Yo Escribo Mayo BFD
Hoguera, Amor, Rio, Ceniza
Varios Autores
María Elena Rangel, Salvador Alba, Freya Asgard, Yunnuen González, Neus Sintes, Katty Montenegro, Eelynn Cuellar
Hola hola!!!
Y bueno un mes más llegó a su final… algunos escritores parece que nos han abandonado en este reto, pero este mes tenemos una nueva que se une a las filas de este reto de escritura #YoEscribo.
Así que si no han tenido la oportunidad de leer los relatos en las perfiles de los autores, o en la mía (face), aquí los tienen todos.
María Elena Rangel
Hoguera, Amor, Rio, Ceniza
Deseo Ardiente
Cada vez que pienso en ti se enciende una hoguera de deseo dentro de mi pecho; anhelo tenerte junto a mí, como aquella noche cuando hicimos el amor con embriagante ardor a orillas de aquel rio. Necesito sentirte de nuevo, quemarme en tu piel, que el intenso calor recorra mi ser hasta anidar en mi vientre, comprobar que nuestro sentimiento no se convirtió en ceniza; que con solo rozar tu cuerpo, todas aquellas sensaciones regresarán para arrastrarnos en un torbellino de pasión.
Me miras con intensidad. Percibo tu hambre de mí; ello me confirma que lo nuestro está más vivo que nunca, que las chispas saltan cada vez que estamos cerca. Paso como si nada por tu lado, me cuelo en el jardín. Al instante, tu aliento acaricia mi cuello, tus manos toman posesión de mis caderas, de mis pechos… El frenesí se desata dando rienda suelta a la lujuria. Y de nuevo... por fin... ¡Vuelvo a vivir!
Salvador Alba
Hoguera, Amor, Rio, Ceniza
Tras Walter Vincent
La hoguera delataba la posición del convoy. Si me daba la suficiente prisa, lo alcanzaría en un día. De haber luna llena podría haberme acercado en aquel momento, pero no quería correr el riesgo de despeñarme por un precipicio, no conozco el lugar.
Con la primera luz del amanecer me puse en marcha. No dejé de mirar la ligera columna de humo que dejó el campamento de ese malnacido de Walter Vincent. Juré que me las pagaría y no descansé hasta que lo hizo, pero faltaría bastante tiempo hasta entonces. El amor por mi esposa se aferró a lo más profundo de mi alma y su recuerdo me dio las fuerzas necesarias para vengar su muerte.
Cuando el sol más abrasaba y el convoy bordeaba el río Cliford, vi desde lo alto de un risco cómo mis enemigos eran atacados por un buen grupo de indios Plumas Blancas. No sabían lo que hacían… Al igual que yo… Me dispuse a contemplar el espectáculo.
Los hombres de Vincent se apostaron estratégicamente al oír los gritos de los nativos. A pesar de atacar primero lanzando flechas desde sus caballos, fueron cayendo uno a uno con cada estruendo de rifle accionado. Los jinetes que lograron acercarse, hachas en mano, cayeron también. Solo uno logró herir a un bandido en el cuello antes de morir.
La balacera cesó, reinó la paz y continuaron la marcha. Cuando llegué a la zona del conflicto, un Pluma Blanca se acercaba hacia mí y perdió el conocimiento. No me quedó más remedio que sacarle la bala de la espalda, coserle la herida y ponerle un vendaje. Al despertar le ofrecí comida y vino. Aceptó. No hablábamos el mismo idioma, por lo que no nos dirigimos palabra alguna.
Con el fuego ya extinto, hundió una mano en la caliente ceniza y me dibujó tres líneas a cada lado de la nariz para hacer lo mismo en su cara.
Había perdido un tiempo precioso al socorrerle, pero gané un hermano fiel para el resto de mis días.
Freya Asgard
Hoguera, Amor, Rio, Ceniza
Raúl alzó la vista y el hombre dueño de la flor, lo ayudó a levantarse. Lo guio hasta una hoguera para que se abrigara.
―¿Por qué me trajo hasta aquí?
―Hace frío, no es verano como en tu mundo.
―A eso me refiero, a este mundo.
―No creías en tu amigo y a punto estuvieron, tú y su familia, de encerrarlo en un siquiátrico.
―¿Cómo lo sabe?
El hombre lo tomó del brazo y lo llevó hasta un pequeño monte, donde nacía un río que no tenía fin.
―Al final de este río se pueden ver todos los mundos.
El hombre hizo un movimiento con la mano y apareció la familia de Karim en el lecho del río como si fuera una pantalla de televisión, comentaban su preocupación por la salud mental del joven.
―Yo sé que el amor que le tienen lo hacen preocuparse, pero deben creerle. Nuestros mundos se unirán y la alianza entre Siara y Karim será transcendental para ello, de otro modo, tu mundo colapsará, aunque crean que el calentamiento global, la contaminación, incluso los políticos corruptos están acabando con su planeta, no es así, lo que están viviendo lo han pasado otros mundos, al menos para el de ustedes hay un plan y una solución.
―¿Puedo ayudar?
―Sí, debes darle tranquilidad a su familia, no deben encerrarlo, si lo hacen, llegarán otros que se aprovecharán de la situación, incluso, como tu amigo quedará desprotegido, podrían matarlo.
―¿Un manicomio es inaccesible para ti?
―Las puertas cerradas nos son prohibidas.
Raúl asintió con entendimiento.
―Volvamos, deben irse ahora.
Regresaron a la hoguera que ya no eran más que cenizas. Siara estaba aferrada a la mano de Karim, quien ya los esperaba. La pareja se dio un corto beso de despedida.
Los dos amigos cerraron sus ojos, el hombre abrió su abrigo y, cuando abrieron los ojos, se encontraban en la playa.
―Vamos a tu casa, te voy a ayudar ―le dijo Raúl―, pero con nadie más volverás a hablar de Siara, será un secreto entre los dos. Vamos a salvar nuestro planeta, amigo.
Yunnuen Gónzalez
Hoguera, Amor, Rio, Ceniza
Espejo Oscuro
Las llamas de la hoguera bailan frente a mí, siguiendo una canción cantada por el universo. La noche es más sombría esta vez, o al menos así lo parece; como un espejo oscuro que no refleja la vida. Ni siquiera las estrellas quisieron presenciar el momento más oscuro que he tenido.
Esto no estaba planeado, no podía estarlo cuando el amor era lo que me hacía sonreír hace una hora. Si tan solo él no hubiera abierto la boca para revelar la verdad que incendió mi corazón hasta convertirlo en cenizas, todo sería diferente. Ambos seriamos felices.
Solo así he podido tener la sangre fría de tomar el cuchillo y esperar a que durmiera para desahogar cada mentira que sus labios me dijeron mientras me hacia el amor.
Con los ojos al fin abiertos, he podido descubrir que él no estaba uniéndose a mí. Para él, yo solo era un alma marchita usurpando el cuerpo de la mujer a quien siempre ha amado. Solo así pudo soportar mi entrega.
El primer ataque fue el más difícil, porque mis lágrimas me cegaron. No solo estaba arrancando su vida, sino también la mía. Pero cuando él abrió los ojos atónitos y dijo su nombre, creyendo que yo era ella, la ira se liberó y atacó una cuarta, quinta y sexta vez. Solo me detuve hasta que su vida escurrió en un río de muerte.
Pasé horas de pie frente a ese cascarón de mirada oscura y vacía que aun suplicaba perdón. Reviví mi vida a su lado, la cual, ahora veo que fue tan falsa como su oración suplicante de que yo regresara a él.
El dolor me cegó hasta que la hoguera hecha con su cuerpo y maderos encontrados alumbró la oscuridad. En solo unos minutos, antes de que se apague como el amor que él mató, liberaré este cuerpo que me sirvió de vía para estar con él. Para que ella, el gran amor de su vida, vea el horror que dejaré cargue por mí.
Su cuerpo ensangrentado será mi firma de divorcio.
Ella vivirá el dolor que él me infringió, hasta que su cuerpo sucumba y muera hasta yacer también en un frío cementerio, como lo hace el mío en este momento desde hace un año. Completamente olvidado por él.
Se me dio una segunda oportunidad para regresar a él, quizás solo para descubrir la verdad de que nunca hubo un «Te amaré para siempre, aun después de la muerte», solo un «Hasta que la muerte los separe».
Con un respiro de paz, me uní a la balada de la muerte que me liberará de ella.
Me fundiré con el universo; después de todo, eso se me prometió.
Neus Sintes
Hoguera, Amor, Rio, Ceniza
Luna Dorada
Alrededor de una hermosa hoguera, se encontraba Marcus. Desde el fallecimiento de su esposa, se había convertido en una persona solitaria. Se le veía por las noches con su caña de pescar, siempre pensativo y en silencio. Ensimismado en sus pensamientos, un destello hizo su aparición en el cielo. Se trataba de la luna. Había luna llena. Una luna llena , hermosa y brillante. Brillaba con una intensidad, jamás vista, resaltando una luna dorada.
Marcus, dejó la caña a un lado y quedó mirando la luna dorada, como si ésta la invitara a hablar. Cynthia era su luna dorada, que le invitaba a salir de su soledad.
Siempre iba a pescar al mismo río, en él había echado las cenizas de Cynthia, cinco años atrás. Así como ella en su día dejó por escrito, antes de saber que iba a morir.
Querido Marcus;
No estoy en mis mejores momento, por ello te pido con la mano en el corazón, que cuando me llegue la hora de mi despedida en la tierra, eches las cenizas de mi cuerpo al río en el que nos conocimos por primera vez y en el que declaraste nuestro amor eterno.
Cynthia; tu Luna Dorada
Los del poblado siempre le habían considerado una bruja por las cosas que solía adivinar. Marcus siempre la defendió de las habladurías que solía escuchar de los habitantes. Aunque a ella no le afectaban. Ambos se habían profanado un amor eterno. Por ese motivo, Marcus no necesitaba a sus cincuenta y cinco años ir en busca de amoríos o de conocer otras mujeres. En su vida solo había tenido ojos y amor por una sola mujer; Cynthia.
Lo único que deseaba era vivir tranquilo. Hasta encontrarse con Cynthia en la otra vida. Así se lo había predicho ella misma, en su lecho, antes de cerrar por última vez los ojos.
-Marcus, has sido para mi la persona a la que más he amado en mi vida. De hecho, la única. Has sido mi fiel compañero, amigo y mi marido en todas, buenas y malas circunstancias de la vida. - apretando la mano de su amado. Prosiguió - No te estoy abandonando. Nos volveremos a encontrar en la otra vida. Seré tu luna dorada. Mi alma estará siempre a tu lado.
Una lágrima en el rostro de Marcus se pudo ver reflejada, tras oír las palabras de su mujer. Formándose un nudo en su garganta, impidiéndole hablar. Con sus miradas se lo dijeron todo.
No pudieron engendrar hijos, aunque lo intentaron, fracasaron. Cynthia presentía que le habían echado una maldición, una especie de castigo, aunque no lo podía saber con seguridad. Pero su amor no fracasó, sino que perduró hasta el día en que la muerte los separó. Aunque este tiempo de separación fuera temporal.
Katty Montenegro
Hoguera, Amor, Rio, Ceniza
El Amor De Mi Vida
Algo de calor le queda a la hoguera, ya todos están durmiendo en sus carpas. Creí que este viaje me serviría para subir el ánimo, para sentirme mejor, pero no. Cuando cae la noche las lágrimas vuelven a mí.
Sentada junto a la pequeña llama que está por extinguirse pienso en aquel rio, el rio donde fui más feliz que nunca, el rio en donde lo conocí.
Ese día nuestras miradas se cruzaron y supe al instante que no volvería a tener ojos para nadie más, no tuve dudas, sabía que él sería el amor de mi vida. De pronto recuerdo todas nuestras risa, todo lo vivido, también lo malo y como salíamos de ahí sin importar que tan grave fuera.
Una ráfaga de viento hace volar algunas cenizas y me saca de mi ensoñación. Ya no contengo más el llanto, lo dejo salir, porque sé que el está aquí acompañándome.
—Maldita enfermedad —digo entre llantos.
Una nueva ráfaga de cálido viento me envuelve, sé que es su forma de darme un abrazo, que es él quien viene a consolarme de este dolor que siento dentro por haber perdido al amor de mi vida.
Eelynn Cuellar
Hoguera, Amor, Río, Ceniza
Esperanza
Con la caída que tuve en el cañón, una donde era muy probable que cualquiera no hubiera sobrevivido, por lo que debo considerarme afortunada, una de mis piernas estaba en una posición extraña, y fuera de algunos golpes, rasguños y alguna cortada que sangraba ligeramente, estaba bien... Viva por lo menos, pero en estas condiciones en realidad me estaba condenando: pronto me encontrarían y sería mi final.
Escondido entre las sombras ahí estaba tratando de pasar desapercibido, pero en realidad lo hacía muy mal, yo temerosa, intenté moverme para alejarme aún más, pero lo único que provoqué fue un dolor que lo sentí literal desde el dedo gordo del pie que llegó hasta las pestañas y solté un grito peor de los que ya habían salido de mi garganta, lo que podría indicarles con mayor exactitud mi posición a la que era mi manada hasta hace algunas horas. Intenté acallar mi dolor, pero no era muy buena haciéndolo.
Terminó saliendo de su escondite y fue directo a mi pierna, después de pasar ambas manos por ella, de una pequeña mochila sacó algunas cosas que no alcance a reconocer, se puso de pie y vi los restos de lo que parecía había sido una hoguera, escarbó un poco y regreso a mi lado con una rama a la que le sacudió la ceniza y la envolvió en un trapo entregándomelo mientras me indica que lo coloque entre mis labios, sabiendo lo que vendría a continuación, comencé a llorar y suplicarle que no lo hiciera, pero ni siquiera me volteó a ver y volcó un líquido sobre la pierna lastimada que corrió como un río y antes de que me diera cuenta, hizo un movimiento rápido que me llevó al extremo de cualquier dolor que hubiera sentido alguna vez y mientras sentía palpitar mi piel y el sudor perlaba mi frente, en un segundo todo se volvió oscuridad.
No sé cuánto tiempo ha transcurrido en realidad, pero la posición del sol me indicaba que han pasado varias horas, y solo el olor a comida hizo crujir mis tripas despertándome de aquella pesadilla, donde veía como era destrozada mi familia por mi culpa, por la idea estúpida de libertad sin considerar que mucha gente dependía de mi matrimonio.
Sasha y Vaiola creo serán las únicas que estarán felices y a salvo de mi decisión. Ahora que el dolor es menor, quizá pueda regresar e intentar arreglar mi desastre, su que ya no está la luna de sangre y que ayer debí concebir mientras consumaba mi matrimonio, quizá un día de retraso no haga tanta diferencia... Pero ¿qué idiotez estoy diciendo? Lo más probable es que si regreso a la aldea me cazarían como un vil ratón, me torturarían y me desollarían viva, aunque quizá, al ser La Elegida, serían más benevolentes conmigo y aunque ya no sería mi primera transformación, podría suceder todo lo demás en la siguiente luna roja.
Cómo si pudiera leer mis pensamientos mientras me entrega un plato con comida, mueve la cabeza en negación y me indica que coma con gruñidos.
Probablemente si en otras condiciones lo hubiera conocido, habría salido corriendo para alejarme de él. Con un aspecto sucio, descuidado, con el cabello largo, barba y bigote que le cubre casi todo su rostro... Salvaje totalmente. Viéndolo más detenidamente es como si fuera Mowgli en versión adulta, sí, quizá pudiera ser, si es que existiera en realidad, él debió verme en mi forma animal y no se ha asustado, todo lo contrario, ha cuidado de mí.
Cómo lo más probable es que no me entienda si hablo, decido comunicarme con él a través de señas y gruñidos, su rostro se convirtió en un poema, sonrió ampliamente, no en realidad soltó una sonora carcajada.
Yo me estremecí ante aquel sonido.
—¿De quién estás huyendo mi niña? —dijo con una voz tan ronca que fue inevitable que mis bragas se humedecieran.
Cuando veo su mirada escaneando detenidamente siento una corriente eléctrica recorrer cada fibra de mi ser y sin poder evitarlo, sé que una nueva transformación viene y también sé quien es.
Adiós
Ahí estaba, tratando de deshacerse de todo aquello que le hacía recordarla.
Con temple de acero, la mano no le temblaba al arrojar cada pertenencia a lo hoguera que prendió en el jardín y con mirada fría observaba como el fuego borraba todo rastro de ella en este plano.
Katty ha quedado en el olvido. Mathew se estaba encargando de ello...
Cegado por la ira, cuando vio que retozaba entre las sábanas baratas de aquel hotelucho con Salvador, su mejor amigo, hizo lo impensable.
Mientras ella intentaba explicarle entre llantos, él tomó su bolso, sacó las llaves de la casa, la camioneta y su cartera. Por un segundo estuvo tentado a sacar el arma que le quitó a uno de su seguridad, pero no sé mancharía las manos, no valía la pena. La conoció en la calle y regresaría de nuevo ahí.
Salvándote
Mathew observaba aquellas llamas consumir todo aquello que le importaba en esta vida, creyó que había encontrado el amor de su vida en su pequeña Katty.
Recuerda que era una noche fría y lluviosa, cuando vio esa frágil silueta deambular entre los automóviles pidiendo alguna moneda para comer, algo que todo mundo sabía no era cierto y por eso no se molestaban en bajar el vidrio y solamente le regalaban pitazos de los claxon para que se quitara de su camino.
Él en lugar de darle lo que pedía, la llevó a su casa, le dio ropa limpia, un plato de comida caliente y un lugar seguro para dormir.
Aún no era el momento, podría levantar sospechas, aparte que el cuerpo de Elena seguía caliente.
Ella fue su primer amor y tampoco se siente capaz de olvidarse de ella de la noche a la mañana, necesita tiempo para superar su luto y comenzar una nueva relación.
Ceniza
Un Accidente
Freya le seguía diciendo a Mathew que había sido un accidente, que nunca pretendió lastimar a Elena, pero ahora que la ceniza flota a su alrededor y está llena de hollín, como si de Cenicienta se tratara, trató de tranquilizarla, aunque muy en el fondo sabía que le gustaba jugar con fuego desde pequeña.
Quizá al ser una niña cuando llegó de la mano a su casa con Yunnuen, que era su nana, sus papás la recibieron debido a que acababa de perder a toda su familia donde el fuego consumió todo en su hogar y él varias veces la vio jugando con unos cerillos, así que eso que había sido solo un accidente no se lo tragaba completamente.
Elena, al ser una modelo reconocida y muy preocupada por su apariencia, tener quemaduras de primer grado en su brazo y al ver que Mathew defendió a Freya y no darle su lugar, tomó sus cosas jurando que se vengaría de ambos.
No podía ser de otra forma, ellos dos habían crecido casi como hermanos, por eso nunca le pidió a Freya que se mudara cuando la diva llegó a vivir ahí, a pesar que sabía era muy recelosa con él y quizá sería capaz de hacer algo para separarlos.
Esto realmente no fue un accidente y piensa demostrarlo.
Desesperación
Necesitaba alejarse de todo, Mathew con el corazón roto debido a la infidelidad de Katty por mucho que dijera no le importaba, es que le dolía demasiado. Intentó convencer a Freya se quedara en la ciudad mientras él pasaba unos días en la playa, pero fue imposible hacerla desistir, esa mujer era una terca.
A primera hora de la mañana salió a caminar, sentía la arena bajo sus pies y la brisa del mar golpeando su rostro trayéndolo de nuevo a su realidad. No, esto no eran unas simples vacaciones, era un tiempo que necesitaba para replantear su vida.
Y parece que no sería tan fácil como creía. Frente a él estaba Elena y sus dos amigas inseparables: Kris y Kelly haciendo ejercicio junto a la piscina, por lo que dio media vuelta para alejarse de ellas.
En el lobby del hotel, para su mala suerte estaba Sarang, su ex-mujer acompañada por Yunnuen, su nana, que se fue a vivir con ella cuando lo abandonó llevándose a Nim y Jacqueline, sus dos pequeñas, esperaba que las hubiera llevado y así tener oportunidad de verlas ya que desde hace meses no se lo permite.
Sin duda, el destino estaba en su contra o algo le quería decir, ahí, frente a los ascensores, estaba la perra infiel de Katty con Salvador, y no tenía el humor para enfrentarlos, por lo que optó subir por las escaleras.
Al atardecer, después de ocultarse todo el día en su habitación, harto de ese cruel juego del destino, necesitaba ver el mar, eso siempre le aclaraba la cabeza.
Fue a la zona rocosa para sentir la paz que el mar le transmitía y sintió inmediatamente como si fuera un río corriendo por sus venas esa tranquilidad que tanto anhelaba. Las piedras eran resbaladizas, pero con cuidado se sentó en una de ellas para ver el infinito azul que estaba frente a él. Comenzaba a oscurecer.
Y fue cuando notó que no estaba solo, ahí, detrás de él se encontraban todas las personas de las que huyó en el día.
Comenzaron los gritos, reclamos y maldiciones. Solo la calma llegó cuando un grito desesperado sobresalió de las demás voces, alguien cayó al mar y todos se miraban con la culpabilidad en sus miradas.
Como ven, a algun@s sacó su lado oscuro, para otras su romanticismo o fueron nostálgicas y hubo hasta quien saco su lado aventurero o hizo una pequeña broma a sus demás compañeros con sus relatos (jajaja o sea yo), y bueno, soy sincera, la verdad es que no sé si darle continuación a Desesperación y darle fin a este jueguito a seguir haciéndolos sufrir un poco a todos, total, con todos los relatos que escribo cada mes para este relato me podría dar el gustito de seguir ese juego, ya veremos que me trae este mes de junio para inspirarme.
Les recuerdo que en unas semanas tendrán mis relatos aquí y más o menos en un mes la siguiente recopilación.
Gracias por leer y nos leemos pronto!!!
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