#YoEscriboDiciembreBFD
Y llegamos con la última recopilación del primer año de #YoEscribo, como ya imaginaba, diciembre estaría un poco flojo debido que a pesar de la pandemia, hay más compromisos y la gente anda corriendo, pero no por eso nos vamos a quejar, que las únicas dos autoras que estuvieron todos los meses no podían fallar y nos han dado una gran fiesta con sus relatos, y yo, pues para no variar terminé escribiendo dos, ya que uno me salió más largo… y alguien que nos abrió su corazón, ciera el año y el reto...
María Elena Rangel
Fiesta Infortunada
La navidad es una festividad para estar en familia... Delia sabía eso, pero ese día peleó con su hermana y no se sentía cómoda, no quería dañar la cena a sus padres, ellos no lo merecían. Recordó que su amiga Lola la había invitado a una fiesta en casa de unos amigos de ella. No estaba segura de asistir por pasar la velada con su familia, pero el altercado con su hermana la hizo aceptar la invitación.
Al poco rato de llegar se dio cuenta que no debía estar allí. Muchos de los chicos fumaban cosas extrañas, no eran cigarrillos comunes; parejas más que cariñosas llenaban los rincones. Delia se sintió fuera de lugar en aquella fiesta, sin despedirse de su amiga salió de aquel sitio. La noche era oscura y solitaria, todo el mundo debía encontrarse en su casa, con su familia, celebrando la llegada de la navidad.
Caminó un largo trecho tratando de encontrar un taxi que la regresara a su morada, pero todos los que pasaban ya estaban tomados. Estaba por devolverse para pedirle a su amiga que la llevara y luego volviera al convite, cuando le taparon la boca y la arrastraron a un lúgubre callejón cercano. Esa noche no llegó al festejo en su hogar.
Noticiero meridiano.
El cuerpo sin vida de una joven aún no identificada fue encontrado en un callejón del sector Flor Amarilla. Se presume que es la cuarta víctima del asesino serial que opera en la ciudad. Junto a su cuerpo se encontró un ramo de muérdago, al igual que en las otras chicas asesinadas.
Freya Asgard
Casandra se miró al espejo antes de bajar al comedor del hotel, donde realizarían la cena de Navidad, su esposo lo había arrendado para ellos y sus amigos, quería una fiesta tan grande como su ego.
Al llegar al lado de su marido, le dio un corto beso, a la rápida, pues él debía atender a sus más de cien invitados.
De ahí en más, todo fue un torbellino de sucesos. La gente vivía la algarabía de la fiesta con gran emoción y mucho estruendo.
A eso de las tres de la mañana, los sucesos se desbordaron. El alcohol que circulaba a raudales había hecho mella en demasiados invitados, los que, de repente, se pusieron a discutir, se alteraron más hasta que se tranzaron a golpes. Román, el esposo de Casandra, intervino para acabar con la gresca. Pero uno de los amigos sacó un arma y comenzó a disparar al aire, producto de su borrachera. Una de las balas le llegó directo a la cabeza al anfitrión, el que cayó muerto en el acto.
Casandra se lanzó sobre el cuerpo inerte de su esposo, llorando y gritando. Cuando la policía llegó, la tuvieron que sacar casi a la fuerza.
Tres días más tarde se realizaron los funerales y una semana después se leyó el testamento, por supuesto, Casandra era la heredera universal de Román.
Dos meses más tarde, salió en libertad el hombre que disparó contra Román y se fue directamente a la casa de Casandra.
―Yo sabía que no me dejarías allí ―le dijo nada más verla abrir la puerta.
―Costó un poco y lo lamento, pero ya estás fuera.
―Sí, salió todo tal cual lo planeamos.
El hombre entró y, tras cerrar la puerta, besó a la mujer con la necesidad de esos dos meses de espera.
Por fin, ambos eran libres.
Eelynn Cuellar
Boda En Navidad
Ya está a la vuelta de la esquina el mes de los hipócritas y derroches a lo estúpido... Sí, lo reconozco soy Grinch, Scrooge o Krampus, o como me quieran llamar, la neta me vale lo que piensen de mí, odio estas fiestas.
Yo antes no era así, incluso era de esas personas que amaba estas fechas y no solo de niño, en realidad amaba todo lo que implica estas fechas, como poner el arbolito, el nacimiento, las compras... Adornar como si fuera la villa de Santa, e incluso me convertí en experto en hacer el ponche y adornar las piñatas, es más, me sabía de memoria las letanías que se cantaban en las posadas.
Era sin duda un cliché, pero éramos felices ambos con esta decisión y nos casaríamos el día de Navidad.
Cuando le pedí matrimonio sabíamos que sería complicado debido a que los compromisos familiares están a la orden del día, para los invitados sería complicado acompañaros ese día, pero que mejor recalentado que hacerlo en nuestra boda, era el plan perfecto.
Los nervios a mil, que llegué una hora antes de la ceremonia... Dos horas la esperé en el altar, hasta que el sacerdote me dijo que tenía otro compromiso y me fui directo a un bar, dónde intenté ahogar mi dolor. La muy perra me dejó plantado en nuestro día.
De eso han pasado cinco años y tengo motivos suficientes para odiar estas fechas.
Tarde me enteré de lo que sucedió. Y mi dolor fue mayor si era posible.
Un borracho embistió el automóvil dónde venía, y ella falleció al instante.
Mientras todos celebran estas fechas, yo quiero olvidarlas, cada año voy al cementerio, algo que también detesto hacer, pero a pesar de todo la sigo amando.
Dos semanas antes de la boda, me enteré que me era infiel, fue fácil descubrir con quién. El plan original era desaparecer al fulano y obligarla a que se casara conmigo para hacerle pagar su humillación.
Pero ella había decidido dejarme y escaparse con él, iban en la carretera cuando chocaron y murieron ambos.
Razones suficientes tengo para no querer celebrar, para no creer más en Navidad ni en el amor.
Y soy tan idiota, que aquí sigo extrañándola y odiándola al mismo tiempo. Aquella Navidad me robó toda ilusión, incluso la de la venganza.
Sola
En estas fechas es cuando más sola y desdichada me siento, es cierto, quizá yo me he encargado de alejar a todo mundo de mi, no soy la mejor amiga, la mejor hermana, ni la mejor hija. Por eso desde los dieciocho años, una vez que terminé la prepa, guardé mis cosas en una pequeña mochila y me marché de casa, dejando solo una nota de despedida.
Ahora que se acerca Navidad, y veo a todos de fiesta en fiesta, es cuando me reprocho haber tirado la toalla tan fácilmente y no haber luchado por ellos.
Pero no soportaba seguir viendo en sus miradas que me culparan por lo sucedido, muerte de cuna, fue lo que le sucedió a mi bebé de tan solo un mes de nacido. Esto me destrozó completamente, aún no me perdonaban que me hubiera embarazado tan joven y que no tuviera el apoyo de él.
Han pasado diez años y no los he visto más, no me conformé con irme de casa, también lo hice de ciudad.
He tenido un par de parejas, pero cuando la relación comienza a formalizarse, yo los abandono con algún pretexto.
Estoy en el zócalo, viendo la iluminación de este año, el gobierno se luce con su decoración, y me gusta ir a misa en la catedral, es lo único que me alegra en estas celebraciones.
—¿Naomi? —sin necesidad de voltear, reconozco esa voz, a pesar de tener diez años de no escucharla, dudo en voltear y ahí está mi familia. Me sonríen y mi madre a pesar de tener problemas con las piernas corre para abrazarme
—Mi pequeña, llevo años pidiéndole al Niño Dios encontrarte...
—¿Qué hacen aquí? —es lo único que se me ocurre decir.
—Estamos de vacaciones.
Intentó dar media vuelta y alejarme de ellos, pero mi padre es quien me agarra del brazo.
—No nos alejes más mi niña, no más, te necesitamos y tú nos necesitas, vuelve a casa con nosotros.
—Pa, no puedo.
—¿Qué te lo impide?
—Estoy embarazada.
—¿Lo amas?
Pero cuando ve mi mirada me abraza.
—Una vez te dimos la espalda, este bebé será amado, y ambos son bienvenidos a casa.
Y después de sentirme sola y desdichada, por primera vez en muchos años estas fiestas serán felices. Estaré con mi familia.
Ale Peña
Llegué a casa, con la esperanza de entregar el abrazo que palpita en mi ser, pero eso no fue posible.
Cerré mis ojos con la esperanza de sentirte más cerca, pero solo vi tu imagen, con esa horrible bata y en esa incómoda cama.
Pase mi mano por tus chinos grises y sentí el calor de tu piel, tu respirar, pero también ví en tus ojos, eso que nunca expresaste.
Sé que estás bien, que ya no hay dolor, pero tu ausencia no deja de desgarrar el corazón.
Ese palpitar en mi pecho, no es por la soledad, es porque no podré decirte de nuevo a la cara: Feliz cumpleaños, felices fiestas, te amo, pero sobre todo, gracias por ser mi fuerza, aun sin estar aquí.
¿Cómo hago para deshacerme de este dolor tan intenso?
Sí, sé que los recuerdos me torturan, y que no debería de escuchar ciertas canciones, pero así me siento un poquito más cerca de ti.
****
En unos días volveré a ser fuerte, pero hoy no, simplemente no puedo.
Cual les gustó más???
Sin duda muy buenos relatos todos y con esto confirmamos que el lado oscuro nos gana a las tres jajaja
Con esta entrada, ahora sí es el cierre de #YoEscriboBFD2020
Y les recuerdo, que desde hace casi un mes, el 28 de diciembre, ya está publicada la entrada con la convocatoria para el #YoEscriboBFD2021, en el cual hay dos formas para participar, pero vayan al banner que está en la lateral derecha hasta arriba y podrán enterarse de todo.
Nos leemos pronto,
Besitos!!!
Y como ultima actividad de #YoEscribo2020 fueron las entrevistas y si las quieren leer, pues ya saben:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario