viernes, 16 de abril de 2021

(Recopilación) #YoEscriboMarzoBFD - Plata / Bar / Flor / Nieve by Varios Autores

Yo Escribo Marzo


Plata /Bar / Flor / Nieve



Varios Autores


Katty Montenegro, Salvador Alba, Freya Asgard, Taygeta Maia, María Elena Rangel, Yunnuen González, Sarang Hee, Eelynn Cuellar


¡¡¡Hola, Hola!!!


Como parte de uno de los retos de escritura de BooksFD creado por mi para ayudarme a escribir y ayudar quizá a muchos escritores o quizá algún lector para que escriban algo diferente que los rete, pues estamos en el segundo año de este reto.

En el mes de Marzo las palabras que hay que utilizar son: Plata, Bar, Flor y Nieve.

Antes del titulo de cada relato, tienen marcadas cuales fueron las palabras utilizadas en cada uno.

La idea es que hasta 500 palabras se usen 3 o las 4 palabras, y si se utiliza solo 1, tenemos el tope de 200 palabras, yo al final decidí usar cada palabra para cada historia y y aparte hacer uno un poquito más extenso utilizando las 4, y el resultado de este mes son estos:













Katty Montenegro


Plata / Bar / Flor / Nieve

Difícil tarea

Salgo de mi casa nervioso, me sudan las manos pese al frio provocado por la nieve que cae sin parar desde esta mañana. Miro mis zapatos, están brillantes, y aun así me siento incómodo. Arreglo mi chaqueta y subo al auto. 
Manejo hasta la casa de mi novia y antes de bajar a buscarla lanzo un suspiro al aire, no sé si seré capaz de hacerlo.
Golpeo la puerta y casi no me da tiempo a nada, está ansiosa, lo puedo notar. Tras un rápido beso se va al auto, allí la esperan una cajita y una flor. Al notarlo, me mira sorprendida, llena de ilusión.
—Es tuya, ve que hay dentro —digo con ternura.
—Es hermosa —dice sacando la cadenita de plata—. Ayúdame —pide volteándose.
Le ayudo y le doy un dulce beso. De alguna manera el miedo se aparta un poco de mí, no del todo, pero logro sentir algo de relajo. 
En el camino ninguno habla, yo no puedo, aunque de vez en cuando la miro de reojo y veo que ella va con la nariz pegada a su flor.
—Creo que está cerrado —dice un poco triste al llegar al bar en que celebraríamos nuestro aniversario.
—Puede ser, preguntemos —contesto esperando no haberme mostrado demasiado nervioso.
Termino de estacionar y me bajo. Ella está un poco asustada, pero se baja de todos modos cuando llego a abrir su puerta.
—Te amo —digo sinceramente.
Ella me mira con ojos muy abiertos, yo estoy cada vez más tieso del pánico. Empiezo a arrepentirme, pero ya es tarde, además creo que es lo mejor. Me reclamo a mí mismo el ser tan cobarde.
En ese momento se prenden las luces, suena nuestra canción y frente a nosotros baja un hermoso lienzo. Ella se voltea a mirarme, pero yo ya estoy en la posición esperada con el anillo en la mano.
—Sí… ¡Sí, amor, sí! —tartamudea feliz.
La abrazo y giro con ella. No fue tan terrible. Ahora es mi futura esposa.









Salvador Alba


Plata /Bar / Flor / Nieve

Voy tras un licántropo. Ninguna de las balas de PLATA le ha alcanzado, su mordedura ha mermado mis capacidades. Veo como vuelve a su forma humana y entra en un BAR. Hago lo mismo escondiendo mi arma en la chaqueta. Recorro con la mirada cada cliente y observo a mi presa sentado en una mesa con una cerveza. Me sonríe. Sabe que aquí no puedo hacerle nada. Salgo y espero. Observo una FLOR entre la NIEVE y me da esperanzas. Veo al hombre lobo salir a toda prisa, parece haber aumentado sus poderes y lo pierdo de vista. La flor vuelve a llamarme la atención y noto un dolor sordo en mi espalda. La vista se me nubla y pierdo la vida.









Freya Asgard

Plata / Bar / Flor / Nieve

La Flor De Plata

El bar estaba atestado de gente, ¿y cómo no?, afuera la nieve se había dejado caer sin aviso, peor, en esa zona jamás nevaba y eso los tenía a todos alarmados.
De pronto, la puerta se abrió y dio paso a una hermosa chica que estaba casi congelada. El dueño del bar se apresuró a su encuentro y le ofreció una manta y un té, en esa ciudad ni siquiera llovía, por lo que las estufas no eran parte del mobiliario, mucho menos las chimeneas.
―Gracias ―dijo ella tiritando.
―Sigue nevando, parece que no parará ―comentó él.
―Así parece, no se ve que vaya a despejar.
―Es muy extraño. No te había visto por aquí.
―La verdad es que estoy algo perdida, vengo de Asteria.
―¿Asteria? ¿Dónde queda eso?
―¿No lo conoces? ¿Dónde estoy?
―Esto es Antofagasta.
―¿Antofa…qué? ¿Dónde es eso?
―¿No lo conoces? La ciudad minera de Chile.
―¿Chile?
―¿Eres inmigrante? ¿Colombia? ¿Venezuela? ¿Haití quizá?
―¡No! ¿De qué hablas? Ya te dije, vengo de Asteria, al sur de Estarpe, ¿no lo conoces?
―Parece que habláramos de planetas diferentes, ¿cómo llegaste aquí?
―Ya te dije que me perdí, en el mar de dunas. Vi una flor y al tomarla llegué aquí, eso fue cuando el sol todavía brillaba arriba. Bajé, estaba en un cerro, pero no eran mis cerros. Cuando llegué abajo, todo se oscureció, hizo frío y no sabía qué hacer. Golpeé en varias casas, pero nadie salió, al pasar por acá afuera, la puerta se abrió. Así es como llegué aquí.
―¿Vienes de un mundo paralelo?
―¿A qué te refieres?
―¿Todavía tienes la flor?
Ella abrió su mano, allí tenía una extraña flor plateada.
La puerta del bar sonó con gran estruendo y un hombre de al menos dos metros se apareció allí.
―¡Tú! ―le gritó a la forastera―. Eres una ladrona, devuélveme lo que me robaste.
Ella se levantó y le enseñó la flor.
―Lo siento, no pensé…
―Pues pensaste mal, esta es la flor de plata que regula nuestro mundo y aquí estás, destrozando este.
―Perdón ―se disculpó ella bajando la cabeza.
―Vamos, te llevaré de vuelta a tu hogar y dejaremos tranquilo este lugar.
El hombre abrió su capa y cubrió a la joven con ella. Ambos desaparecieron al segundo. El sol volvió a brillar en el cielo y la nieve se fue. La gente pareció tener un golpe de amnesia pues nadie recordaba que hacía dos segundos nevaba con furia.
El dueño del bar tomó la manta que había cubierto a su invitada hacía un rato. A esa chica la había visto tantas veces en sus sueños.
―No te preocupes, cuando sea prudente, ella volverá a ti. ―Escuchó decir en su mente; era la voz del extraño.









Taygeta Maia

Plata / Bar / Flor / Nieve

Alexia

Alexia terminó de arreglarse, se había puesto un vestido negro brillante, muy corto y ajustado. Se puso su gargantilla de plata y una flor roja en su cabello. Una vez más se paró ante el espejo. Era hermosa. Con sus veinticinco años tenía una piel tersa y suave.
Bajó unos peldaños y miró el lugar. Como cada noche, el bar estaba repleto de hombres. Sintió un cosquilleo en el estómago. ¿Estaría él?
Por un momento se arrepintió de la vida que llevaba. Cuando era muy niña, su mamá la dejó al cuidado de una cabrona, amiga de ella. ¿Por qué? Para buscar nuevos horizontes y darle una mejor vida, pero eso nunca sucedió. No volvió. Nunca supo de ella, era como si la tierra se la hubiese tragado.
Ivonne, su cuidadora, siempre fue buena con ella, nunca le faltó nada, incluso le dio el cariño que no tuvo de su madre, solo que…
Terminó de bajar las escaleras y lo vio. Allí estaba él con sus amigos, cada uno con una chica.
¡Cómo quería ella ser una chica normal! Normal… decente, porque claro, ellas todas eran prostitutas y no podían soñar con el amor verdadero. No, la gente no las miraba como mujeres buenas, ellas eran chicas malas e indecentes. Sintió rabia con los que pensaban así, pero en el fondo tenían razón. ¿Quién querría casarse con una chica que se había revolcado cada noche con diferentes hombres por plata? ¿Quién?
Afuera, la nieve caía copiosamente. Sintió un escalofrío; él la miraba. Se acercó.
―Hola.
―Hola –respondió Alexia.
―Te invito a un trago.
―Está bien, acepto.
Se sentaron en una mesa vacía y pidieron algo para beber.
―¿Cómo te llamas?
―Alexia, ¿y tú?
―Sebastián.
―¿Qué haces?
―Soy dueño de una empresa de muebles.
―Los que fabrican para los grandes retails.
―Exacto. Te había visto antes pero no me atrevía a hablarte.
―¿Eres casado?
―No, no soy casado ni tengo ningún compromiso.
―¿Por qué no te atrevías a hablarme?
―No sé, tienes algo en tu mirada; es… profunda y clara a la vez. Tienes unos ojos muy lindos.
―Gracias. –Alexia se cohibió; muchos hombres le habían dicho que era hermosa, pero él… era distinto.
Cómo quisiera ella ser diferente. Lo miró. Sintió una pena muy grande.
―Me voy –le anunció.
―¿Por qué? ¿Dije algo que te molestó?
―No, no, solo que me siento mal, me duele la cabeza.
―Pero… recién nos estamos conociendo…
―Y eso será todo –respondió Alexia con un nudo en la garganta, luego se levantó y subió a su cuarto. Entró y apoyando su espalda en la puerta, rompió a llorar. No, ya no más. Había tomado una decisión y al día siguiente hablaría con Ivonne.
Sebastián la contempló con el corazón palpitante. Unos minutos después salió del lugar. Afuera hacía un frío de los mil demonios. No, no volvería a ese lugar.









María Elena Rangel

Plata / Bar / Flor / Nieve

Un Reencuentro Anhelado

La nieve dificultaba el tránsito por aquella carretera, pero a él no le importó. Necesitaba llegar a aquel lugar que le mencionó el detective privado que había contratado un año y medio atrás, cuando ella se marchó.

Todo ese tiempo la culpa lo atormentaba, él solo había querido protegerla olvidando que las personas debían vivir sus propias experiencias, pero eso era más fácil decirlo, que hacerlo; más si esa persona es un trozo de tu corazón. Al dejar a un lado sus cavilaciones se percató de que ya estaba muy cerca del bar al cual se dirigía, ese donde el detective le dijo que ella se encontraba trabajando.

Al llegar se bajo del coche y entró al lugar, no era lo mejor del mundo, pero tampoco se veía tan mal como podría estar. Se sentó en la barra desde donde podía observar el lugar, así como el ir y venir de las chicas que atendían las mesas.

Pidió un ron ya que hacía un frío congelante; apenas había dado un sorbo cuando una de las chicas llamó su atención por la pulsera de plata que llevaba en su muñeca. Era la misma que le había regalado el último cumpleaños de ella que pasaron juntos, antes de perderla.

Apuró su trago, se levantó y se acercó a la joven, estaba diferente pero no había dudas de que era su pequeña Flor, aquella que él acunó en sus brazos recién nacida, aquella a la que él ayudaba a levantar cuando se caía, consolándola en sus brazos; aquella a la que el amaba con todo su corazón. La chica volteó y una expresión de asombro asomó en su rostro.

—¡Papi! —exclamó ella con las lágrimas llenando sus ojos.

—Hija… Por fin te encontré —murmuró el hombre emocionado.

—¡Perdóname, papá! Debí escucharte… Nunca debí huir.

—No tengo nada que perdonarte, mi pequeña Flor. Yo fui el que tuvo la culpa por no comprenderte, solo quería protegerte sin darme cuenta que ya no eras una niña, sino una mujer.

—Pero tuviste razón, papá, él no me amaba. Solo jugó conmigo.

—Hija, ¿por qué no regresaste a casa?

—Porque me daba vergüenza como me comporté contigo.

—Nunca te juzgaría, eres mi hija, lo más grande que tengo en la vida. Si caes, aprendes, te levantas y sigues adelante, pero con la frente en alto, mi amor. Ahora, regresemos a casa.

—Papi, te extrañé mucho.

—No más que yo, hija, no más que yo. —Aseguró el hombre— Ahora volvamos a nuestro hogar que ha estado vacío y sin vida desde que te fuiste.

Sin mirar atrás salieron de aquel lugar. Ya le informarían al dueño que ella no regresaría a trabajar. 









Yunnuen González

Plata / Bar / Flor / Nieve

Aurora Boreal

Noruega

El lento parpadeo me permitió admirar al fin la aurora boreal, la razón por la que he venido a este lugar. Era lo más hermoso que he visto en mi vida.
Empecé a sentir la nieve derretida traspasando mi ropa invernal, y un extraño placer que jamás he sentido igual. No sé si fue por la estúpida idea que las películas me han metido en la cabeza, o porque el vampiro que está bebiendo la sangre de mi cuello me está llevando al borde de la muerte.
El atractivo hombre que me abordó en el bar del hotel, con preciosos ojos oscuros y sonrisa perfecta, me trató como un caballero todo el día para traerme a este lugar tan hermoso, en donde mi vida será al fin terminada.
No más esta maldita enfermedad que me está matando lentamente.
Aunque, me sorprendió la verdad de lo qué es un vampiro. Se supone que ellos no salen de día, que no pueden usar joyería de plata —aunque eso es para los hombres-lobo, ahora que lo recuerdo— ni beber otra cosa que no sea sangre. Y él ha hecho eso y más hace unas horas en el bar exterior del hotel.
Disfruté reír a su lado por mi vida tan monótona mientras que él creaba una flor de una servilleta, que después me regaló. ¿Me sedujo para este momento?
Por un momento, dudé que él fuera uno.
Respiré profundo para detener la vida, solo un segundo más.
—Por favor…, no me mates —supliqué tartamudeando.
Logré que detuviera su beso; sentí en ese momento que la extraña belleza que me estaba mostrando la muerte se detuvo. Pasó la lengua por sus labios para retirar los restos de mi sangre, después me tomó entre sus brazos para alzarme y verme mejor.
—No lo haré —aseguró mirándome. Me recorrió un escalofrío al adentrarme en su mirada oscura. Me vi a su lado caminando a través del tiempo, pero en el pasado. ¿Cómo puede ser eso posible?—. Jamás he necesitado tanto a una mortal como a ti —respondió en lo que acariciaba mi mejilla con afecto. Su mirada me hipnotizó con tal beneplácito que ya no sentí dolor.
D nuevo, miré a la aurora que aun alumbraba el acto. Su escalofriante canto me decía que estaba dándome una segunda oportunidad. Después de todo, por eso había venido aquí a buscarla, tras haber descubierto a Killian en casa. Quiero esa segunda oportunidad. Quiero vivir. Quiero a Killian a mi lado.
—Lo deseo. —Apenas lo volví a asegurar y me besó en los labios. Solo que la pasión que él desató me llevó a morder su labio hasta probar gotas de su sangre, las cuales me infectaron tan rápido con su inmortalidad.
Se levantó con tal facilidad, conmigo en brazos, y me alejó aún más hacia lo inhóspito para que nadie escuchara mi nacimiento.
Lo siento… Siento a Killian en mí. Su vida, sus experiencias, su amor y su odio. Todo.
Killian es un vampiro poderoso, y muy peligroso, que me ha dado lo que el destino me arrancó: una segunda oportunidad.
Y la aprovecharé.









Sarang Hee

Plata / Bar / Flor / Nieve

Es el tenue cantar de un gallo lo que irrumpe y quiebra la bruma de mi sueño. Después de varios intentos logro abrir la mirada y confirmar lo que he venido sintiendo; no estoy en mi lecho como me acosté anoche. La visión del entorno es una quimera: yazco a la orilla de un enorme mar de plata, con arena blanca como la nieve y olas suaves que se arriman al ruedo de mi camisón de dormir. Me incorporo como puedo, no creyendo lo que veo, ¡por la virgen santísima! ¿Cómo he llegado a aquí?
Hay otras personas que se levantan desorientadas, la más cercana es una mujer, lleva en su muñeca un enorme aro de oro con pedrería, la joya es muy parecida a la corona que aún descansa en mi coronilla.
—¿Qué clase de brujería es esta? —la dama imita mi movimiento de mirar a todas partes.
—No lo sé. Lo último que recuerdo es haberme quedado dormida en mi lecho.
Ella eleva su mirada a mi corona y su semblante se petrifica. Los demás: tres mujeres y dos hombres desaliñados como si hubiesen salido de un bar, también llevan en su cuerpo algún objeto de oro.
—Ya habéis despertado. —De entre unos enormes matorrales de hojas tan verdes que parecen negras, aparece el dueño de esa voz.
La figura conocida está parada en el límite de la arena y un bosque oscuro de fondo. Es el brujo, vestido de negro y con sombrero de copa.
—¿Qué me habéis hecho?
—Lady Catalina, —hace una reverencia nombrando a cada uno de los presentes—: La pregunta que deberían haceros es: ¿Cómo han llegado al páramo de lo efímero?
—¡Devolvedme a casa, bandido! —solicita con aire noble uno de los desaliñados caballeros.
—Mi señor, me temo que no será posible. Os recuerdo que vosotros habéis aceptado un regalo, una salvación, una segunda oportunidad de la mano de un extraño. Me temo mis queridos amigos, que también habéis aceptado el precio a pagar por esa dicha.
El noble decide no hacer caso de lo que ha expuesto el brujo y camina en dirección a las calmadas aguas. Basta poner el primer pie dentro para que una especie de humo salga de allí. Rápidamente regresa, aquejado de quemaduras en su pies, las calmadas aguas son las culpables.
Aturdida, cubro mi boca con la mano y una lágrima enorme rueda por mi mejilla.
—Os recomiendo que me sigáis, la marea está a punto de subir y podríais ser los próximos. Respeto vuestro llanto, señoritas, no pienso impedíoslo, tampoco os obligaré a salir de la orilla. Venid si queréis poneros a buen resguardo.
Soy la última en dar el paso para adentrarse en el bosque, avanzamos descalzos sobre los cadáveres de las frías hojas de los árboles, escoltados hasta que llegamos frente a un baluarte.
La fortificación se abre y de ella sale una línea de hombres y mujeres, custodiados por otro de vestimenta oscura. Los que están a mi lado gritan y se acercan a estos conocidos.
  Al final de la fila, con la cabeza gacha y una Flor en la mano, estás tú, Barón de Salem. Me aproximo a tu lado, te he encontrado y te llevaré de vuelta, ¡la plegaria y la corona han funcionado!
Pero no me miras, me entregas la negra flor junto a unas palabras: —Te amaré por siempre, Catalina.
Antes de que pueda responder, tú y los otros son escoltados lejos.
—¿A dónde van? —preguntan los que han venido conmigo.
—Acontece, queridos míos, que ellos han cambiado su existencia por las vuestras. Vosotros tan sacrificados y ciegos de afecto han aceptado las joyas de la muerte y han fallecido por ellos.
Los lamentos retumban en las gargantas de los otros.
Mi aguada mirada continúa fija en el lugar por el que te fuiste, porque me niego a creer que tú, Barón, me hayas traído a la muerte.









Eelynn Cuellar

Plata / Bar / Flor / Nieve
El Llamado De La Luna

Si fuera normal... Una persona común, diría que es una noche hermosa con esa espectacular luna llena enorme que ilumina casi como si fuera el propio sol.

Desde que nací, mis padres han esperado con ansias que llegara esta noche... Hoy es mi gran día, o eso me dicen todos, para mí es como una condena, una maldición que no deseo en mi vida.

Si fuera una adolescente normal, como mis amigas, en estos momentos me estaría preparando para ir al pequeño bar que hay en el centro para celebrar que oficialmente soy mayor de edad y podemos todas consumir alcohol, pero no, en cambio me estoy preparando para mi futuro, mi primera transformación y mi matrimonio con el alfa del clan, algo que está pactado desde antes que naciera y supieron que era una niña.

Estoy comprometida con un viejo de casi cincuenta años, que ya va casi de salida en la manada y por eso yo le debo dar un sucesor en los siguientes meses, ya que debe ser concebido esta misma misma noche... en la noche de bodas, y el cual será el heredero que dentro de poco deberá guiarnos.

Las estrellas escribieron mi destino hace mucho tiempo y nada ni nadie puede ir en contra de lo escrito en aquella profecía.

Mi madre y mi hermana pequeña me ayudan a arreglarme con ese vestido largo blanco, adornado con hilos de plata y pequeñas flores blancas, hermoso sin duda, pero uno que preferiría para ir a un baile y no en un matrimonio que no deseo, pero me veo obligada a vestirlo ya que de otra manera, las represalias que puede tener mi familia serán devastadoras.

Hoy fue mi último día en el colegio, la última vez que pude verlo y me rompió el corazón despedirme de él sin poder siquiera decírselo, lo mismo ha sucedido con mis amigas, nadie sabe que el día de mañana yo no me verán, mi vida está noche cambiará y yo deberé cumplir mi destino.

Cuando creo que ya estoy lista y con el ánimo hasta el suelo, entran mis dos únicas amigas en este reino a la habitación, y aunque mi madre no logra disimular su desagrado, se retira junto a mi hermana para dejarme a solas con ellas. Creo que toda la manada solo las soporta a ellas, a todas ellas por la magia y protección que nos pueden dar las hadas.

—No todo está escrito en las estrellas —Sasha me dice al oído cuando me abraza— aún hay una oportunidad Aimée para que consigas el amor verdadero.

Vaiola asiente con la cabeza y me da un beso en la frente antes de dejarme sola frente al espejo. Apenas estoy analizando sus palabras, cuando mi hermana entra para decirme que ya me están esperando… mi hora ha llegado.

Limpio una lágrima que escapa de mis ojos, suspiro y como si fuera al matadero, salgo.

Comienzo a caminar sobre la nieve hacía el altar, es un camino largo, hecho de esta manera para que con cada paso que dé les pida la bendición de nuestros ancestros, pero antes de que pueda ver a mi gente, a mi pueblo, me detengo en seco.

Ahí donde no debería estar, hay una pequeña flor que se mantiene viva a pesar de las circunstancias del clima y las últimas palabras que me dijo mi amiga toman sentido.

Enredo parte del vestido en una de mis manos, doy media vuelta y comienzo a correr lo más deprisa que mis piernas lo permiten.

No sé cuánto tiempo ha transcurrido, para mí parecieran que son horas, aunque lo más probable sean tan solo unos minutos... ya se han dado cuenta de mi huida, lo sé por los aullidos que escucho detrás de mí y que cada vez se escuchan más cercanos.





¿Continuará?









Plata
Sueño Infantil

El enmascarado de Plata desde pequeño fue mi ídolo, deseando ser como él cuando fuera grande, así que en cuanto pude entré al gimnasio para prepararme y seis meses después y tan solo con veinte años debuté en una de las empresas más importantes del país, en una de las primeras luchas preliminares, creí que en algunos meses ganaría prestigio, pero cinco años después continuo de telonero o era el sustituto de algún luchador que no se ha presentado. Decepcionado y a punto de abandonar mi sueño, aquella noche conocí al amor de mi vida, una apasionante de la lucha libre y me invitó a su departamento a que me lanzara desde la tercera cuerda... No era mi mejor movimiento, pero jamás creí fallar por tanto, para mi mala suerte no llegué a la cama, bueno si llegué a ella, pero a la de un hospital con tres costillas fracturadas y una rodilla dislocada.









Bar
Cómplices

Y ahí estaba, sentada en la barra del bar esperando a mi amiga. Quedamos vernos a las 8 pm y lleva 20 minutos de retraso.

El barman me entrega una bebida que no pedí y me indica quien la ha enviado. Normalmente la hubiera rechazado, pero esta noche no.

Me pongo de pie para ir a su mesa y es cuando noto aquella mancha en mi zapato.

Dalia llega diez minutos después y se sienta con nosotros.

No estaba dentro de nuestros planes, era muy pronto todavía, tendríamos que esperar un par de semanas para volver a hacerlo. No soportamos a los infieles, como Alex, el novio de Dalia, y ya tenemos a nuestras siguientes dos víctimas.









Flor
Amor Secreto

Cada mañana, encontraba una flor en mi escritorio, de un admirador secreto, no había nota ni sospechaba de quién era.

Fueron seis meses que encontré este regalo en mi trabajo todos los días y no fue hasta que vi el noticiero de la noche que me dio miedo.

Tarde comprendí que no era un regalo de un amor secreto, era parte del ritual de un asesino que por meses acosa a sus víctimas regalando flores y la última flor, la deja junto al cuerpo sin vida. En mi caso, mañana cuando entren mis padres al ver que no bajo a desayunar, me encontrarán con una en mi mano y con la mirada vacía.









Nieve
¡Corre!

Las pisadas sobre la nieve, me dice que voy por buen camino. Está dejando un buen rastro, uno muy fácil de seguir.

No podrá escapar de mi.

No podrá esconderse.

No podrá ocultarse.

Y de manera sorpresiva, Rocky, mi única compañía, mi compañero fiel, da un salto, cayendo sobre mi y comenzamos a jugar y rodar sobre la nieve. Quiero y debo aprovechar todo el tiempo que podemos estar juntos y yo no tenga que ir a trabajar dejándolo solo en casa como casi todos los días.











Cuál les ha gustado más???

Muy variados no???

Y les recuerdo que en un mes más o menos saldrá la recopilación de todos los relatos que se juntaron este mes de Abril. 

Así que nos leemos pronto, besitos!!!



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