lunes, 12 de diciembre de 2022

(Recopilación) Yo Escribo 52 Historias - Semanas 43 y 44 by Varios Autores

Yo Escribo 52 Historias 2022


Semana 43 - Ciudad/Instituto
Semana 44 - Escarabajo / Bosque



Varios Autores


María Elena Rangel, Neus Sintes, Eelynn Cuellar, Salvador Alba, Katty Montenegro, Freya Asgard

 
 
Hello!!!


Y bueno, aquí está una nueva recopilación quincenal ahora con las semanas 43 y 44 donde las palabras a utilizar fueron: Ciudad/Instituto y Escarabajo/Ciudad. 

Qué historias se habrán creado con estos pares de palabras???
















María Elena Rangel

La Ciudad que me Vio Nacer

Cuanto tiempo ha pasado desde la última vez que fui a la ciudad donde nací, perdí ya la cuenta. Desde que salí de allí, siendo casi una adolescente, regresé en contadas ocasiones solo en visitas puntuales. La verdad es que amo muchos de los recuerdos familiares de la infancia y la adolescencia, pero al contrario de la mayoría de las personas, la ciudad que me vio nacer no es mi favorita, y no me vuelvo loca por volver.
Muchas cosas han cambiado en ella, la calle donde crecí ha transformado aquellas señoriales casas coloniales en edificios; la plaza nada tiene que ver con la de mis recuerdos. El instituto donde estudié testigo de tantas aventuras, algunas alegres, otras no tanto, no parece el mismo. ¿O será que yo no lo percibo igual? El primer amor, aquel que dicen que nunca se olvida, parece ya tan lejano que se confunde con la ilusión.
Pero algo le agradezco desde el fondo de mi corazón, que haya sido un pedacito de las experiencias que me llevaron a ser la persona que hoy soy.









Neus Sintes


Cuánto tiempo que no pasaba por las calles de la ciudad, donde se encontraba y sigue en pie el instituto al que estudié. Recuerdos me vienen a la mente, recuerdos que parecer el de un ayer más cercano, cuando todo quedó lejos hace mucho. Salí por las puertas del instituto, saboreando el perfume de la ciudad donde viví, hasta que emprendí el vuelo para ser yo misma.
Aprendí muchas cosas. Unas más que otras. La vida dentro del instituto es un cosa, la de la calle otra muy distinta. No te enseñan a enfrentarte a la realidad de la vida. Eso es una lección más que debes aprender fuera .
La ciudad me abraza después de un largo camino que tuve que recorrer. Dejando todo lo que conocí, desconecté de todos aquellos que fueron alumnos y compañeros. Cada uno marchó por rumbos distintos. Pero ahora que he regresado me doy cuenta de que todo sigue igual. Las mismas calles, las mismas farolas. La ciudad no ha cambiado ni donde estudié tampoco.
Nosotros somos los que cambiamos con el paso del tiempo.









Eelynn Cuellar

Cambio De Vida

La vida en el campo es muy diferente a la de la ciudad. Cuando apareció aquel trajeado para informar que mi abuelo acababa de fallecer, no comprendía de qué estaba hablando, por parte de mi madre se suponía que no tenía familia, o eso me hicieron creer toda mi vida. 

Mi padre con gran esfuerzo me ha sacado adelante, quizá con ciertas carencias materiales pero jamás de amor o alimento o cosas básicas, así que enterarme que me habían heredado una gran fortuna, es que me hizo sentir tipo la Cenicienta, que de pobre pasaría a tener casi mi castillo, rodeada de lujos, claro, el príncipe azul podía esperar, aún era muy chica para eso.

Mi sorpresa fue mayor cuando mi padre me dijo que él sabía que esto tarde o temprano sucedería y que cuando llegara el momento, era el correcto para dejarme volar sola. No comprendía porque no deseaba salir de este lugar y tener una buena vida, él ya no tendría que trabajar todo el día, sus manos y pies ya no sangrarían ni le dolerían... Me dijo que cuando tuviera vacaciones en el instituto, el me recibiría con los brazos abiertos, pero que ahora era el momento de educarme, darme la vida que siempre debí tener y convertirme en el orgullo de él y mi madre.

El instituto resultó ser más un internado para señoritas como los que había visto en películas... En realidad era como si mi historia hubiera sido escrita y plasmada en Candy Candy, y ahí me tienen, con mi Elisa personal jodiendome la vida cada segundo desde que entré al colegio, mínimo también estuviera un Terry, pero no, él no existía y no me estaría quejando tanto, pero no aquí puras niñas bien que me barren con los ojos, me hacen bullying y a cada oportunidad me humillan.

Por eso creí que era una de sus bromas acostumbradas cuando me encontré con ellas en el pasillo y dos de ellas me atacaron y por milagro pude esquivarlas y salí pitando de ahí. No me había alejado mucho de ellas, cuando otro grupo de chicas estaba frente a mí y fue cuando comprendí lo que estaba sucediendo, el olor fue lo primero que debí notar, pero fue hasta que vi que a algunas les faltaba un miembro, ya sea un brazo o pierna... No sé en qué momento sucedió, y cómo, solo me di unas pequeñas vacaciones clandestinas, me escapé un fin de semana para pasarlo con mi padre y el mundo se fue a la mierda en este tiempo.

Ahora mi preocupación es encontrar con que protegerme, debo ir a buscar a mi padre, pero lo más importante es arrancarle la cabeza a la zorra de mi Elisa... Solo espero recordar todas esas películas de zombies que he visto y poner en práctica todo para no convertirme en un maldito y apestoso zombie.









Salvador Alba

Estallido

El estallido del meteorito que iba a destruir el planeta arrasó la ciudad con un fuego infernal y una lluvia de proyectiles mortales. La humanidad había logrado salvarse al destruir el asteroide tras varios intentos fallidos. Durante siglos le rendirían tributo a las personas fallecidas por la detonación, el epicentro de Washington DC.
Los únicos supervivientes fueron elevados a nivel de dioses, ya que lo hicieron en el búnker del instituto que ellos mismo habían reforzado con su propia tecnología. Ellos eran cuatro chicas y dos chicos con un coeficiente intelectual fuera de lo normal que trabajaban en el proyecto de fin de curso. Su tecnología salvaría muchas vidas en el futuro, pero también significaría la autodestrucción definitiva de la sociedad.









Katty Montenegro

El cazador de fantasmas

Había conseguido una noche en el instituto más tenebroso de la región y probablemente del mundo. Yo me dedicaba a perseguir cosas paranormales, pero no porque creyera en ello, sino por todo lo contrario. Para mí todo tenía una explicación lógica y siempre terminaba descubriéndolo, aunque, claro, nunca había estado en un lugar con tanta actividad paranormal como decían que ocurría en ese instituto. De hecho, por eso me habían llamado. El encargado del lugar me ofreció pasar allí una noche para que viera con mis propios ojos lo que eran capaces de hacer esos entes que, según yo, no existían. 
El lugar estaba abandonado desde que uno de los jóvenes que estudiaba allí perdió la vida de una forma muy extraña. Pero a mí eso no me daba miedo. 
Cerca de las cinco de la mañana, me dormí, no tenía caso seguir despierto si nada había ocurrido hasta ese momento. Estar ahí, era como estar en cualquier otra zona de la ciudad. No tenía nada especial.
―Pasen, por acá ―dijo alguien en voz alta y yo desperté de golpe.
―Aquí lo dejé. Y hoy cuando vine a buscarlo no estaba ―explicó el encargado del instituto con desespero.
―¿Qué pasó? ―pregunté somnoliento.
―Se dedica a encontrar la falla en las manifestaciones del más allá. No pudo desaparecer ―dijo otro.
―Pues desapareció.
―Tal vez se asustó y se fue.
―¿Y tuvo tiempo de guardar sus cosas?
―¿Qué? ¿De qué hablan? ―insistí.
―¿Qué hacemos? ―volvió a hablar el encargado.
―Tenemos que avisar a la policía. Andrés Saravia desapareció sin dejar rastro.
―Ya no me está gustando la broma ―dije un poco molesto.
El encargado miró a todas partes y se dio la vuelta para salir de la habitación. Lo mismo hicieron los hombres que lo acompañaban.
―Bienvenido ―dijo una voz femenina detrás de mí―. ¿Sigues sin creer en nosotros?









Freya Asgard


Nos fuimos del hospital, el médico dijo que no podíamos quedarnos con ella y que no sacábamos nada con quedarnos allí. Mi pecosa debía descansar. 
Mi amigo me llevó a dar una vuelta por la ciudad.
―¿Cómo fue que supiste de esto y diste conmigo? ―Me atreví a preguntar mientras íbamos en el coche.
―Bueno, ya sabes que soy brujo, me llegó una visión y tuve que ir a buscarte, el amor de ustedes ha trascendido al tiempo y al espacio.
―Si, me dijiste que ella podría morir.
―Eso fue lo que se me dijo.
―¿Dónde vamos ahora?
―Al instituto.
―¿Qué instituto?
―El de hechicería, ahí está mi maestro, él nos explicará más, créeme que yo también estoy desconcertado y confundido, no entiendo nada de esto. Te he dicho todo lo que sé.
―¿Crees que estemos bien?
―Las fuerzas ancestrales te están ayudando, de otro modo, no me habrían mandado a buscarte.
―Gracias.
―No hay de qué, te conozco hace muchos años y, aunque nos veamos solo para Halloween, te he tomado cariño. Después del último Halloween no nos hemos visto, ¿cómo salió la celebración de su aniversario de haberla conocido?
―Salió bastante bien, se llevó una gran sorpresa.
―Me gustaría conocerla.
―Mañana podrás conocerla mejor, supongo que te irás con nosotros a casa.
―No lo sé, todo dependerá de mi maestro, no sé cuáles son sus planes ―me dijo al tiempo que detenía su vehículo y apagaba el motor―. Llegamos.
―Estoy nervioso ―le confesé.
―Yo también, él nunca se involucra en nada, si lo está haciendo, es porque hay algo más grande en todo esto. Tal vez debería haberte preguntado antes qué relación exacta hay entre tú y esa chica.
Resoplé y abrí la puerta.
―Vamos, no hagamos esperar a tu maestro ―le dije para no contestar a esa pregunta, sin saber que al mentado maestro yo lo conocía desde hacía mucho tiempo.
















Neus Sintes

El escarabajo dorado

«El escarabajo fue un amuleto de vida y poder, con forma de escarabajo pelotero, que representaba al Sol naciente, y era símbolo de la resurrección en la mitología egipcia» — Hemos descubierto, tras un exhaustivo estudio que puede encontrarse en nuestros bosques —anunció el reportero que daba la noticia por la televisión.
La noticia se expandió por todo los medios de comunicación. Al día siguiente de ser emitida por la televisión, todos los periódicos en la portada era lo primera que se podía leer. Todo el mundo no dudó en internarse en el bosque. En busca del escarabajo dorado. Todos lo que querían encontrar. Hombres y mujeres con sus hijos fueron en su búsqueda. Aunque casi siempre todos llegaban decepcionados a sus hogares, cansados y sin haber encontrado lo que estaban buscando.
Volvieron en su búsqueda una semana más tarde, mentalizados que era como encontrar una búsqueda en un pajar. Aún así lo intentaron de nuevo. Cegados por encontrarlo, los padres de Daiana se alejaron un poco más de la cuenta, dejando a solas a la niña que estaba mirando las flores de diversos colores. Al volverse se percató que su madre se encontraba algo lejos para ella seguirla, así que obedeció a su madre, que antes le había advertido que o se moviera del lugar.
Daiana siguió contando los pétalos de las flores cuando sus ojos se toparon con las de un pétalo demasiado duro. Para su asombro, no era un pétalo, sino el escarabajo dorado que todo el mundo estaba buscando sin cesar. El escarabajo al ver la inocencia reflejada en los ojos de la niña supo que podía confiar en ella y a su lado se refugió.
—No temas, yo te protegeré. —le prometió al escarabajo
Entre la niña y el escarabajo surgió una pequeña amistad que la llevo siempre a que los adultos no lo encontraran. Ella lo protegería hasta que dejaran de merodear por el bosque en su búsqueda.
«El mito del escarabajo dorado» —Parece ser que en la actualidad se ha extinguido como otros muchos insectos. La ilusión y la esperanza de que pudiera existir era esperanzadora, aunque no ha sido posible. —respondió el reportero.
«La única que sabía de su existencia era Daiana»









Salvador Alba

«El fregadero»

Es viernes por la tarde, Gloria, mi mujer se acababa de llevar a los niños a casa de sus padres, para que pasen la noche, y luego se irá de fiesta con sus amigas. Tengo la casa para mí solo hasta la madrugada. Al fin podré escribir tranquilo más de dos horas seguidas. Tras tomar el segundo café de la tarde, lavo los platos de la merienda a toda prisa y me siento en el sillón, frente al ordenador.
Comienzo a teclear entusiasmado, pero me desanimo al no gustarme el resultado. Me levanto y voy a por una cerveza a la cocina.
Al abrir el frigorífico, me percato de que el fregadero continúa con agua. Me acerco. Me queda claro que está estancada, así que, con la mano, me cercioro de que la rejilla no tiene restos de comida que la taponen y, con la palma de la mano, hago presión a modo de desatascador improvisado.
Parece que es un buen atoro, porque el agua no se inmuta.
Del armario de abajo cojo un desatascador con forma de flamenca y succiono con fuerza y brío en repetidas ocasiones. No logro desatascar el tapón de y repito con ambas manos salpicándolo todo de agua. Esta vez, por poco arranco el fregadero, pero no logro desatascarlo.
No me doy por vencido y voy al patio a por el compresor de aire, ajusto la presión al máximo y, taponando el hueco del desagüe con un trapo para que no se escape la presión, activo el gatillo del compresor provocando un estallido que rocía agua por todos lados y el tubo sale despedido hacia abajo encharcando el mueble y el suelo. Me da mucho asco, ha aparecido un olor pestilente que se adhiere a mis fosas nasales.
Cuando termino de secar todas las superficies me dispongo a limpiar la tubería desenroscando el sifón y eliminando toda la porquería con un cepillo limpiabiberones de hace años. Me cercioro de que el tubo está libre de cieno ajustando mis manos al tubo y soplando a través de estas para que mis labios no entren en contacto con el pvc.
Al fin está lista.
Lo vuelvo a montar todo sustituyendo el tornillo de la válvula, que se había partido, por otro que tenía de una sustitución anterior y lo compruebo.
El agua corre a las mil maravillas.
Estando el fregadero vacío, abro el frigorífico, saco una cerveza y me dirijo al armario de los vasos. Giro la cabeza: vuelve a haber agua estancada en el fregadero.
Me quedo pensando en todas las posibilidades para tal hecho y no encuentro explicación.
Vierto la cerveza en el vaso, ante el fregadero, y me quedo mirándolo. Saco el desatascador y trato de desatascarlo con calma. Vuelve a estar muy duro, pero al final cede y se desatora. Guardo la flamenca, le doy un trago a la cerveza y me quedo de pie, mirando la rejilla del desagüe.
Veo cómo comienza a revocar agua sucia hacia arriba. No puede ser. Vuelvo a pensar, mi cabeza va a explotar ante tal incógnita, aunque mantengo la calma. Pero no encuentro una explicación.
De repente, veo algo que se mueve en la rejilla, bajo el agua, es algo negro, diminuto. Me acerco un poco y me retiro aterrado, con el corazón a mil.
Una especie de tentáculo diminuto sale despacio hasta alcanzar la altura del grifo y sale disparado hacia mi cara.
Logro interponer mi mano, pero el tentáculo se enrosca en mi muñeca con tanta fuerza que me hace apretar la mandíbula y mi piel comienza a sangrar. Yo tiro, tiro, pero poco a poco me va acercando al fregadero, siento que si no me suelta, me va a amputar la mano.
Consigo agarrar un cuchillo cebollero y golpeo con energía. El tentáculo se parte y entra en su hogar como un resorte, a la vez, me golpeo la cara al no ofrecer resistencia y el trozo de tentáculo que queda en mi muñeca se me mete por la nariz muy rápido. Me escuece el tabique nasal y no puedo evitar cerrar los ojos, estoy asqueado, aterrado y nervioso, ahora también me duele la cabeza, tras la frente, y no puedo hacer más que estar pendiente de los acontecimientos.
***
Después de rabiar de dolor, Fabián se incorpora, en calma, con el rostro impertérrito. No dice nada, no se expresa. Se acerca al fregadero y lo observa sin pestañear ni una sola vez. Entonces abre la boca y entran varios tentáculos que salen disparados del fregadero. Durante quince minutos permanece entrando materia negra en su ser. Hasta que el tentáculo acaba en cuatro esferas rojas que se unen al salir de la rejilla para formar una más grande.
El hombre está quieto, no se expresa, no siente.
A la media hora inmóvil, parece asfixiarse con algo, su garganta gorgotea, aunque no hace nada por evitarlo, y comienza a salirle por la boca un líquido negruzco que le resbala por el cuello y el resto del cuerpo.
Cuando el suelo se encharca de esa ponzoña, parece cobrar vida propia y se expande hasta envolver por completo a Fabián. En cuestión de media hora, se ha solidificado y adquiere el mismo aspecto que tendría un bosque de escarabajos.
***
Sobre las tres de la mañana, Gloria, vuelve a su casa después de una noche de fiesta con sus amigas. Sabe que su marido está en casa escribiendo, por eso no se extraña de que las luces estén encendidas. Del recibidor pasa a la cocina y da un grito de terror al ver un inmenso cascarón de materia orgánica negra que apesta a cieno.
Huye a la vez que busca a su marido, y se topa con un humanoide oscuro de aspecto artrópodo que se gira dislocando sus miles de diminutos huesos. Este, mira a su mujer y ella reconoce sus ojos, pero no esa boca que en una fracción de segundo se ha abierto hasta límites insospechados y le arranca la cabeza.









María Elena Rangel

Justicia Ancestral

Me adentré en aquel bosque espeso en busca del Escarabajo Sagrado, el cual perteneció a un antiguo aquelarre, el más poderoso que existió y del cual provengo.
Con su magia haría justicia, haría pagar a esa desgraciada por la muerte de mi amigo. No era venganza, no; como dije era simple justicia por haber arrebatado la vida a un inocente, a alguien por el cual yo sentía más que amistad, aunque él nunca lo supo.
Después de caminar por un buen rato llegué al sitio donde se suponía se reunía el aquelarre, un poco más allá escondida detrás de unos arbustos había una especie de cueva. Con cierta renuencia penetré por la estrecha abertura, del otro lado había una pequeña estancia, en cuya pared del fondo, estaba adosado un pequeño nicho que guardaba el tan ansiado Escarabajo Sagrado.
Con sumo respeto lo tomé en mis manos, la protección que tenía no surtía efecto en mí porque yo descendía del poderoso aquelarre original. Con él en mi poder procedí a marcharme, ahora sí que nadie podría salvar a la asesina de la Justicia Ancestral.









Eelynn Cuellar

Fiesta De Antifaces

Mi vida últimamente era un caos completo, no tenía tiempo para nada, ni para el amor ni la vida social, para mí solo existía la universidad y el trabajo mal pagado que tenía y que solo me servía para tener lo básico, nada de lujos o algún capricho. A veces me arrepentía de querer ser la chica independiente que les pedí... Qué les exigí a mis padres, que me dejarán ser y que dejarán de ser tan castradores, en parte los comprendía, ellos después de que perdiéramos en aquel accidente a mi hermano, toda su atención y amor se enfocó en mí, pero era demasiado que sentía asfixiarme dentro de esas cuatro paredes, soporté esto por muchos años, sin embargo la universidad fue la razón o pretexto con el que pude liberarme un poco, y en este proceso de valerme por mi misma, me negué a qué me dieran alguna ayuda económica, pues no ha salido tan bien como esperaba y ha sido muy difícil, por fortuna tenía beca completa, ya que a estás alturas no podría sostenerme ni para vivir debajo de un puente.

Mal me alimento, duermo mal, en la cafetería ya he tenido varios errores y hasta mi desempeño en los estudios comienzan a verse afectados y no podía darme el lujo de perder la beca, nada me costaría pedirle ayuda a mis padres, pero sigo resistiéndome.

Hoy ha sido un día raro desde que puse un pie fuera de la cama, he sentido algo extraño, en todo momento me sentí observada, un escalofrío recorría mi columna y en la boca del estómago sentía esa punzada, ese revoloteo que me indicaba que algo malo estaba por suceder, pero yo solita me hice cocowash que era por la época, solamente eso y que por lo mismo estaba paranoica.

Esa sensación me estuvo acompañando todo el día, reprobé un examen, llegué tarde a una clase que ya no me permitieron entrar, mi laptop pasó a la otra vida... Y en el trabajo la cosa no mejoró, tomé varios pedidos equivocados, volqué un pedido sobre unos clientes, di mal el cambio, se me rompió el pantalón... Puff, hoy definitivamente no debí salir de la cama, incluso mi jefe me vio tan mal que por primera vez en dos años me dejó salir temprano.

En cuanto llegué a mi cuarto en la residencia estudiantil, me llamó la atención tener un sobre que pasaron por debajo de la puerta. Lo más curioso era una invitación para una fiesta en la mansión que está al límite del bosque, de esa casona de la que se cuentan muchas leyendas urbanas. Una invitación que me ha sorprendido debido a que no entendía quién o con qué interés me habían invitado.

El fin de semana se está acercando y yo sigo sin decidir si iré o no.

El sábado por la mañana, llegó un mensajero con una caja enorme adornada con listón negro y dorado, ya había decidido la noche anterior que no iría a la fiesta, pero sentí una gran curiosidad de saber el contenido del paquete y sabia que era referente a la fiesta, ya que la caligrafía que contenía el sobre era la misma que la de la invitación.

En el interior de la caja, se encontraba un hermoso vestido negro con aplicaciones verdes esmeralda y doradas y un precioso antifaz y también venía un dije de un escarabajo. La joya parecía ser fina, ¿Quién me enviaría esto?

Más por curiosidad que por ganas decidí acudir a la dichosa celebración, cuando salí del edificio y pedía un taxi, una limosina ya me estaba esperando en la entrada, dudé un poco en subirme, y por un momento imaginé que detrás de todo esto estaban mis padres, tal vez en un intento de hacerme recapacitar y regresar a casa donde ellos podían darme estos lujos y más.

Era un gran baile, una fiesta de disfraces y no podía reconocer a ninguno de los presentes, con paso decidido entré al lugar y con pasos firmes me mezclé con los demás invitados, me dejé llevar por la música, el baile, la algarabía que se sentía en el lugar. Cómo pocas veces disfruté estar entre extraños y mis pies ya me dolían de tanto bailar, y no es que pase hambre, pero había tantas delicias por disfrutar que comí como si no hubiera un mañana.

Las horas fueron transcurriendo y decidí que era hora de marcharme de ahí y ahí fue cuando fui consciente que no tenía idea donde había dejado mi bolso, la única manera de irme era pedir un taxi, ya que la mansión está en las afueras de la ciudad e ir caminando y más con estos tacones era una misión imposible. Esperaría a que algunos de los invitados comenzaran a marcharse y con toda la vergüenza del mundo pediría que me acercarán a la universidad.

Sentí que pasaban las horas y parecía que nadie quería marcharse, mi única opción para ese momento fue buscar un lugar tranquilo para descansar hasta que amaneciera o me corrieran del lugar, ya con luz de día, vería como irme de aquí.

Descansé como pocas veces y eso considerando el lugar donde me quedé dormida, un sofá hermoso, pero muy incómodo.

La elegancia de la noche anterior había desaparecido, los invitados seguían ahí bailando con poco ánimo, pero se veían extraños... Quizá estaba aún muy adormilada, que era imposible que fuera real lo que estaba viendo.

Ellos parecían... Se veían como transparentes. Esto no era real, esto no... Solté un grito, cuando a los pies de la escalera vi un cuerpo en el suelo con sus articulaciones en posiciones extrañas, no me hizo falta ver su rostro, reconocí el vestido y el dije que portaba la chica.

Y esa chica, era yo.









Freya Asgard


Entramos al “instituto”, lo cual en realidad era una fachada, pues si bien era cierto allí se impartían clases de peluquería y estética, su verdadero rubro eran las artes mágicas. El maestro de mi amigo era ni más ni menos que mi eterno enemigo: Harlon. Él fue quien me sentenció a vivir en esa casa por la eternidad hasta que la mujer por la que disputábamos se volviera a enamorar de mí. O de él.
―No esperabas verme ―se burló.
―Por supuesto que no, mucho menos en estas circunstancias.
―¿Ustedes se conocían? ―preguntó mi amigo con temor.
―Por supuesto, ¿por qué crees que te envié con él? Jamás lo hubieras conocido de no ser porque yo moví esos hilos.
―¿Qué quieres? ―interrogué más molesto que asustado, aunque debía estarlo y lo sabía.
―¿Qué crees?
―Ella es mía, me pertenece, ya quedó claro.
―¿Estás seguro? ¿Y por qué entonces estaba fuera de tu casa cuando tuvo el lamentable accidente? No se veía muy bien, parecía bastante enojada.
―Ella encontró las fotografías que dejaste.
―Ah, sí, perdón por eso. No, en realidad no lo lamento ―seguía mofándose y yo me enojaba más, hubiese querido lanzarme contra él y pegarle hasta que no le quedara ni un solo aliento de vida, pero sabía que sería inútil, mientras yo era un eterno fantasma, él era un eterno sin apellido―. Bueno, te explico, hermano, yo necesito que salga de ese hospital, pero no lo hará conmigo, solo tú puedes sacarla de allí.
―¿Por qué lo hiciste? ¿Querías matarla?
―Por supuesto que no, sabes que debe ser de una forma específica, de otro modo, ya no volverá a la vida.
―Y si la saco del hospital, ¿qué harás después?
―Lo estoy pensando, tal vez no me quede más opción que dejar que me ganes.
―Tú y yo sabemos que eso jamás pasará.
―Sí, tienes razón. ―Sonrió con desdén y extendió su mano, me entregó el collar de escarabajo que yo le había regalado a mi pecosa en su primer cumpleaños juntos, era un amuleto para protegerla y él se lo había arrebatado.
―No dejaré que te acerques a ella.
―¿Y cómo lo harás? Te recuerdo que ella es la rebeldía en persona, además, nunca la has podido dominar, siempre se escapa de tus manos.
Bajé la cabeza, eso era cierto, si no fuera tan explosiva y terca, podríamos estar juntos sin dificultad, bueno, sin dificultad no, porque Harlon siempre estaría detrás de nosotros
―Ya sabes que estoy de vuelta, hermano, prepárate, porque esta vez no te la dejaré tan fácil.
Hizo un movimiento con sus manos y nos envió fuera del edificio, aparecimos en pleno bosque; sí que nos había dejado lejos.´
―¿Qué tiene mi maestro en tu contra? ―me preguntó mi amigo.
―Es una larga historia.
―Y es un largo camino… Te escucho ―sentenció mientras comenzaba a caminar de vuelta a la ciudad.









Katty Montenegro

La carta

Después de mucho tiempo, Laura se atrevió a revisar las cosas de su madre. Había muerto meses antes en un extraño incendio. Los bomberos no lograron determinar la causa ni pudieron explicar por qué se quemó solo una de las habitaciones de la casa.
Entre las cosas de su madre, encontró una caja con un sobre pegado a ella. Llena de curiosidad, sacó la carta que había en su interior.
"Hija, yo sé que tú nunca quisiste saber sobre magia, pero necesito que confíes en mí. Sabía que ibas a encontrar esta caja cuando yo ya no estuviera. Adentro hay amuletos. Necesito que le entregues uno a cada miembro de nuestra familia. Pídeles que no los dejen nunca y que jamás se acerquen al bosque. Los amo."
Laura se llevó la carta al pecho y la dejó así, pegada a ella, un momento. Siempre se mostró reacia a la magia, pero que la carta estuviera dirigida a ella, la impactó.
Pasados unos minutos, abrió la caja para ver que clase de amuletos eran. Se encontró con muchos escarabajos egipcios.









Estos fueron los 12 relatos que se acumularon estas dos semana.

Alguno es su favorito???

Y pues ya saben, muy pronto otra recopilación.

Gracias por leernos y besitos!!









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