viernes, 18 de diciembre de 2020

(Recopilación) Yo Escribo Noviembre BFD / Miedo by Varias Autoras

Yo Escribo Noviembre BFD

Miedo


Varias Autoras


María Elena Rangel, Evelyn Cuellar, Freya Asgard, Ale Peña, Daniela Masen

Hello, Hello!!!


Bueno, este mes fuimos todavía menos en este reto de escritura, pero no por eso el ánimo decae y sin duda tenemos muy buenos relatos y no solo lo digo, porque me inspiré bastante y terminé escribiendo tres relatos, que empezaron en una forma de broma para “molestar” un poco a María Elena, Freya y Laura de ver quien estaba más en la oscuridad y precisamente ellas son mis protagonistas en estos relatos… también tenemos un relato de Maria Elena Rangel que es muy tierno, algo difícil ver de ella historias de este tipo, otro de Freya Asgard que sin duda ese final los impactará y finalmente Ale Peña, nos abre su corazón!!!

Pues vamos con los seis relatos de este mes que tuvieron el tema de Miedo.









María Elena Rangel


Siempre hay Motivos para Dar Gracias
—Cariño, ¿qué te pasa? Hace días te noto preocupado.
—No es nada. Es solo que pronto será “Acción de Gracias” y tendré que cenar con mis padres y hermanos —se lamentó el chico.
—¿Cuál es el problema?
—Amor, tendré que contarles quién soy. No sé como lo tomarán.
—Cariño, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¡No van a matarte! ¿O sí?
—Tengo miedo de que me repudien. ¡No lo soportaría, babe!
—Puedo ir contigo, ¿quieres?
—¡No! No quiero exponerte. Si te rechazan a ti, destrozarán mi corazón por completo.
—Cariño, eres tan tierno. No te preocupes tanto; eres una gran persona con un corazón gigante, ¿por qué crees que me enamoré de ti? Verás que no pasa nada. Ellos te quieren y te aceptarán tal cual eres. Igual voy contigo. No te asustes, me quedaré en un hotel. Solo quiero estar allí para ti
—Gracias, amor. Es gratificante saber que te tengo a ti. ¡Te amo!
—Baby, yo también te amo. Estoy contigo en las buenas y en las malas. Aunque algo me dice que todo irá bien.
Llegaron por la mañana al pueblito donde vivía la familia del chico. Se registraron en el pequeño hotel. Esa noche sería la cena de “Acción de Gracias”. Pasaron parte del día descansando. Almorzaron. Ya avanzada la tarde, el chico se bañó y se vistió casual.
—Amor, pasaré a comprar algunas cosas antes de la reunión para llevarle a mi familia; nos vemos luego. Trataré de llegar temprano, quiero celebrar “Acción de Gracias” contigo también —Besó a su pareja y salió de la habitación.
Llegó a casa de su familia. Uno de sus tres hermanos abrió la puerta, lo saludó con entusiasmo y lo abrazó con cariño. Cuando entró a la casa perdió el color en el rostro. Desconcertado preguntó. 
—Pero ¿qué haces aquí? 
Su padre de inmediato lo abrazó, luego su madre se acercó también para darle un beso. Igual hicieron sus hermanos. El padre habló.
—Hijo, tu novio nos explicó todo. Nosotros te amamos por quien eres, no por tu inclinación sexual. Siempre nos hemos sentido orgullosos de ti, de lo que has logrado por tus propios méritos. Y tú pareja es una gran persona también. Así que, vamos a dar gracias porque después de tanto tiempo estás aquí. Mejor dicho, están aquí.
El chico no daba crédito de lo sucedido, sus padres y hermanos lo aceptaban tal cual era. Sin darse cuenta las lágrimas rodaban por sus mejillas. Todo el miedo que sintió se había esfumado. Su novio se acercó.
—¿Ves? Te dije que te querían porque eres una persona maravillosa.
—¡Gracias, amor! ¡Te amo! ¿Lo sabes, verdad? Esta noche celebraremos... Tú y yo.
La madre llamó a cenar y todos se acercaron a dar gracias por todas las cosas extraordinarias que la vida les ofrecía.








Evelyn Cuellar


Un Día Especial

—Elena, si no te quedas quieta, en lugar de verte como la novia hermosa que hoy debes ser, te voy a dejar como Harley Quinn —Laura regaña a su hermana menor, mientras continúa maquillandola— además debemos darnos prisa que el tiempo se nos ha venido encima.

—Toda novia debe darse su importancia —Freya entra en la habitación, su aspecto no es el más adecuado, se ve desaliñada y sucia, por sus poros transpira el alcohol ingerido las horas anteriores.

—¿Se puede saber dónde estabas? —Elena la ve con desprecio mientras con la mirada la recorre de pies a cabeza— mínimo date una ducha y cámbiate de ropa.

—Perdone usted su majestad —hace una reverencia exagerada y se deja caer en el sofá.

—Si mi madre las viera, se avergonzaría de...—Laura comienza a decir.

—Si nos viera querida y lo estaría de todas querida hermanita —Freya saca de su bolso una pequeña licorera y da un gran trago.

—Lo que más temía ella es que cuando no estuviera, nos viéramos como enemigas.

—Sus razones tenía, no conocía bien… demasiado bien.

—Solo un día Freya, les pedí que dejáramos los rencores entre nosotras, hoy me caso y debe...

Freya no contesta nada y se dirige al baño para arreglarse un poco antes de ir a la iglesia.

Tan solo unos minutos después el caos y conmoción reinan en el lobby del hotel, las sirenas de los servicios se escuchan a los lejos.

Una falla mecánica convirtió un día de alegría en una tragedia, cuando el elevador llegó al décimo piso, por seguir discutiendo las tres chicas no lo vieron a tiempo y cayeron al vacío, muriendo instantáneamente.

—¡Pobres chicas! —Un paramédico se lamenta — ¿Ya saben sus identidades?



Una hora antes.

Cuando Elena y Laura estuvieron listas, Freya muy servicial se ofreció a adelantarse para pedirlo y no tuvieran que esperar en el pasillo.

Cuando Freya entró al hotel lo hizo por la parte trasera, donde reciben los proveedores, procurando no ser vista por nadie, antes de subir al quinto piso pasó a la bodega donde están los paneles de control de los elevadores, y cuando salió diez minutos después, pasó piso por piso poniendo el letrero de “no funciona”, incluyendo los quince pisos del hotel para que no se arruinaran sus planes.

Tuvo que esperar un rato en los pisos de arriba antes de bajar por el otro elevador, pasó al bar a tomar una copa antes de abandonar de salir sola de ese lujoso hotel.







Evelyn Cuellar




Sueños Rotos

Laura nunca creyó que romper ese espejo hace unas semanas por accidente le cobraría caro ese descuido.

Nunca creía en los augurios de mala suerte y supersticiones, a pesar de que algunas compañeras de la universidad le dijeron que se cuidara, ella no tenía ni sentía miedo a eso que no podía ver o creer, pero tan solo fueron necesarios quince días para que en un solo día perdiera su trabajo, tres asignaturas las tendrá que presentar en extraordinario, su automóvil se le llevó la grúa y se descompusiera su computadora. ¡Vaya mala suerte!

Ese día llegó a una hora inusual a su departamento, deseaba ver a su prometido, pero estaba tan de mal humor que no quería seguir llamando la mala suerte y prefería darse un baño, meterse en la cama, le urgía que terminara ese día.

Unos ruidos llamaron su atención en cuanto entró al departamento, provenían de la habitación de Elena, sabía que debía respetar su privacidad, ella desconocía que tenía pareja y como la puerta estaba abierta se acercó.

Sus ojos no la engañaban, en la cama estaban Elena y Freya que eran sus mejores amigas de toda la vida, y con ellas estaba Adrián, su prometido.

Cegada de odio y sed de venganza, corrió a su habitación, abrió uno de los cajones y sacó la pistola que su padre le dió para protegerse en la ciudad hace un par de años.

Los vecinos escucharon cuatro impactos de bala.

Entre el caos, Laura logró colarse entre la gente. Le temblaba demasiado la mano, pero en ningún momento tuvo miedo de matarlos. El primer tiro falló, los otros tres los depositó entre tres pares de ojos distintos.









Evelyn Cuellar


Sin Miedo


Elena fue víctima de secuestro hace seis meses, las autoridades lograron rescatarla sana y salva y su familia no fue estafada, pero ella vive con miedo todo el tiempo, se niega salir de casa y cuando lo hace es porque casi la obligan y lo hace acompañada siempre por sus dos hermanas. Freya y Laura no se despegan nunca estando en casa o en el exterior.

Cuando estaba en la calle y veía a lo lejos a alguien, le temblaba todo su cuerpo creyendo que eran ellos que iban por ella, o incluso cuando recibía visitas en casa y no los reconocía inmediatamente debido a la poco luz de su recámara, se asustaba de la misma manera, sabía que vivir con miedo no le llevaría a ninguna parte y tomó una decisión para quitarse esos fantasmas del pasado que cargaba sobre sus hombros.

Un día despertó más temprano que su familia, se baño y arregló como hace mucho no lo hacía, fue a la cocina y preparó el desayuno. Todavía no amanecía, y quería terminar antes de que se levantaran todos, las quería sorprender. Así que se apuró para terminar todo a tiempo para terminar todo.

Preparó con esmero las charolas para Laura y Freya, incluso les puso un florero con un par de flores, un plato de waffles, jugo de naranja, café y fruta picada con yogurt.

La primera en recibir la sorpresa fue Freya, que aunque extrañada, agradeció el gesto de su hermana y comenzó a comer sin levantarse de la cama. Cuando le entregó la charola a Laura sonrió antes de comenzar a desayunar.

Elena salió de la casa ese día y fue la última vez que los vecinos la vieron.

Pasó una semana para que notaran la ausencia de las otras dos hermanas y un fuerte olor putrefacto que inundaba el lugar.

Cuando los servicios entraron rompiendo la puerta, encontraron a las dos chicas en ropa de cama en sus habitaciones y sobre la encimera de la cocina una caja de raticida.










Freya Asgard

Loredana se detuvo antes de salir del edificio con algo de miedo, sentía en su interior una mala sensación, la había tenido todo el día, de hecho, ni siquiera pudo concentrarse en su trabajo, por la mañana su jefe le llamó la atención varias veces, por la tarde, simplemente la ignoró.
En ese momento, su jefe pasó por su lado sin mirarla.
Tomó aire y salió al frío de la noche. No se veía a nadie. Estaba oscuro, demasiado para su gusto.
Llegó a la esquina y el autobús que le servía para ir a su casa abrió la puerta, pero de inmediato la cerró, casi no alcanzó a subir. Ella le reclamó al conductor, pero él no le hizo caso, siguió conduciendo como si nada, ni siquiera le cobró. Era la única pasajera. Su estómago se retorció con miedo, aun así, se sentó en el primer asiento.
Cuando llegó a su destino, se levantó para bajar, sin embargo, el chofer no se detuvo. Ella le reclamó, pero él no le hizo caso, siguió avanzando.
―¡Oiga! Pare, le digo, me tengo que bajar.
El conductor miró hacia atrás por el espejo, pero no dijo nada.
Loredana sacó su teléfono, no tenía señal. Maldijo para sí misma. Las luces del autobús se apagaron y, en una de las salidas, el chofer dio media vuelta.
Con miedo, sin saber qué hacer, se volvió a sentar y a planear cómo iba a enfrentarse a ese tipo.
Al llegar casi a la esquina de su trabajo, otra vez, el conductor abrió la puerta para que entrara un hombre. Sin pensarlo, Loredana aprovechó el momento de bajarse del autobús. Para su sorpresa, ninguno de los dos hizo nada para retenerla.
Decidió volver a la oficina para pedir ayuda. Al llegar, vio que la policía tenía cercado el lugar. Corrió para saber qué pasaba. Entró y vio a su pareja llorando en una silla. Bill apareció con un vaso de agua para Javiera.
―Esta mañana estaba algo rara, distraída, no sé ―explicó él―, cometía errores tan básicos que tuve que llamar su atención varias veces, si hubiera dicho que se sentía mal…
―Ella amaneció un poco rara ―respondió Javiera―, dijo que tenía miedo, no sabía de qué, pero jamás pensé en algo como esto.
Loredana no entendía nada de lo que hablaban, hasta que vio su cuerpo cubierto con un plástico…
―No puedo creer que le haya dado un infarto y que se haya muerto así, en su escritorio…
Javiera se desmayó y Loredana corrió para socorrerla, pero al tocarla, se fundió con ella y quedó atrapada en su cuerpo. Desde entonces, fueron una sola.










Ale Peña

Hay días en los que me odio tanto. Dar la mejor versión de mí cuesta tanto trabajo. La indiferencia hacia los demás, no es más que el miedo a sufrir de nuevo. 
El evitar a todos es mi mejor arma contra el mundo, elegir ser yo la que se aleja, antes que los demás, es mi mejor opción. 
Las voces en mi cabeza, me llevan al pasado, recordándome situaciones que no quiero vivir otra vez, pero negarme una oportunidad, por miedo al repetir la historia, sería peor...
Luchar contra mis miedos, es complicado, pero voy a lograr, así tenga que dejar el corazón en el camino.









Daniela Masen

Ella se rio del juego, y para demostrarse a sí misma que no tenía miedo, decidió hacerlo.
Tenía que estar dentro del armario con las luces apagadas salvo por una vela, desde ahí ya era obvio que le produjera un poco de escalofríos a cualquiera, pero no a ella. Así que de noche se metió únicamente con la vela, golpeó tres veces el suelo y pronunció las palabras: “muéstrame la luz o déjame en la oscuridad”, cuando nada pasó, supo que eran tonterías y no podía creer que fuera arrastrada siquiera a intentarlo, ella misma sopló la vela.
Riéndose salió de ahí y se dirigió a su alcoba, lista para dormir. Se sentía cansada y no podía esperar al día siguiente para burlarse de sus compañeros. Sin embargo, sus pasos no iban a su cama, comenzó a ir hacia la terraza, con pánico intentó detenerse, pero no pudo. No pudo hablar, no pudo parar, su cuerpo ya no era suyo, lo supo cuando escaló al borde de la terraza y cuando saltó; no pudo gritar, pero sí pudo observar con horror como un hombre con el cráneo destrozado la esperaba abajo, sus brazos abiertos, listo para dejarla por siempre en la oscuridad. 









Y bueno, ¿cuál les ha gustado más???

Verdad que son muy buenos???

Veremos si para el mes de diciembre hay más relatos, pero si no, pues los pocos que haya, son muy buenos, o no???

Y con esta entrada, aunque aún falta un mes, la siguiente recopilación saldrá hasta enero.

Gracias por leernos!


Besitos!!!!


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