viernes, 16 de julio de 2021

Yo Escribo Junio / Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano by Varios Autores

 

Yo Escribo Junio BFD


Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano



Varios Autores



Lúthien Númenessë, María Elena Rangel, Neus Sintes, Salvador Alba, Freya Asgard, Yunnuen González, Katty Montenegro, Kelly Belher, Eelynn Cuellar

Hola Hola!!!!


Un mes más ha llegado y con ello la recopilación de este mes con todos los relatos de los diferentes autores que se animaron a escribir y acompañarme.

Ya saben y si no, pues ya lo sabrán, el orden que tienen es como fueron publicando, no hay preferencia de ningún tipo y solo los míos que voy publicando por diversos días y para que mi nombre no salga repetido entre los demás, siempre estarán hasta el final los cinco, bueno, en esta ocasión serán 6, ya que el relato en continuación quedará fuera oficialmente del reto pero lo seguiré escribiendo en el mismo formato de usar los juegos de palabras ya asignados, y sí, en algún momento les compartiré el borrador con las 29 partes que tendrá (de manera tentativa, que conociéndome a final del año tendré más y seguiré pidiendo palabras jajaja), pero bueno, este mes tengo entonces dos relatos con las 4 palabras.

Y por cierto, tenemos una aparecida jajaja con el micro más corto que ha tenido el reto y lo hizo en broma cuando yo me quejé de las palabras, y ella en un instante escribió algo usando las 4 palabras.

Aquí los tienen todos!!!












Lúthien Númenessë


Conducía mi auto en medio del pantano, una pequeña mancha en el mapa me hizo virar en el camino erróneo y ahora me encuentro perdida en medio de la oscuridad.









María Elena Rangel

Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano
Triste Final

¡Qué mala pata! Exclamó Evelyn al encontrarse, entrada ya la noche, en aquella vasta oscuridad. Su auto se había detenido por completo en la soledad de aquel paraje. Hizo a un lado la inquietud que sentía, bajó del auto, abrió la cajuela donde guardaba entre otras cosas una linterna. Rodeó el vehículo, levantó el capó y se dio cuenta que la batería echaba humo. Maldijo por lo bajo al comprobar la gran mancha de humedad debajo del auto, la batería había perdido toda el agua.

Pasó la siguiente hora tratando de encontrar una solución. Ya casi entraba en pánico, para colmo de males su móvil no tenía cobertura en ese lugar. Decidió caminar un poco por los alrededores, tratando de no alejarse mucho; había avanzado unos cuantos pasos cuando se percató del gran pantano que circundaba el lugar, la oscuridad le otorgaba un aspecto lúgubre a la zona, se volvió para regresar al carro pero no pudo, algo le desgarraba la pierna haciendo que de su garganta brotara un aullido de dolor. Cuando a los días encontraron su auto no había rastro de Evelyn por ningún sitio; solo encontraron un gran cocodrilo dormido con las fauces abiertas donde reposaba, burlón, un zapato de mujer.









Neus Sintes

Mancha /Auto / oscuridad / Pantano
El Misterio Del Pantano

Jhon dormía plácidamente, cuando una llamado de su jefe, desde el departamento policial, le despertó en mitad de la noche, para que fuera a investigar un sospechoso caso. Jhon pertenecía al departamento de investigación y criminología.

-Ring, Ring... - empezó a sonar el teléfono de Jhon, cerca de su mesita de noche.

-¿Diga? - respondió este con voz ronca, medio dormido.

-Jhon, soy Mickel. Siento despertarte a estas horas de la madrugada... - se disculpó

-¿Ha sucedido algo? - preguntó Jhon, mientras se frotaba los ojos.

-Hemos encontrado el cuerpo de la señora Flams sin vida. Residía en la casa del pantano.

-De acuerdo. Iré a echar un vistazo. A ver si puedo sonsacar alguna información, de lo sucedido.

-Gracias Jhon. Quedamos a tu espera. - respondió Mickel.

Jhon se vistió con lo primero que encontró. Mientras preparaba la máquina de café. Hacía unos años que se había separado de la que fue su mujer. Desde ese día, sus relaciones habían sido esporádicas, pero nunca más se planteó tener una relación seria. Si tenía ganas de estar con una mujer, para satisfacer sus necesidades varoniles, era tan fácil como marcar un número de teléfono y una chica de compañía se presentaba en su domicilio.

Su vida personal era solitaria. Pero Jhon lo prefería así, a pasarlo en pareja donde siempre aparecían discusiones que no llevaban a ningún lado. Veía a algunos de sus amigos casados, otros con hijos a su cargo, con los que apenas podía quedar, porque sus vidas se habían vuelto monótonas, rutinarias y con gustos muy distintos a los de Jhon.

Mientras arrancaba su auto, pensaba en que podría haber ocurrido en la casa del pantano. Se adentro en la autopista, encendió las luces y se sumergió, envuelto en la oscuridad de la noche.

Al llegar al lugar indicado, encontró varios policías, encargados de que nadie entrara sin permiso. Cerrando el paso con las cintas habituales y tomando huellas del lugar del crimen. Sus ojos se adaptaron a la oscuridad, dando paso a reconocer a a algunos de los policías que se encontraban en el lugar. No había sido el único en ser llamado.

-Buenas noches - Me han llamado para informar del crimen. Mi nombre es Jhon, criminólogo. Indico con un apretón de manos al policía encargado.
-Buenas noches - Sí, me han hablado de usted. Pase, por favor.

Ei impacto al ver a la señora Flams, fue más fuerte de lo que esperaba. La encontró tendida en el suelo, cerca de las escaleras que daban al porche. Era mujer menuda, con una gran autoestima y seguridad en sí misma. Una mujer sin miedos. Verla, cubierta por la mancha de sangre, le recordó que la vida es un camino por el que todos hemos de pasar, por muy fuertes o decididos que seamos, siempre hay algo o alguien que por fragmentos de segundos, nos arrebata la vida, dando paso a la muerte.

Las aguas del pantano se encontraban muy revueltas esa noche. Al acercarse, unos ojos diminutos le estaban observando en la cercanía.









Salvador Alba

Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano
El Principio Del Fin

Una mancha de proporciones aberrantes cubría el cielo de una tarde de Junio. Adriano conducía su auto, un Dodge Challenger azul que contrastaba con la luz del sol. Conforme recorría kilómetros, su entorno se llenaba de oscuridad hasta parecer estar en plena noche. Aquella mancha paranormal parecía transformar todo cuanto abarcaba, incluso el aire se respiraba húmedo, frío, parecía como si la muerte se metiera en los pulmones, con la diferencia de que el olor no era nauseabundo, ni siquiera fétido, era algo… agradable, se podía decir. Adriano detuvo el auto en un precipicio, se bajó y contempló desde el filo el pantano que tenía a sus pies. No era normal, el agua que reflejaba la oscuridad del cielo parecía estar iluminada desde más allá de sus entrañas. El entorno no tardó mucho en enmudecer, y comenzó un ligero temblor que espantó a aves y demás animales terrestres. En el centro del pantano, se abrió un agujero por el que un haz de luz salió disparado hasta más allá de las nubes y por el que una criatura extremadamente delgada, bípeda, de color blanco y miembros nervudos levitó hasta quedarse a varios metros por encima del nivel del agua. Adriano sacó su cámara profesional y fotografió al ser.

—No sabes cuánto tiempo llevo tras de ti. Ahora tengo que darte caza, antes de que el fin del mundo se haga posible con tu resurrección.









Freya Asgard

Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano
Oscuridad

Karim ya no volvió a hablar de Siara, admitió ante todos que solo había sido un sueño y que él creyó que era un sueño que podría convertirse en realidad, pero ya se había dado cuenta de que era una fantasía.

Raúl también ayudó a corroborar esta información y le dio tranquilidad a su familia de que lo de Karim fue solo algo pasajero.

Los dos amigos salieron en su automóvil rumbo a la playa, de pronto, se fue la electricidad y todo quedó en completa en oscuridad. Incluso, la luz del vehículo se apagó.

―¡Para el auto! ―gritó Karim.

―¿Qué pasó? ―preguntó Raúl, fuera de sí tras detenerse.

―No sé, esto está raro. No se ve nada.

―Sí se ve algo. Una mancha ahí, más adelante.

―¿Qué es, Karim? ―A la mente del joven llegaron las palabras del extraño hombre, que habría quienes quisieran lastimar a su amigo. Incluso matarlo.

―No sé qué es eso, nunca lo había visto.

La mancha desapareció, también todo lo demás. Las casas, la calle, los otros coches…

―¿Y si nos bajamos a ver? ―inquirió Raúl.

―No. No. Puede ser una trampa. Karkamash me dijo que debía tener cuidado.

―Sí, es cierto.

De pronto, el automóvil comenzó a hundirse. Raúl abrió la puerta para ver lo que ocurría. Cerró con prisa y miró a su amigo, aterrado.

―Estamos en medio de un pantano…









Yunnuen González

Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano
Árbol Llorón

¿Han escuchado acerca de un árbol llorón en medio de un pantano, cuyo llanto se ha escuchado cuando el viento habla con él?
La historia dice que un hombre condujo su auto último modelo dentro de la oscuridad perpetua hasta el pantano para deshacerse del cuerpo de su amada, quién horas atrás le había confesado que la soledad en la que la encerró mató el amor que le tenía.
En un ataque de desesperación al verla marcharse con solo una maleta, le arrancó la vida. Ella no suplicó, pues sin él ya estaba muerta. Él solo estaba terminando el sufrimiento que al final la llevó a confesarse.
El amor puede crear vida, pero también violencia y finalmente muerte.
El hombre despertó de la pesadilla para encontrar las huellas de la vida de su amada esparcidas por doquier. Su alma manchada se desgarró cuando ella no despertó.
Y en un llanto que, algunos dicen desgarró a la muerte, le susurró que la trajera a ese punto en el pantano. Lejos de todo.
Ahí, en medio de aguas infestadas de animales desterrados de la belleza, había una pequeña isla. El hombre cavó una tumba con sus propias manos, desgarrando su piel y el alma en llanto. Suplicó una y otra vez que el tiempo regresara. No al momento en donde perdió la cabeza y cometió tal atrocidad, sino al día en que ella empezó a sentirse olvidada.
—Lo siento —dijo a su amada. Limpió con sus propias lágrimas su hermoso rostro ensangrentado, hasta descubrir en ella una paz al fin alcanzada. Después se acostó a su lado para morir junto a ella.
—Jamás volverás estar sola —le prometió mientras que permitía que la muerte también viniera por él.
La naturaleza hizo su trabajo con el tiempo y un árbol creció de ese amor que no tuvo un «para siempre felices» en vida.
El árbol que ahora narra con su llanto el momento en que destruí lo que más he amado.









Katty Montenegro

Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano

Karma

Evelyn camina a paso lento, ya no puede más del cansancio. En vano estira su mano cada vez que ve luces, con la esperanza de que algún conductor la vea y detenga su auto para ayudarla. Ya sin ánimos de nada, se hecha a llorar a la orilla de la carretera.
―¿Qué pasa? ¿Ya perdiste las esperanzas? ―resuena burlona la voz de Katty.
―Creo que quiere irse de aquí ―sigue María.
―Ustedes no son reales ―contesta furiosa Evelyn.
―Tan reales como el auto que te vino a dejar varada en medio de este pantano, niña.
―¿Qué? ¡Yo las atropellé!
Evelyn se levanta para tratar de verlas, pero la oscuridad que produce la niebla no la deja ver mucho. De pronto unas luces asoman a lo lejos. Rápidamente vuelve a estirar su mano… en vano.
―No te ven ―explica María―, los vivos solo pueden ver a los vivos.
―Yo no estoy muerta ―rebate Evelyn.
―No, claro que no ―interviene Katty―. No estas ni aquí, ni allá… 
―¿No te has preguntado por qué no nos ves?
―Es porque está oscuro.
―No, linda… Verás, tu accidente fue tan trágico, que pensaste que seguías avanzando y por un segundo, cuando tu corazón se detuvo completamente lograste vernos, pero escapaste del miedo que te causamos.
―¿Qué accidente?
―Chocaste ―contesta Katty cansada de tantas vueltas―. Tu auto tiene una enorme mancha de sangre por el golpe que te diste.
―Eso no es cierto.
―¿Y cómo llegaste aquí entonces? ―lanza socarrona Katty.
―Mi auto se averió, siempre pasa, yo… no… no es cierto… estoy cansada y no recuerdo, pero eso debió pasar, siempre pasa…
―En este momento te debates entre la vida y la muerte.
Ambas desaparecen, dejándola sola en medio de aquella inmensa oscuridad.
―El golpe fue muy fuerte ―comunica el medico a los familiares de Evelyn―. Estamos haciendo todo lo posible, pero no puedo prometerles nada, es muy probable que quede con daños neurológicos severos o… en estado vegetal.









Kelly Belher

Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano


“Alumbrándose con una lámpara de mano, Lorreine West seguía la mancha que corría por los adoquines de entrada.

Pasaba de la medianoche cuando aquellos ruidos extraños la sacaron de los tiernos brazos del sueño reparador. Gimió en su cama y se retorció aún un tanto adormilada, hasta que un golpe sordo la sobresaltó y despertó por completo.

La cama estaba vacía, no había señales de él a su alrededor. Sólo sus botas, llenas de barro, que descansaban al final del corredor.

Se calzó las pantuflas, rebuscó en su buró y salió envuelta en una bata sin imaginar a dónde la llevaría su cacería. Siguió inocentemente las huellas que había dejado él detrás, las cuales señalaban el camino hacia su cochera.

La puerta estaba entreabierta y se coló por debajo de ella. Adentro todo estaba oscuro mas no silencioso y el único pequeño ruido venía del otro lado de la camioneta que ocupaba la mitad del espacio. Anduvo en esa dirección y ahí lo encontró, descalzo, agachado cerca del motor.

Estaba cambiando las llantas, empapado de sudor.

Su mirada seria la hizo tragarse el grito de espanto que el verlo casi le arrancó.

Él se puso de pie y le tapó la boca con una mano, arrebatándole la linterna y apagándola con un suave ‘clic’. El corazón de la joven le latía desbocado en el pecho, y la intranquila postura del hombre más se lo aceleró. El toque de sus manos sobre su piel estaba lanzando una clase de escalofríos muy distintos a lo que había hecho tan sólo unas horas atrás.

Lorreine le apartó la mano de su rostro con brusquedad.

—¿Qué es esto? —siseó en un susurro.

Él la miró a los ojos y había algo en ellos, algo extraño, que la hizo paralizarse en su lugar.

No le dijo nada, sólo la observó.

Ella miró a su alrededor, acostumbrándose al suave brillo de la luna que se colaba por la ventana:

Había más lodo en el interior, seguro proveniente del pantano al final del camino. Una pala yacía recargada contra el capó de la camioneta, un auto que reconocía pero que no le pertenecía ocupaba el resto de la cochera y una pila de ropa se arrebujaba en el suelo junto a las manchas de sangre.

Había mucha sangre.

Cuando ella lo miró de nuevo, encontró en sus ojos un rastro de pena.

Pero no de pesar.

—Fue Este —susurró—. Mi esposa nos descubrió.”








Eelynn Cuellar

Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano
No Exactamente

No sé cuántas horas llevamos caminando, mis pies me duelen muchísimo y estoy casi segura que hasta ampollas ya tengo, daría lo que fuera porque Jordan tuviera un auto, así dejaría de martirizar a mi cuerpo y podría descansar. Aparte que la oscuridad ya se cierne sobre nosotros y podríamos ser presas más fáciles ya sea de mí manada o de alguna otra especie que hay en el lugar. Incluso en un momento que estuve tentada en decirle que me podía transformar y llevarlo sobre mi, aunque desistí antes de decirlo en voz alta, el tipo es grande y con lo maltrecha que estoy en estos momentos no creo poder soportar su peso, vamos, ¿a quién quiero engañar? Yo creo que ni estando descansada y sana podría hacerlo, y la pata... Pierna estando en estas condiciones, simplemente es un sueño guajiro.

—¿Falta mucho?

Creo que después de la quincuagésima vez que le he preguntado lo mismo, ya no se digna a que me conteste, solo gruñe y me dirige una pequeña mirada, pero llena de furia, que si fueran navajas, ya estaría muerta desde hace mucho, así que es mejor plantearme mejor cómo acercarme a él si es que deseo tener respuestas.

—¿A dónde vamos?

—Si no guardas silencio pequeña, tendré que ir en contra de mis principios y desapareceré tu cuerpo en el pantano al que estamos a punto de llegar —gruñe su respuesta de pocos amigos.

—¿Hay un pantano por aquí?

Se supone que desde niña, muchos se encargaron de enseñarme a la perfección todos estos terrenos, aunque el cansancio, el hambre que tengo y que cuando hui me perdí un poco, en realidad es que no tengo la menor idea en dónde nos encontramos.

—Si... No —se detiene de golpe y choco contra su espalda— no tengo idea, había...

—¿Estamos perdidos?

—Mmm no.

—No te escucho muy convencido.

—Mira pequeña —se me queda viendo y tengo la impresión que está contando mentalmente— si no me hubieras atosigado con tantas preguntas molestas, hubiera estado más concentrado y...

—¡Me lleva... Estamos perdidos!

—No necesariamente.

—¿Entonces si sabes dónde estamos?

—No necesariamente.

—Me tenía que rescatar un gran conversador.

—No...

—No te atrevas a contestarme con tu «no necesariamente», —lo interrumpo— que soy capaz de encontrar ese pantano o cavar en la tierra...

—Si me dejaras hablar.

—Oookay.

—Y sí, no necesariamente estamos perdidos, más o menos sé dónde estamos y si estoy en lo correcto, sé quién puede ayudarnos en este momento.

—Pues Don No Necesariamente, temo decirte que mis pies ya no pueden dar un paso más, quizá si pudiera...

—No te atrevas, en primer lugar podrían olerte y en segundo, a dónde nos dirigimos no le gustan los perros.

—Oookay vaquerito, para empezar que descortés, que me llames así, y segundo, quizá en cuatro patas podría andar más rápido y así ya no te atrasaré mucho más, en esta forma ya no puedo dar un paso más.

—Eso se puede solucionar fácil.

Se voltea y como si fuera un bulto me echa sobre su hombro izquierdo y comienza a caminar muy rápido. Intento resistirme al principio, pero a pesar del aroma que desprende todo su ser, hay algo en él que me gusta y para no hacer la carga más pesada, intento no moverme mucho.

—Y lo de los perros no es cosa mía, jamás me atrevería a decirte así pequeña, ella es quien los considera así.

—Y ya que no le gusta lo que yo soy, ¿Por qué vamos entonces para allá?

—Me debe un favor y bueno, ella está de nuestro lado.

—¿Cuál lado? De qué me estoy perdiendo.

—Creo que no conoces toda la profecía, bueno, no me extraña, solo debes conocer la parte que eres La Elegida que ayudará a tu pueblo, ¿Estoy en lo correcto?

—Algo así.

—Pues resulta que hay más, mucho más, no solo engendrarías al líder de tu manada, él o ella será... —me baja de su hombro y me coloca frente a él— depende de quién lo críe, puede ser la salvación o perdición de muchas razas, del mundo que conoces —pone un dedo sobre mis labios— no te asustes, yo soy de los buenos, pero hay hadas y lobos que... Desde antes que nacieras te han manipulado y no solo a ti.

—Pero, ayer debí concebirlo.

—No necesariamente.

—¿Volvemos a lo mismo?

—Es cierto que la luna roja favorecía la situación, como iba a ser tu primera transformación para los tuyos tenía otro significado, pero... Bueno, esa brecha para que nazca es más amplia y no, —me interrumpe antes de que hable— a mi no me corresponde contarte esto y creo que he hablado de más, pero entre más fuerte tu seas... 

—¿Qué sucederá?

—Será mejor que continuemos nuestro camino.

Y sin esperar a que dijera algo más, me volvió a cargar y siguió caminando, ya guardé silencio al igual que él, aparte que lo poco que me dijo está repitiéndose una y otra vez en mi cabeza intentando entender lo que me quiso decir.

—Llegamos.

Estamos frente a una casa, o lo que debería ser, es más bien una choza que se cae de vieja a pedazos.

Caminamos durante toda la noche y comienza a amanecer.

La puerta se abre y sale una mujer, su ropa tiene una gran mancha que parece ser de sangre que me provoca escalofríos y me causa temor e incertidumbre sobre en dónde me estoy metiendo.









Mancha / Auto / Oscuridad / Pantano
Desaparecidas

Nunca me ha gustado conducir en la noche, es cierto, no tengo visión de águila, pero tampoco estoy tan ciega como un topo. Si Alexis no me hubiera entretenido con un "rapidín" de despedida, habría salido a buena hora de casa y no estaría aquí en estos momentos.

Según mi madre no hay nada peligroso y nunca ha pasado nada, pero estoy casi segura que jamás a estado aquí, en la noche por lo menos, cuando la oscuridad es tan densa como si fuera niebla, que la visión es casi nula, no pensaría lo mismo, bueno, durante el día tampoco se ve muy tranquila la zona que digamos y se le sumamos que soy una cobardica, es que me urgen salir de aquí.

Al pantano hay que tenerle respeto, porque un descuido y no quiero imaginar que pueda suceder, quizá hasta cocodrilos haya y no dudo que hasta algún cadáver que quisieran desaparecer.

Le subo el volumen a la radio, está sonando una de mis canciones favoritas, así que comienzo a cantar fuertemente y no muy afinada que digamos, pero ya que no hay nadie que me escuche no me importa, y aunque hubiera, que me critiquen.

Solo ruego que el auto no me haga una de las suyas y me deje tirada como tantas veces lo ha hecho. De repente choca algo en el parabrisas e intento limpiarlo y lo único que provocó es una gran mancha frente a mi. Apago el motor y dudando bastante, con temor, sé que no me queda otra que bajar y limpiar para seguir mi camino. Busco algún trapo en la guantera, a falta de algo más práctico tomo la mascada de mi cuello y salgo a la noche fría.

—¿Te has perdido?

Esa voz...

—¿Nos has extrañado?

Ahí están

¡No puede ser! Hace casi un año desaparecieron y nunca se supo más de ellas ni encontraron sus cuerpos. Las autoridades cerraron el caso a los meses y hasta sus familias se despidieron de ellas.

No pueden estar vivas, de eso estoy casi segura a pesar de la distancia. A Katty le falta por lo menos una mano y María Elena gran parte de una pierna. Sin pensarlo mucho me subo al auto, lo enciendo y no me importa nada, paso por encima de ellas, si no estaban muertas, ahora sí deben estarlo. De vez en cuando veo el retrovisor, solo para comprobar que sigo sola y no vienen detrás de mí.









Mancha
Cena Romántica

Nunca he sido muy escrupulosa con la limpieza, en realidad poco tiempo me queda para ello, el trabajar todo el día y por las noches y fines de semana estudiando la maestría me es imposible, es por eso que una señora viene a trabajar tres veces a la semana a casa, haciéndome la compra, poner la lavadora y mantener en orden mi desorden.

Vida romántica, es que no tengo la menor idea de que es eso, así que esta cita es un regalo de los dioses, aparte que el chico me encanta y es un bombón que quiero comerme. Todo iba bien hasta que mis manos temblorosas volcaron el vino tinto sobre mi vestido blanco. Usar agua fue mala idea, la mancha se extendió horrible y él muy amable me trajo algo de ropa deportiva, para lavarlo, no vi nada de malo en eso y se lo agradecí.

Ahora estoy en casa frotando fuertemente. Si el vino es difícil de sacar, la sangre es peor. El desgraciado me agredió... Intentó hacerlo cuando me estaba cambiando de ropa, forcejeamos mientras intentaba escaparme de sus manos, resbaló y se golpeó en la cabeza, pero antes de caer al suelo me abrazó. No sé si está bien o ha muerto, yo salí corriendo de su casa y estoy aquí a las tres de la mañana intentando sacar la mancha de mi vestido.









Auto
Noche De Chicas

Aún recuerdo el infierno que fue que mi padre me enseñara a conducir hace algunos años, era grito tras grito, incluso intenté desertar de su enseñanza, pero eso fue imposible, no me dejó.

Y sí, aprendí a conducir bien, pero tenía tanto pánico hacerlo, que realmente casi nunca lo hago.

Un día Carol, mi mejor amiga me dijo que su marido había salido de viaje y como el mío tenía guardia en el hospital, era la noche perfecta para una noche de chicas.

Nos quedamos de ver en un bar, cuando cerraron el lugar, ambas estuvimos de acuerdo que aún era temprano para regresar, pero en cuanto salimos me da las llaves.

—Mejor maneja tú, ya hace mucho no lo hago.

—Yo no sé.

—¿Y cómo llegaste aquí?

—Me trajo un vecino aprovechando que su auto no funcionaba y que trabaja cerca de aquí.

En cuanto puse la llave en el encendido y la giré, una corriente recorrió todo mi cuerpo y puse inmediatamente el acelerador. Esta noche de chicas, estaba a nada que nos convirtiéramos en la nuevas Thelma y Louise... Por desgracia un bote de basura y un césped se atravesó en nuestro camino, pero quién nos detuvo fue un buzón y el porche de una casa, lógicamente los dueños de la casa prendieron sus luces inmediatamente y no había manera que nos pudiéramos escapar de esta..

No quiero imaginar el grito en el cielo que pondrá el marido de Carol que tendrá que sacarlo del corralón, pagar los arreglos de la casa y los pequeños golpecitos que tiene su automóvil, ambas sabemos que lo quiere más que a su mujer y por eso en un acto de rebeldía ella decidió sacarlo esta noche.









Oscuridad
Tú Corazón

Nunca le he tenido miedo a la oscuridad, mis ojos jamás han visto la luz. Así nací y aprendí a vivir con ello.

Quizá no conozca los colores, y aunque mis demás sentidos se han desarrollado más, sé que no es lo mismo, no podré distinguir sus rostros o conocer todas esas formas que no conozco, pero nadie como yo, para reconocer los latidos de tu corazón y saber cómo te sientes, o notar esas pequeñas variaciones que sueles tener cuando estás triste, enamorada, alegre emocionada, enojada... Bueno cuando esto sucede, hasta los vecinos se enteran de ello.

Se que te acercas a mi por la cadencia de tus pasos y ya ni decir de tu dulce aroma que distingo con mucha anticipación. Eres mi mundo, el amor de mi vida.

En el veterinario, todos juraban que nadie me adoptaría, ¿Quién en su sano juicio adoptaría a un gatito ciego? Solo alguien con un gran corazón, en cuanto me viste, me abrazaste y nunca me soltaste, adaptaste tu hogar, para que fuera apto a mis necesidades, incluso, trajiste con nosotros a un hermanito para que me ayudara y me guiara cuando tú tienes que ir a trabajar.

Vivo en la oscuridad, mis ojos no pueden ver la luz, pero tú amor es suficiente para nunca tener miedo.









Pantano
Manchas

—Amor, ¿Recuerdas que hace unas semanas te dije que el jardín parecía una selva?

—¿Cuándo me dijiste eso?

—Hace varias semanas y te lo he dicho mínimo una docena de veces, y me dijiste que podarías el pasto.

—Ahora sí, el próximo domingo, antes del partido, te prometo que lo hago.

—¿Podría ser antes?

—¿Es muy urgente?

—Pues es que ahora con las lluvias, eso ya parece un pantano, y te informo que manchas, al que acabas de bañar se ha metido ahí y no quiero imaginar en qué condiciones va a salir.

—¡Manchaaaaasssss! —grita al tiempo que sale corriendo de casa

—Ven Manchas, es hora de comer, mientras papi limpia y te busca en el jardín.







Ya sé que les debo la continuación de los relatos anteriores, donde hubo una caída y una posible muerte de alguno de los autores que me están acompañando en el Yo Escribo... la verdad aun no decido el final jajaja, así que quizá un día sepamos quien ha sido, y bueno, que salí también con la sorpresa que el relato largo ya no será parte del reto como tal... pero bueno, aunque hubo una muerte, digo dos... pues solo era para desquitarme un poquito con ellas jajaja

Y ya saben que tenemos más o menos en un mes (andan raras mis fechas, con eso que voy un poco adelantada con algunas lecturas y he estado metiendo más entradas de lo habitual), tendremos la recopilación de Julio de todos los autores y por esas fechas saldrá mi siguiente recopilación (mía) del mes de Julio.

Y bueno, como ya me habían dicho, creo que el juego de palabras se nota que nos hace sacar el lado oscuro a la mayoría y se pueden ver en los relatos que hubo esta ocasión, algún día saldremos de ahí???

Gracias por leernos y pronto veremos que nos deparan las palabras Sueño, Bruja, Verde y Lealtad.

Besitos!!!









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