que cautiva.

No puedo creerlo, se dirige hacia mí con su andar felino y sensual, siento que me desvanezco. Al llegar donde me encuentro mi cuerpo se tensa de anticipación. Cierro mis ojos, respiro profundo y vuelvo a abrirlos. ¡No puedo creerlo! ¡Qué coño pasa aquí! Mi fantasía sexual, el chico que me vuela los tapones, está pegado como un pulpo a una chica que no me había percatado que se encontraba detrás de mí.

Recojo mi amor propio del piso, sigo mi camino hacia la piscina, esta vez con la intención de aplacar el agobio que me provoca el chico de piel bronceada, ojos negros y sonrisa que cautiva.






Freya Asgard

Carla se sentó en la cama y miró a su esposo con enojo.
―¿Y ahora qué?
―Yo venía a despedirme, hay un incendio y debo ir.
―¿Para eso me despertaste?
―Es un incendio muy grande, llamaron a todas las compañías de la ciudad. Voy con la Sole.
―Ya, que les vaya bien.
Leonardo tragó saliva y salió del cuarto con tristeza y frustración. En el pasillo se encontró a su hija.
―Te dije que no la despertaras, que no valía la pena.
El padre no contestó, simplemente abrazó a su hija de los hombros y así caminó con ella hasta el garaje donde tenía el automóvil. Antes de echar a andar el vehículo, miró a su hija.
―¿Qué dirías si te digo que voy a dejar a tu mamá?
―Sería la hija más feliz de la tierra, papá, ella es mi madre y la amo por eso, pero no te ama. ¿Lo vas a hacer? ¿Te vas a separar de ella? Tú sigues enamorado de ella.
―Pero ella no de mí y no quiero que esté conmigo por obligación.
―¿Y te vas a separar?
―La voy a dejar. Sí. Vamos ―dijo al final, cuando su hija iba a replicar.
El incendio en la fábrica era de grandes proporciones. Leonardo era capitán de su compañía de bomberos, su hija recién se estaba iniciando.
―Escúchame bien, hija, tú todavía no estás preparada para esto, mantente alejada, cuida los implementos, atenta a los requerimientos de tus compañeros. Observa todo. Este trabajo es muy peligroso, por eso la vocación es muy importante. Uno puede perder amigos, colegas, otros tantos tienen graves accidentes. Incluso la vida de uno peligra, si eso te hace querer desistir, entonces esto no es para ti.
―Yo quiero ser como tú.
―No lo seas, hija, sé mejor, y nunca permitas que Emilio te pase por encima.
―Como mi mamá contigo.
Leonardo iba a contestar cuando Emilio tocó el vidrio del auto de su suegro.
―Leonardo, hay gente encerrada...
―Voy.
El hombre le dio un beso a su hija antes de bajar. Nada más abrir la puerta, sintió una oleada de calor, el aire acondicionado del vehículo había evitado que lo notaran.
―Esto es un infierno.
―Horrible.
―Dales las indicaciones a mi hija.
―Claro.
―Y Emilio... ―Lo tomó del brazo―. Cuídala.
―Siempre, señor.
―Eso espero, confío en ti. Apóyala siempre.
El bombero corrió hacia donde se encontraban sus compañeros quienes le explicaron la situación.
Sin pensarlo, entró en rescate de la gente que seguía dentro de la fábrica. Los sacó a todos y él volvió una vez más, pese a los gritos de todos para que no lo hiciera, ya estaban todos a salvo.
Soledad se dio cuenta de lo que su padre iba a hacer y quiso evitarlo. Emilio la sujetó con fuerza y también lo entendió. A pesar del calor reinante, Soledad sintió un frío de nieve recorrer todo su cuerpo.
―No se iba a separar... La iba a dejar... La iba a dejar.... ¿Cómo no lo vi antes? ―preguntó antes de caer desmayada en los brazos de su novio.






Evelyn Cuellar

Brujas

Desde pequeña en casa, me enseñaron que el fuego servía para hacer purificaciones, que en realidad no era malo. Y creía en eso, que el calor, las llamas se llevaba lo malo de esta vida.

En casa, vivíamos cuatro generaciones, tenía la dicha que mi bisabuela estuviera todavía con nosotras, que junto con mi abuela, mi madre y yo, conformábamos a una de las familias más buscadas del pueblo. Debido a que teníamos dones de curación, es así como mi tata lo llamaba, por no decir que hacíamos hechizos o brujeria, lo que se practicamos.

Desgraciadamente los tiempos que corren ahora, y creo que desde siempre, las habladurías han estado a la orden del día, aunque a mi me ha tocado una generación más agresiva y claro ejemplo de ello, es el acoso y bullying que tengo en el colegio. 

Me acusan de que he hecho un hechizo de amor contra uno de mis compañeros y eso es mentira, él se ha enamorado de mi, pero yo no le correspondo. Aunque eso no ha quitado que las redes sociales hablen de mi y ya sea hasta “famosa” en varias partes del mundo, pero no se si es correcto usar esa palabra para describirme. 

Yo aun no práctico, a pesar que dicen que lo traigo en la sangre, y poco a poco en casa me están enseñando, porque algún día el negocio familiar será mío.

Hoy en la mañana que he pasado por la playa he visto algo, que nunca creí vería y menos en esta época, y sé lo que sucederá…

Tal vez fui egoísta, pero tenía que hacerlo… 

Si tan solo hubiera recordado que era la Noche de San Juan, jamás habría prendido fuego a mi casa, estando mi familia adentro y no estaría ahora huyendo de aquel lugar.






Sarang Hee

El Calor De Su Mirada

Aún recuerdo lo que respondí aquel caluroso y perfecto día de junio. Yo estaba vestida de novia, llevando ese vestido blanco con el que soñé durante toda mi vida. Era el día más esperado por mi y estaba segura de que por él también.

—¿Estas segura de que es el indicado?—preguntó mi madre, moviéndose a mi alrededor para colocarme el largo velo igual de blanco e impoluto que mi vestido. Ella no estaba muy contenta como lo estábamos mi padre y yo por está boda.
—Sí mamá, él es el indicado, lo sé. Cuando me mira todo mi cuerpo siente el calor de su mirada y mi corazón se aviva de emoción.
—Espero que ese calor que hoy te hace formar un mundo alrededor de alguien, mañana no se convierta en fuego ardiente y sofocante.—eso fue todo lo que dijo antes de darme su bendición.

—…¡Me estás escuchando!— Con ese grito de rabia de su voz aguda y ronca, me recompongo regresando de aquella boda al presente. Él y yo vivimos en una casa normal con nuestros dos hijos. Él es el único que trabaja mientras yo cuido de la casa y los niños. En estos momentos me muevo frenética en la cocina .—¡Eres una inútil! ¿como coño te pueden quedar mal unos malditos huevos revueltos?

—Lo hice como te gusta… yo pensé que…

—¡Pensaste! Tú no piensas Katherine, tu haces lo que te pido y punto. Ahora prepárame el desayuno, está vez hazlo bien y calla a esa bendita niña, ya.

Otra vez he hecho algo mal y lo he enojado.
Trato lo más rápido que puedo de seguir con la labor de volver a prepararle el desayuno de huevos revueltos y pan tostado, sin embargó el grito de mi pequeña hija de seis meses que no ha comido nada está mañana no me deja concentrar del todo.

—Math, hijo. Coge a tu hermana y llévala a la recamara.

—Tengo hambre mamá…—mi pobre hijo me mira aferrado a mi falda, con sus ojos brillosos y su voz baja.

—Lo se cariño, en cuanto papá desayune será nuestro turno, por ahora ve y mantenla en silencio. A papá no le gusta el ruido.

Mi hijo hace lo que le digo, se aleja cauteloso tomando a su pequeña hermana en brazos, evitando a toda costa el encontrarse con la caliente mirada de su padre.

Pocos soportan la fuerza de su mirada y muchos la confunden con algo malo. Es cierto que después de la boda y después de mis dos partos él se ha vuelto más gritón y cuidadoso conmigo; con lo que o quienes me rodean, lo que hago, como, o visto. Evaluando cada paso que doy con ese calor característico de su presencia. Pero no es nada malo es protección.

—Aquí, está listo el desayunó—Le digo minutos después, colocando los platos frente a él.
Deja a un lado el periódico y de mala gana le da una probada a los huevos..

—No puedes hacer nada bien—dice lanzando los platos al suelo—. Mejor me voy a trabajar lejos de este basurero, entre tu ineptitud y los gritos de esos niños hacen de esta casa un infierno.

Pasa a mi lado empujándome a su paso y me veo atrapada por un instante en su mirada que por primera vez en mucho tiempo siento que me quema en cuerpo y alma.

Mis niños llegan a mi lado, Math se aferra a mis muslos y la pequeña aun llorosa se acurruca en mis brazos. Los tres nos quemamos en el calor de sus ojos. Entonces pienso que quizás mamá tenía razón y el calor se convirtió en fuego voraz y desmedido que me hace daño como si fuese una paliza.

Detengo mi llanto sin sentido.. él no me ha golpeado… debo recordar eso y también que él tiene muchas cosas buenas y yo hago muchas cosas mal que lo molestan y encienden su temperamento.

Resuelta a hacer las cosas mejor para nuestra familia, me recompongo limpiando y besando los rostros de mis hijos.

—Mamá, papá se ha ido ¿ya podemos comer el desayuno?

—Si cariño, ya podemos desayunar.






Ale Peña
Mi Papá Es Mi Ídolo

No importa cuánto tiempo pase, ni tampoco que tan duros sean los golpes de la vida. Siempre te extrañaré.
Añoro tanto ser tu princesa, la niña de tus ojos, sentir el calor de tus abrazos, la calidez de tus palabras y el amor en tu mirada.
Tu ejemplo demostrándome el camino, es tan necesario en estos momentos, en los que no sé si voy por el camino o correcto.
No importa que tan molesta esté contigo, por no estar aquí, en los momentos más difíciles de mi vida.
Siempre recuerdo esa última noche a tu lado, cuando un te amo se quedó atravesado en mi garganta, mientras tus últimas palabras salían de tu boca, para decirme lo importante que era para ti.
Quizá, te equivocaste y no soy lo que dijiste, pero sin importar, si es verdad o no, siempre que recuerdo esa noche, me lleno de fuerza para continuar.
Te amo, papá. ❤️






Ana Monsalve

Seco mi cabello y luego me fui a maquillar, ya lista con eso me puse mi vestido negro especial para la noche de hoy, me miré al espejo y la imagen que me devolvía era fantástica, tenía un generoso escote que hacía lucir mis senos perfectos, un precioso bordado de flores en la cintura y el detalle más llamativo eran las incrustaciones de pequeños diamantes por toda la falda, brillaba, me hacía lucir hermosa, tomé mi bolso de mano donde tenía todo lo necesario para hoy.

Salí al hall del edificio y afuera me esperaba mi auto, el chofer me saludó y abrió mi puerta, subí en el y luego el chófer puso marcha al lugar al cual nos dirigíamos, estaba nerviosa, era la primera vez que acudía a una fiesta en un lugar como ese, tenía cierta curiosidad por saber como eran esos eventos privados, tomé mi bolso y me puse eso que guardaba con tanto recelo en el y que me gustó tanto en cuanto la vi, mi máscara, era de cuero y negra, me gustaba su forma y lo bien que resaltaba mi mirada con ella.
El chófer paró el auto y me avisó que habíamos llegado, se bajó y me abrió la puerta.

- Disfrute la noche- me dijo con una sonrisa.
No alcance a responder, ya él se había marchado.

Caminé por la alfombra, llegué a los guardias donde entregué mi invitación, una pequeña tarjeta plateada con el nombre del lugar, eso era todo lo que me había enviado.
Entré y todo lo que allí había era exótico, empezando por los bailarines colgados del techo que hacían sensuales movimientos con sus telas, la decoración era maravillosa, nunca había estado en un lugar así, caminé a la barra, me senté en un taburete y pedí un trago, estaba delicioso.

Sentí su presencia antes de que me hablara.

-No sabes lo que provocas, estás hermosa, muy apetecible- me dijo una voz ronca al oído- soy un hombre afortunado.
- ¿Por qué lo dices?- pregunté en voz baja, con una sonrisa en los labios.
- Porque esta noche no te separaras de mí- respondió deslizando su boca por mi cuello, me estremeció con esa caricia.

Me dio la vuelta, tomó mi mano, me miró a los ojos y sonrió, luego nos fuimos a bailar, en ese momento fui consciente que todos nos miraban.

-Tranquila -dijo él-, nadie sabe quien eres- habló en mi oído- nadie sabe quiénes somos, es la ventaja de la máscara.

Se pegó más a mi cuerpo y tomó firme mi cintura, yo llevé mis manos a su pecho, lo recorrí con ellas, mientras él paseaba sus labios desde mi cuello a mi boca, tentandome con un beso que nunca llegaba, sentía como el calor se apoderaba de mi cuerpo cada vez que él hacía eso o movía sus manos por mi espalda, sentía como mi sangre se calentaba cada vez que el besaba ese punto en donde me derretía, sentía su dureza pegada a mi, que era imposible no jadear cada vez que él se movía, sin más preámbulos llegó el beso, un beso caliente, erótico, nuestras lenguas danzaban al son de nuestra excitación sabíamos que no podíamos llegar a más en este lugar, pero fue besarnos y todo a nuestro alrededor desaparecía, no existía nadie más que nuestras respiraciones jadeantes, él y sus besos, estuvimos así unos minutos hasta que nos miramos y nos dijimos todo con ello, salimos de la mano del lugar a su auto, directo al hotel.

Siempre era así, cada vez que nos encontrábamos no podíamos separarnos, nuestros cuerpos se llamaban, se anhelaban sin siquiera saber nuestros nombres, ni conocer nuestro rostros por completo, eramos un misterio para el otro.

Llegamos al hotel y subimos a la habitación de siempre, entre besos, jadeos y caricias, llegamos a nuestra habitación, fue abrir la puerta y el fuego, el calor y la pasión nos consumió, llegamos a la cama y ya no existían barreras entre nosotros, solo nuestras máscaras, nos besamos y entre respiraciones agitadas nos convertimos en uno solo, el orgasmo de esa noche fue arrollador, me llevo a otro mundo, siempre era así con él.

No me di cuenta a que hora me dormí, pero cuando desperté, él aun estaba en la cama cosa que nunca pasaba siempre se iba antes del amanecer, su máscara ya no lo cubría y podía ver perfectamente quien era, vi su rostro y luego sus ojos conectaron con los míos mi respiración se paró y un jadeo agudo salió desde mi garganta.

No podía ser él, se suponía que él estaba muerto.






Laura Serrano

Sed

"Que calor, cuanta sed tengo. Falta mucho para llegar?" Dije, mirando al horizonte. No había más que arena en cualquier dirección que miraras, aún así debíamos seguir caminando para llegar a nuestro destino antes del anochecer.

"Kiara, aún estamos muy lejos! Por qué no dejas de quejarte y mejor aprietas el paso? Vas a paso de tortuga!" Kate, mi hermana gemela, replicó. Ella estaba acostumbrada a caminar por el desierto, por lo que sabía llevarlo. Esta era la primera vez en mi vida que yo hacía tal cosa, y era solo porque ella me había insistido muchísimo en que debía visitar su casa de vacaciones. Aunque se le había pasado decirme el "pequeño" detalle de que estaba en medio de un desierto!

Después de llegar a una duna particularmente alta, Kate me señaló una superficie de metal a lo lejos. "Ahí," dijo. Pocos minutos después, entramos en una habitación amplia con aire acondicionado. Las paredes eran blancas y estaban decoradas con pieles y pinturas de las dunas.

"Tengo que correr al baño. Por qué no vas a tu habitación? Está al fondo a la..." dijo ella mientras corría.

A pesar de haber estado en pleno desierto hacía apenas unos minutos, empezaba a tener frío. Caminé hacia la habitación del fondo a la izquierda y dejé mi bolsa a un lado de la puerta. Cuando me volteé para mirar mejor la habitación, me percaté de que había un hombre exageradamente musculoso echado en la cama, sin camisa. De pronto recordé que Kate no había mencionado a ningún hombre, mucho menos a semejante galán, así que supuse que era un invasor y me dispuse a echar carrera cuando él se levantó de un salto.

"Te estaba esperando, ven aquí," dijo él, tomándome del cuello e impactando mi cuerpo contra la pared. Yo estaba aterrada, no entendía por qué aquel hombre me atacaba con tal violencia. El hombre puso su mano derecha en mi pelvis mientras me seguía ahorcando con la izquierda. Yo jadeaba, desesperada por algo de aire, mientras le arañaba la mano que me aprisionaba.

"Sé que tu hermana está aquí, pero no seas tímida, ella no nos escuchará," él susurro las palabras en mi oído. No me lo podía creer. Aquella bestia iba a aprovecharse de mi! Su toque era delicado, pero era un completo extraño. Adonis o no, no iba a dejar que me tocara.

El hombre comenzó a recorrerme con suaves besos desde la base del cuello hasta la mejilla, debo admitir que no estaba nada mal, el calor de su piel borró todo rastro de frío en mí y se extendió por todo mi cuerpo. Antes de que pudiera llegar a mi boca, cosa que por alguna razón empezaba a desear, la puerta se abrió de golpe. Kate entró echa una fiera. "Qué está pasando aquí!?" Gritaba mientras agitaba los brazos en el aire.

"Kate?" Gritó el hombre con cara de sorpresa, dejándome libre de inmediato.

"Kate!" Exclamé yo con alivio, corriendo hacia ella.

"Por qué estabas encima de mi hermana, idiota?" Gritó ella, acercandoce al hombre.

"Yo... Ustedes sí que son gemelas, eh? Creí que eras tú!" Dijo él, estallando en risas.

"Qué? La confundiste conmigo!?" Mi hermana también comenzó a reírse, luego lo tomó de la mano y ambos se besaron apasionadamente. Por un momento me sentí en la escena final de la película más cursi en cartelera.

"Kate, qué está pasando?" Pregunté muy confundida.

"Kiara, él es mi prometido, Hock. Espero que no te haya asustado, puede ser un poco... Apasionado," respondió ella con una sonrisa.







Marifer Jorquera

Miraba las llamas del fuego que casi la inundaban, el calor era inminente y la cercanía del fuego era preocupante.
Para ella no lo era tanto, el calor de las llamas era liberador, era dejar el pasado atrás y la única forma era que el fuego destruyera lo que fue su pasado, el dolor de la traición y por sobre todo el dolor de haber sido vulnerada por aquellos que debían protegerla.
El calor de las llamas hacia que cada recuerdo horrible de su vida disminuyera un poco…
Nunca se iría del todo el dolor, pero se dejó envolver por esas llamas sanadoras.
Todo quedó atrás.
La rabia.
El llanto desconsolado.
Su madre haciendo caso omiso de su dolor.
Su padre abusador.
Dio la vuelta, tomó su maleta y llamó a los bomberos desde su celular.
Huyó del lugar dejando atrás el dolor y a toda su familia encerrada en la casa que se incendiaba sin poder salir.









Cual les ha gustado más???

Este mes que ya está corriendo y aunque para muchos son Vacaciones raras, pues veremos la inspiración que se encuentra con este tema.

Nos vemos más o menos en un mes.

Besitos!!!




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