Yo Escribo Septiembre 2022
Gris / Aeropuerto / Angustia / Almíbar / Sauce
Varios Autores
María Elena Rangel, Neus Sintes, Jacqueline Estay Guerra, Freya Asgard, Katty Montenegro, Salvador Alba, Eelynn Cuellar
Hello!!!
Y un mes más ha llegado y con ello una nueva recopilación pero ahora mensual de septiembre donde 7 talentosos autores han escrito una historia a excepción mía donde siempre escribo 6 y al estar en continuación he escrito 7 partes, por lo que este mes tenemos 13 relatos o historias.
Que los disfruten!!!!
María Elena Rangel
Recordemos que dejamos a nuestras brujas practicando su magia a orillas de un lago.
Sucias Artimañas
No sabía que estaba pasando, lo último que recordaba era haberme sentado debajo de un gran sauce cercano al lago en donde estábamos practicando con nuestros poderes, para deleitarme con un té de hierbas tan dulce como el almíbar. En un abrir y cerrar de ojos me encontré en el aeropuerto de Edimburgo en mi época, el cielo estaba cubierto de un gris plomizo que no presagiaba nada bueno. Una sensación de angustia se apoderó de mi cuerpo, no entendía que estaba sucediendo.
Corrí hacia la salida, me sentía observada por una presencia malvada. En mi mente escuché una risa perversa y una voz me susurraba que nada de lo que hiciéramos podría salvarnos de nuestra destrucción; era hora de entregar nuestras almas y condenarnos por toda la eternidad. Seguí mi desbocada carrera, en medio de mi terror me estampé con el escocés. ¡Un momento! Es el escocés, pero al mismo tiempo luce diferente: tiene un aspecto más moderno.
―¿Qué haces tú aquí? ―lo interpelé.
―¿Siempre eres así de simpática? La última vez que recuerdo veías a mi yo del pasado de una forma no muy decente que digamos. ―Suelta de manera burlona ―No hay tiempo que perder, debes regresar y despertar, el maligno está tratando de sabotear sus progresos trayéndote de vuelta a tu tiempo. Yo te voy a regresar con Morgan y Calem. Por cierto, mi nombre es Caillen, para servirte; conmigo puedes volver realidad tus indiscretas fantasías.
―Pero… Que arrogante eres…
Lo último que escuché, antes de despertar de ese extraño sueño, fue la carcajada del engreído highlander versión moderna.
Neus Sintes
A continuación del mes pasado.....
El cielo se tiñó de gris y una angustia se apoderó de Dunia, cuando el avión se preparaba para aterrizar en el aeropuerto de Perú. Su ciudad natal y la de su padre. Dereck no soltó la mano de Dunia en ningún momento. Se encontraba preocupado. Tras la pérdida de su padre, no había vuelto a ser la misma. Había intentado por todos sus medios, hacerla sonreír o simplemente hacerla sentir algo mejor y desviarla de sus pensamientos. Pensamientos ocultos que solo ella guardaba en su mente y que no podía compartir con nadie. Llevaba el dolor por la pérdida en su interior, lleno de rabia e impotencia.
Enterraron junto al sauce las cenizas que su padre hubiera deseado. Lágrimas empezaron a surcar por sus mejillas. Desolada, se llevó un almíbar a la boca para reponer las pocas fuerzas que le habían quedado, por insistencia de Dereck.
Cuando regresaron de nuevo a su casa, Dereck se reunió una tarde en busca de algo o alguien que pudiera mitigar el dolor de su amada. Recordó la confianza que había depositado en su vecina. Una tarde se reúne con Leslie, en busca de respuestas qué hallar para saber cómo ayudar a su amada Dunia. No soportaba verla abstraída y distante. Solitaria.
Leslie tan solo pudo darle algún consejo de qué hacer. Pero por desgracia, desde lo ocurrido, no había vuelto a aparecer por su casa. Ella también la añoraba, así como extrañaba su comportamiento. Pero había personas que buscaban el duelo en el aislamiento y otras en los demás.
Jacqueline Estay Guerra
El último adiós
Ese día salí corriendo para el aeropuerto, debía tomar el próximo avión al norte, mi madre estaba grave en el hospital y había pedido verme.
El día estaba gris, mi mente nublada al recibir la noticia. Es verdad que ella estaba enferma, pero nunca tanto como para que de un día para otro se pusiera tan grave como estaba. Solo esperaba poder llegar a tiempo para darle mi último adiós.
Mi padre había muerto años atrás y ahora mi madre vivía con mi hermano y mi cuñada en Calama, él trabajaba en las minas y la que se ocupaba la mayor parte del tiempo de ella, era Mirna, mi cuñada.
Yo me había ido a vivir a Santiago cuando entré a la Universidad y luego al terminar la carrera de Ingeniería en Informática me quedé trabajando en la capital.
Iba cada verano a Calama y mis vacaciones las pasaba allí junto a mi madre, hermano y cuñada y el pequeño Tom, mi sobrino de cuatro años.
Llegué a Calama y en un taxi me dirigí al Hospital. Allí estaba mi familia.
―Anny ―dijo mi hermano, abrazándome―, por fin llegas.
―¿Cómo está ella? ―pregunté, luego saludé a mi cuñada.
―Mal, quiere verte, solo ha preguntado por ti ―respondió mi hermano.
―¿Puedo pasar a verla?
―Sí, claro, estaban esperando a que llegaras ―respondió él.
Una enfermera me llevó a la sala donde estaba mi mamá.
Entré con miedo y angustia, no quería verla enferma, no quería que mi mamá se nos fuera.
Ella estaba con tubos y mangueras que le ponen a uno cuando está grave. La enfermera nos dejó solas.
―Mamita ―le dije―, mamita, ya estoy aquí, vine lo más rápido que pude.
―Anny, hija ―habló ella con un hilo de voz, sin fuerzas.
―Mamá…
―Hija, quería verte antes de irme, sé que esto ya es lo último, ya no me queda tiempo…
―No digas eso, mamá, te queda mucho aún por vivir, solo tienes que recuperarte.
―No, hija, soñé con tu padre, él me venía a buscar, me llamaba, me decía que ya era tiempo de ir con él. Sé que me está esperando del otro lado. Solo quería decirte que te quiero mucho, hija y que estoy orgullosa de ti y doy las gracias de que seas mi hija. Necesitaba verte antes de irme.
―Mamita ―unas lágrimas rodaron por mis mejillas.
―No, no llores, hija, yo estoy feliz porque podré reunirme con tu padre otra vez.
En ese momento entró mi hermano y mi cuñada.
―Ahora que están los tres aquí puedo irme tranquila, los quiero mucho, lo único que les pido es que sean siempre unidos, no se abandonen nunca y denle un beso muy grande a Tom de mi parte y díganle que lo amo.
Luego de decir esas palabras cerró sus ojos para siempre.
Tuvimos que salir cuando entró el personal médico y yo me fui al jardín del Hospital sintiendo en la boca un sabor a almíbar y amargo a la vez.
Me apoyé en el tronco de un sauce que había allí y eché a fuera mi dolor en unas amargas lágrimas. No volvería a ver a mi mamá…
Freya Asgard
Aquella tarde gris me dirigí al aeropuerto con mucha angustia en el corazón. Era la última oportunidad para cambiar mi vida.
Sabía que el viaje no sería fácil, no era la primera vez que viajaba y sabía que se me haría muy complicado con mi peso, me dolía todo. Las tres horas que duraba el vuelo fueron un suplicio para mí, pero en aquella oportunidad había un plus, no solo iba a ver al doctor, iba a mudarme de ciudad. Debía empezar una nueva vida desde cero.
No estaba segura de poder lograrlo. No era fácil con todo lo que tenía que lidiar. Si bien muchos creen que mi problema es la comida, en realidad, el problema es la razón por la que como. Yo solo sabía lidiar con mis problemas comiendo. O escondiéndome detrás de una pizza tamaño familiar o de una hamburguesa con papas fritas, y eso no es lidiar. No sabía cómo enfrentar mis problemas, siempre me había escondido. Desde niña, la comida fue lo único estable en mi vida. Todos se fueron, todos me abandonaron. Al final, lo único que me quedaba, aparte de la comida, era mi amigo Erick. Él me llevaba a Houston para someterme a un programa médico para bajar de peso. Esperaba que no se aburriera de mí y me abandonara a mitad de ese largo camino que debía recorrer.
Llegamos a nuestro nuevo hogar. Nuestro, porque Erick viviría conmigo, decía que no me dejaría pasar por aquello sola, que se quedaría conmigo hasta el final, que estábamos juntos en eso.
Al pasar de los meses, las cosas no fueron tan difíciles como pensé, pero también tuve días fatales en los que me enojaba, me frustraba y solo quería comerme una enorme pizza o dos kilos de papas fritas. Erick pagó los platos rotos, claro que me disculpaba de inmediato, sabía que él no tenía la culpa; él me decía que no me preocupara, que era parte del proceso y que estaba preparado para eso. De todas formas, aunque llorara y pataleara, no me daba más de lo que debía comer. Él decía que no me quería perder y eso sucedería si no cambiaba mis hábitos alimenticios. También me contenía y me apoyó con el tratamiento psicológico para aprender a enfrentar los problemas sin esconderme en la comida.
Después de poco más de un año, de haber bajado de 315 k a 125 k, de la operación de bypass gástrico y de algunas operaciones de piel, ese día me tocaba la última remoción de piel. Con eso se terminaba el proceso y el doctor dijo que bajaría muy pronto de los cien kilos y que llegaría a mi peso meta casi sin darme cuenta.
Erick me acompañó hasta antes de entrar al quirófano. Me dio un dulce beso en la frente.
―Aquí te espero, bonita.
―Gracias, Erick, no sé cómo te voy a pagar esto.
―No hay deuda, eres mi chica y estamos juntos en esto, no se te olvide.
Yo siempre estuve enamorada de Erick, pero él era un hombre atlético y deportista, en cambio yo era una obesa mórbida sin remedio, ¿cómo se podría fijar en mí?
Desde que inicié el tratamiento, Erick me ayudó a hacer ejercicios, salíamos a caminar, me animaba y me regañaba cuando era necesario, pero siempre, siempre, me apoyaba y celebraba cada logro. Estaba seguro de que cuando estuviera del todo recuperada, haríamos ejercicios juntos.
Al salir de alta, Erick me esperaba, en la recepción había un gran ramo de rosas que mi querido amigo me entregó, luego se arrodilló en el suelo y me ofreció un anillo.
―¿Quieres ser mi esposa? ―me preguntó.
―Erick… ¿estás seguro?
―Siempre lo he estado, eras tú la insegura que pensaba que no podría fijarme en ti por tu peso, ¿me aceptas para ser tu esposo?
―Sí, sí ―dije con lágrimas en los ojos.
Todos aplaudieron, incluido el doctor, Erick ya había hablado para contarles lo que haría. Nos felicitaron. Erick era tan dulce como el almíbar.
Un mes después, cuando ya estaba recuperada, fuimos de picnic al río. Nos sentamos bajo un sauce y él sacó una fuente con fruta y un jugo natural que sirvió en dos copas.
―Por nuestra nueva vida juntos ―brindó.
―Por nuestra nueva vida juntos ―repetí―, y gracias por no abandonarme.
―Jamás lo hubiera hecho. Ni lo haré. Te lo he dicho muchas veces, estamos juntos en esto, y no me refería a tu tratamiento, hablaba de nuestro destino. Te amo.
Me dio un beso y yo me sentí feliz, mi nueva vida me daba la ilusión que necesitaba para seguir adelante, para vivir como nunca lo había hecho por mis problemas de peso.
Katty Montenegro
Familia completa
En cuanto puse un pie en el aeropuerto, la angustia se apoderó de mí. Estaba a punto de tomar un avión a mi ciudad natal, esa a la que tanto ansiaba volver cada año. Deseaba que llegaran mis vacaciones para poder ir allí. Pero en esa ocasión era diferente. Estaba yendo porque mi mamá había tenido un accidente y los médicos le daban veinticuatro horas de vida. Por supuesto yo no lo pensé dos veces, pedí permiso en el trabajo para trabajar a distancia y tomé el primer avión.
Cuando aterricé, tomé mi maleta lo más rápido posible y salí. Una vez afuera me di cuenta de que el día estaba gris, como si el cielo estuviera triste también.
Mi padre y mi hermano menor me habían dejado llaves con la vecina para que fuera a dejar mi maleta, ellos ya estaban en el hospital. Pero no quise hacer esperar más a mi madre y me fui directo a verla. No podía recibir visitas, sin embargo, nos dejaron verla a través del cristal.
Para alivio de todos, los médicos se equivocaron, pasó las veinticuatro horas y más. Tres meses duró su recuperación, yo iba y venía cada cierto tiempo. Para vacaciones ya estaba totalmente recuperada.
―¿Cómo te sientes? ―pregunté un día.
―Ya les dije que bien. Voy a preparar las cosas para el picnic.
―Olvídalo, no puedes tener mucho ajetreo, lo dijo el doctor. Yo lo haré.
―Está bien.
Esa tarde nos sentamos cerca de nuestro sauce favorito, ese al que solían llevarnos nuestros padres cuando éramos niños.
―¿Quién quiere fruta? ―ofreció mi padre.
―Yo ―contestamos a la vez.
―¿Con almíbar? ―pregunté.
―Obvio.
Todos sonreímos. La familia seguía completa y unida.
Salvador Alba
«La primera vez de Gisela y Valeriano (parte3)»
No supe qué responder ni dónde meterme, la angustia se apoderó de mí y reaccioné por instinto. Me incorporé con velocidad sin mirarla a la cara y metí la cabeza bajo el agua, entre sus piernas. Mi afición por la apnea y la gran habilidad que adquirí de pequeño comiendo yogures sin cuchara hizo que Gisela se volviese a extasiar.
Cuando saqué la cabeza del agua volví a acomodarme en la bañera de hidromasaje y Gisela preguntó obviando el trabajito.
—¿Cuál es tu récord bajo el agua?
—Ocho minutos en estático.
—Pues te vas a pasar doce si no contestas a la pregunta. ¿Cuándo nos vamos a vivir juntos?
—Verás, ya sabes que sigo viviendo con mis padres y en el trabajo no van bien las cosas…
—Si es por el dinero no te preocupes, yo me encargo.
—Pero si estás estudiando.
—Bueno, verás… ese es una pequeña parte de mí que te he ocultado…
—¿No estás estudiando cine y televisión?
—Sí, eso sí. Pero me gano la vida…
—¿Como puta?
—Ja, ja, ja… Sí.
Todo a mi alrededor se volvió gris, mi interior también. Me sentía tan decaído como las ramas de un sauce llorón, como un aeropuerto sin aviones, como Winnie de Pooh sin su miel, como un melocotón sin almíbar.
—Valentino… No pongas esa cara, yo te quiero.
—Si me quisieras no me habrías mentido.
—Tú también me has mentido.
Aquí me puse rojo y enmudecí.
—¿En qué me has mentido? —Subió el tono de voz. Y entonces entendí que lo dijo por decir, era un farol. Y reaccioné tarde.
—Yo no te he mentido.
—¡Pero si tienes la cara más roja que el culo de un macaco!
Me reí de los nervios.
—¿Te ríes? ¿Eres gilipollas?
—Oye, sin faltar, que me acabo de enterar de que eres puta.
—Lo de que soy puta es mentira.
—Sí, claro, qué casualidad ¿Entonces cómo te ganas la vida?
—Mi padre tiene una cadena de salchicherías.
—¿Solo vende salchichas?
—Embutidos. Y no me cambies de tema.
—Soy eyaculador precoz.
Ahora enmudeció ella.
—¿Qué sucede? —pregunté.
—¿Me estás tomando el pelo?
—No.
—Pero si has durado más de una hora y me lo has puesto como un bebedero de patos.
—Bueno… eso es cierto, pero… he terminado varias veces.
—Mentira.
—La primera fue cuando te subiste encima de mi, la segunda cuando te di lengua y la tercera fue cuando tardé tanto.
—Mentira, lo hubiera notado, eso se nota, sale liqui… ¿Por eso te salió tan poco liquidito?
—Ahí lo tienes.
—Vaya… ¿y te daba vergüenza decírmelo?
—¿De verdad me lo preguntas?
Se quedó callada mirándome, como si tuviese algo raro en la cara. Rompí el silencio cambiando la pelota de tejado.
—¿Y tú por qué me ocultaste que tu padre es un empresario de éxito?
—Porque eres comunista.
—¿Y por qué crees eso?
—Porque en tu perfil de Facebook tuviste puesta la cara de Karl Marx durante casi seis meses.
—¿Ese quién es?
—¿Cómo? ¿De verdad no sabes quién es?
—¡¿Quién es quién?!
—La foto en blanco y negro del señor mayor de la barba canosa.
—¡Ah! La puse porque lo vi muy guapo.
Volvió a enmudecer.
—¿Qué pasa? —pregunté.
—Nada. Recuérdame que nunca deje en tus manos la imagen de nuestros hijos.
¿¿¿HIJOS???
Gris/Aeropuerto/Angustia/Almíbar/Sauce
Destino
Aeropuerto, el simple hecho de hacer mención de esta palabra, fue mi perdición. Mi abuela siempre me advirtió que fuera cuidadosa con lo que decía fuera de casa e incluso dentro de ella, no todos sabían de mi don y lo mejor era evitar dar más explicaciones de las necesarias.
Desde pequeña tuve sueños extraños, muchas veces me despertaba gritando por el miedo que me causaban, debido a que no entendía lo que veía.
Mi don era ver el futuro.
Me quedan pocas horas de vida, o mejor dicho nos quedan pocas horas de vida, mi mejor amiga, Lilian, después de que le conté mi sueño, sobre unos pájaros de metal que llevaban a la gente de un lugar para otro y que existía un enorme nido o nidos dónde se reunían todas estas aves inmensas, comenzó a reír de lo que le contaba le dije que había leído que se llamaba aeropuerto. Segundo error, que una mujer en esta época pueda leer es igual de peligroso y ella, que decía que me quería como una hermana, no dudó en irme a acusar de brujería.
El problema fue que no solo yo fui acusada, arrastré a toda mi familia conmigo y tras un largo juicio, dónde la angustia en sus rostros era evidente, fuimos sentenciadas, algunas a la horca y otras a la hoguera, terminarían definitivamente la línea de nuestra familia estos imbéciles pobladores.
Creí que mi enamorado me repudiaría en cuanto fuera acusada de ser una bruja, no me esperaba su reacción, poniéndose en peligro, logró llegar hasta donde me tenían encerrada y me ayudó a escapar, al inicio no me quería ir y dejarlas ahí, pero hacerlo significaba que una por lo menos podría vengarse de aquellos que nos lastimaron, eso le repetía a mi corazón, una y otra vez con la esperanza que mis palabras me endulzarán como si de almíbar se tratara mi corazón destrozado.
Era una mañana gris, cuando comenzaba mi nueva vida, pero antes de marcharme, lancé un hechizo sobre los habitantes del pueblo, uno que me ayudaría cuando regrese y comenzaría el fin de todos.
Tengo el conocimiento de que un sauce llorón nacerá con los restos de mi familia, y este tendrá todo el poder necesario para cumplir mi promesa... No sé cómo ni cuándo, pero tengo la certeza que regresaré ya que he soñado este lugar y la tierra temblará cuando suceda, porque hasta ella tendrá miedo de lo que soy capaz de hacer.
Gris
Un Gran Don
Demasiados años han transcurrido, a pesar de que mi cuerpo no demuestre el avance de este, pero sé que aún no es el momento de retornar. Mi pasar por este mundo ha sido gris, sin llamar la atención, he tenido un perfil bajo.
Mis poderes aumentaron de la noche a la mañana, imagino que al ser la única de la familia con vida, terminé absorbiendo los demás poderes que tenía mi familia.
Para mí sorpresa, un mes después de aquella tragedia, me enteré que estaba embarazada y algo de color llegó a mi vida, en realidad nunca estuve sola, Alan, jamás me abandonó, él dejó a su familia por mi y decidió que nos fuéramos lejos, a un lugar donde nadie nos conociera para comenzar de cero. Lo único que lamenté es que nunca le dije aquel sueño que tuve, ese que algún día llevaría a cabo, esperaba tener tiempo para prepararlo, pero por lo mientras, debía cuidarme, pero sobre todo a mi pequeña que venía en camino.
Tabatha era la esperanza de salvar mi alma y quizá no cumpliera con mi destino, pero resulta que fue todo lo contrario, tenía pánico que con su inocencia se pusiera en evidencia mostrando sin querer alguno de sus poderes, debía demostrarle que ella era normal y no tenía que ocultarse, pero también debía enseñarle que la venganza no era siempre la respuesta, pero para eso necesitaba la ayuda de ellas. Pero a pesar de que las sentía a mi lado en todo momento, aún no hallaba la forma de comunicarme con ellas. El tiempo fue mi peor enemigo y mi pequeño sol, una tarde frente a sus amiguitas revivió un desdichado pajarito que cayó frente a ellas sin vida. La voz corrió demasiado rápido y sin pensarlo Alan, mi amado esposo, tomó a la niña en sus brazos y a mi de la mano y nos sacó inmediatamente de aquel lugar abandonando de nuevo nuestros sueños.
El cielo gris durante toda nuestra huida nos acompañó, y cuando parecía que una tormenta caería sobre nosotros, un hermoso arcoiris estaba frente a nosotros.
Comenzar de cero fue complicado y más está segunda ocasión. Por fortuna, mi niña aprendió la lección y jamás volvió a usar algún poder fuera de la protección que nuestra casa nos ofrecía. Parecía que ahora sí tendríamos una vida normal, aunque era como si mi destino no estuviera de acuerdo. Un derrumbe en la mina donde trabajaba, me arrebató una parte de mí, no sabía cómo decirle esto a mi Tabatha, cuando regresé aquella noche, me abrazó mientras lloraba y puso sus manitas en mi pecho y comenzó a cantar.
Ella era más poderosa de lo que creía, de alguna manera ralentizó el tiempo, pero solo en nosotras dos. Y fue como si los años casi no pasaran sobre nosotras, tuvieron que pasar unos cientos de años para ver la hermosa señorita que mi pequeña Tabatha se había convertido.
Aeropuerto
Mudanzas
Mis ojos han visto demasiadas cosas estos años, mucha violencia y destrucción, pero también amores, familias felices y algún milagro en las pequeñas cosas.
Mi Tabatha, físicamente aparentaba ser una jovencita, aunque tenía ya algunos siglos de edad, y yo, parezco su hermana mayor, por está razón cada cierto tiempo debemos mudarnos y comenzar de nuevo para no levantar sospechas sobre nosotras. Cada vez que podemos ayudamos al prójimo, aún creía que la bondad existe y no estaba equivocada, pero también conocimos gente que era capaz de realizar actos deleznables para conseguir sus objetivos, fui testigo de muchas atrocidades y por eso, aunque me lo prometí, use mis poderes para detenerlos. Dicen que no hay mal que por bien no venga y a pesar que no era el ejemplo que le quería dar a mi hija, de alguna forma ella entendía mis razones para hacerlo y callaba sin decir nada, ni para bien ni para mal.
A pesar de que en todo este tiempo, me he subido infinidad de veces a esos pájaros de metal, y que les tengo un pavor subirme a ellos, mi hija se burla de mí al tiempo que intenta tranquilizarme, pero eso no es lo peor de estos viajes, el mar de gente que uno ve en el aeropuerto, me pone muy nerviosa, me altera verme rodeada de tanta gente y cuándo esto sucede, por norma es que algo extraño sucede, me es imposible controlarme, por lo menos las miradas nunca han caído sobre nosotras y seguimos a salvo.
Caminaba nerviosa, con las manos en los bolsillos y la mirada hacia el suelo, mientras Tabatha me toma del codo y me conduce entre este mundo de gente, alguien golpea mi hombro y casi consigue que caiga sobre mi trasero... Solo fue una fracción de segundo que pude verlo directo a los ojos, y se que es él, no me cabe duda alguna, yo no creo en la reencarnaciones, ya que de ser posible, mi familia volvería a existir y estaríamos juntas, algo que sé que no es posible, pero intento que nos detengamos un momento, sé que vamos tarde, sin embargo como si fuera una niña pequeña mi arrastra para que siga avanzando, volteo una vez más y ahí está sonriéndome y le devuelvo el gesto que solo es interrumpido cuando un grito desgarrador rompe el caos de este lugar y todo se congela un segundo después.
Algo extraño está sucediendo y la gente comienza a correr despavorida. Estamos en peligro y no solo nosotras.
Angustia
Revelaciones
Estoy confundida... No sé qué está sucediendo.
Tabatha aprieta el agarre de mi mano y es cuando volteo a verla. Su mirada refleja angustia, ahí tomó el control y comienzo a correr, aún desconozco qué está sucediendo, pero lo único que mi corazón y razón gritan es que estamos en peligro.
No hemos avanzado mucho, cuando frente a mí se encuentra Lilian, y ella luce exactamente igual a como la recuerdo. Esto no puede estar sucediendo, ella no era... No puede ser posible, la muy... Ella también era... Es una bruja y la muy desgraciada, me señaló a mí y a mi familia hace demasiado tiempo. Por su culpa perdí a casi toda mi familia.
—¿Tú... Tú?
—Aleah, en verdad eres muy escurridiza, —se va acercando a nosotras—, cada vez que estaba a punto de llegar a ustedes, desaparecían una y otra vez... Claro, tampoco te sientas tan importante, por largas temporadas me dedicaba a otras cosas y me olvidaba de su existencia.
—Se supone que éramos amigas, que tú y yo...
—Lo fuiste hasta que pusiste tus ojos sobre él.
—¿Alan?
—No te atrevas a decir su nombre con esa maldita boca... El era mío y tú...
—Yo no, tú nunca me dijiste nada... Él...
—Era mío y me lo robaste, fuiste una maldita zorra que te le entregaste y concebiste a este engendro.
—¿Sabías que estaba embarazada?
—Me sorprende que tú qué veías el futuro no lo hubieras visto Aleah. Siempre supe que no eras nada.
—Con tu acusación mi familia murió.
—Ya había sospecha en ustedes, la única... las únicas que me estorbaban eran ustedes dos, ellas fueron... ¿Cómo dicen ahora? Ah sí, daño colateral.
—Él era humano, y yo no sabía qué...
—A mi lado no lo habría sido, y no, tu no lo eras y no hiciste nada para salvarlo… todo esto que te está sucediendo se los debes a tus muertitas.
—No te atrevas a mencionarlas, ellas eran buenas y no merecían ese final.
—¿Y estás segura que todas —enfatiza la última palabra— están muertas?
—No sé de qué hablas, solo te pido que nos dejes en paz.
—Hace tiempo dejaron ustedes de importarme y si estoy aquí, es porque él debe estar cerca.
—¿Qué estás diciendo, él... —es cuando recuerdo el chico con el que tropecé hace un momento, sabía que era él y si está diciendo la verdad, quizá todas esas veces, estaba en lo correcto— él...
—Reencarnaciones querida, se llaman reencarnaciones y él ha estado pululando cerca de ti todos estos años y eres tan inútil que ni eso viste.
No puedo permitir que lo vea o lo sienta, por mí corre peligro y hasta no tener la certeza de lo que dice es real, debo alejarla de aquí rápidamente.
—Tabah, ¿No crees que está haciendo bastante frío, dónde está tu abrigo?
Mi pequeña inmediatamente entiende lo que le digo y con un simple movimiento de su mano, lanza una bola de fuego que nos servirá de distracción y salir de este aeropuerto.
Desconozco qué tan lejos podemos llegar, pero me angustia saber que Tabatha corra peligro, intento que nos separemos, pero ella se niega, no me piensa dejar sola, sin embargo tengo mucho miedo, no sé los alcances o el poder de Lilian o si ella está sola hay más a su lado.
Esas incógnitas desaparecieron más pronto de lo que me gustaría decir, se respondieron ante nosotras.
Sé que no podremos escapar juntas…
Almíbar
La Búsqueda
Tabatha sin soltarme jala fuerte de mi mano para que siga avanzando y perdernos entre la multitud. Cuando me doy cuenta estamos en la calle y ella llama un taxi. Yo no quisiera irme de aquí, debo encontrarlo... Necesito tantas respuestas, saber si la reencarnación es real, si él... Él.
—Tabatha, no nos podemos ir de aquí, acabo de ver a tu pad...
Él automóvil frena de improviso y frente a nosotras está Lilian sonriendo ampliamente y con un simple movimiento de sus manos las cuatro puertas salen volando.
De mi bolso saco un chocolate y se lo ofrezco a mi hija, y le indico que se lo coma. Se me queda viendo, sin entender mi actitud y cuando va a decir algo le doy dos besos, uno en cada mejilla y al oído le digo algunas cosas. Nunca creí tener que hacer esto, ella es mi vida y por eso, aunque se me está rompiendo el corazón en este instante, intento ser más fuerte que nunca y en un tono delicado, como si fuera un almíbar que le endulzará el alma, vuelvo a repetir mis palabras, y le pido de nuevo que coma la golosina. Está ocasión me obedece y al primer mordisco, veo en su mirada que ha funcionado, me observa un instante con mirada vacía y baja del vehículo, alejándose del lugar.
«Te encontraré pequeña» digo en susurro.
Recito unas palabras y el conductor se alejó del lugar como mi hija.
Suspiro antes de descender también, solo que yo voy en dirección contraria a ellos y me detengo a unos pasos de Lilian.
—No comprendo qué daño te hice, me arrebataste todo, y hoy lo vuelves a hacer Lilian.
—Aleah, Aleah, Aleah... Que tontita eres, cómo te lo dije antes, ustedes ya no me importan, pero desgraciadamente son la única forma de poder encontrar a Alan, si quisiera podría hacerte daño con tu bastardita, pero no me pienso desgastar en algo tan insignificante, tu amor por él, es más fuerte.
—Alan está muerto, él era humano y...
—¿Me vas a negar que no lo viste hace un rato?
—No sé de qué hablas.
—Cuando estás cerca de él, tu aura brilla, y esa fue la razón de que pude encontrarlas, solo que tú engendro me tomó por sorpresa provocando aquel caos y debía elegir buscarlo a él o a ti, y como entenderás, tenía que ir a la segura.
—Una vez me subestimaste, ya no soy aquella chica que solo veía el futuro.
Todo a nuestro alrededor se congela, he detenido el tiempo y comienzo a cantar. Antes de que reaccioné, me convertí en una mariposa y me alejé de ahí.
No lo hice por cobarde, a pesar que eso pareciera, necesito tiempo para planear y encontrar a mi familia y afuera del aeropuerto muchas vidas inocentes estaban en peligro. Sé que en algún momento deberé enfrentarme a ella, este mundo no es suficiente para ambas, pero hay que escoger las batallas y está no era la ideal.
Sé que mi Tabatha está protegida, y la encontraré pronto, pero debía ir al único lugar donde conseguiré el poder necesario para terminar de una vez por todas esta pesadilla, y encontrarlo a él también está en mi lista.
Sauce
El Regreso
Una vez que tomé la decisión de que hacer primero, regresé a aquel lugar que hace mucho dejé atrás. Estoy frente al sauce dónde están los restos de mi familia, de todas aquellas que murieron por mi culpa... No por Lilian.
Exactamente no sé qué hago aquí en realidad, ellas me regalaron sus poderes, pero desconozco si pueden ayudarme más.
Comienzo a llorar frente al árbol que está casi seco, está muriendo y yo lo desconocía. En el momento que coloco una mano en el tronco, siento que vibra ante mi tacto, un calor recorre mi cuerpo y cierro los ojos pensando en cada una de ellas.
«No estás sola Aleah».
«Todo este tiempo hemos estado a tu lado y al de Tabatha».
Abro los ojos y ahí están ellas, todas lucen hermosas y me sonríen como cuando estaban vivas.
—Lo siento.
«Siempre supimos cuál era nuestro destino, no podíamos decirte nada, tienes una misión que cumplir».
—¿Misión?
«Siempre supimos...?
—No entiendo, yo...
«Tu destino era separarte de Alan, de criar a Tabatha sola, para que maduraras lo suficiente para enfrentar todo aquello que puede destruir el mundo».
—Yo no...
«Confía en ti pequeña».
El árbol frente a mí es hermoso, pero estoy sola, y por un momento cruza en mi mente que lo he imaginado todo.
«Confía en ti y recuerda que nunca estás sola, estamos contigo en todo momento».
No estoy muy segura por dónde comenzar, pero sé a quién debo encontrar primero.
Y para hacerlo, primero debo morir.
Gris/Aeropuerto/Angustia/Almíbar/Sauce
Lo Perdido
En el momento que supe con certeza lo que debía hacer, no me dio miedo, de alguna manera sentí el abrazo de cada una de ellas. Creía que sería más doloroso, pero sentí una paz reconfortante.
Toda la angustia que sentí momentos antes desaparecieron y en cuanto abrí los ojos, comprendí que el proceso había terminado… acababa de renacer y esta vez sentí todo ese poder correr por mis venas.
todo se sentía y se veía diferente ahora. Quizá ellas no tenían un cuerpo terrenal… o tal vez ahora si podrán reencarnar, pero ver lo hermoso y majestuoso que luce el sauce donde ellas descansaban me hace creer que por fin han podido continuar también, y eso me da más fuerza para terminar lo que hace mucho comenzó.
No sé si era invencible, pero quería creerlo de esta manera, debía matar a Lilian y a su aquelarre, solo fue pensar en ella y una especie de portal se abrió ante mí… creía que había sucedido más tiempo, pero fue como si no hubiera pasado ni un segundo después de que me convertí en mariposa y escapé, ella seguía en el mismo lugar, rodeada de un silencio y sin movimiento alguno cerca.
El tiempo continuaba detenido en el aeropuerto y sus alrededores, estaba todo congelado como lo había dejado solo que a ella también le estaba afectando ahora. Con una pequeña esperanza latiendo fuertemente en mi pecho, busqué a mi pequeña Tabatha, tal vez ella estaba cerca y no la había perdido, pero la calle estaba solitaria, solo estaba mi “amiga” frente a mi.
Antes de empezar a recitar cerré los ojos pensando en ellos, en mi hija y en Alan, tan solo pude decir unas cuantas palabras cuando sentí un fuerte golpe en el pecho. Lilian había despertado de mi hechizo y lanzó una nube negra que me golpeó y sacó del trance en que me encontraba.
—Eres una brujita muy ingeniosa, lo puedo sentir, pero ¿en verdad crees ser más poderosa que yo?
—Pues escucha maldita zorra, ella no está sola… —Tabatha se coloca a mi lado—, sabía que tenía tiempo suficiente para despedir a tus amigas mientras mamá ayudaba a mi familia, ella no está sola, en cambio tú…
—¿Qué hiciste pequeña mocosa del demonio?
—La única que tiene que ver con el demonio eres tú Lilian, eso bien lo sabes.
—¿De qué estás hablando? —con voz temblorosa pregunta y por primera vez veo miedo en su rostro.
—Mientras me despedía de tus amigas, pues me dijo que no está contento y no has cumplido tu promesa…
—Tabatha, ¿estás diciendo que…?
—Estás blofeando niña.
—¿Miedo Lilian?
—Jamás Aleah, ni a ti ni a tu engendro ni…
De nuevo lanza una nube negra hacia nuestra dirección, aunque mi orgullo fue más rápida y lanza una luz morada y la mía es de color almibar, de un dorado resplandeciente. De las tres salen cánticos y caos, destrucción, fuego, un baile de colores, aire, lluvia nos rodean en este baile casi mortal.
Desconozco cuánto tiempo ha transcurrido y el cielo gris sobre nuestras cabezas se fue aclarando poco a poco y cuando un azul tranquilizador apareció supe que todo había terminado… Lilian se encontraba tumbada en el suelo y junto a ella un hombre atractivo que nos sonrió un segundo antes de colocar una mano sobre su hombro y desaparecieron ambos.
¿Quién terminó esto?
¿Habremos sido nosotras o fue el ser que Tabatha mencionó?
No lo sé ni me importa, todo ha terminado, bueno casi. Primero debemos arreglar la destrucción que provocamos, solo espero no haber lastimado a nadie con estos ataques. Sin decir nada, mi pequeña sabía lo que teníamos que hacer y comenzamos a cantar mientras movíamos nuestras manos y las cosas fueron regresando a la normalidad.
En poco tiempo, sonreí, ya no éramos las únicas que estábamos haciendo esta labor, muchas mujeres estaban con nosotras y pude reconocer a la mayoría de ellas.
—Te dijimos que nunca estabas sola y estábamos siempre a tu lado, la única diferencia es que ahora ya nos podemos ver.
—Abuela, mamá… —corrí a abrazarlas—, estoy tan feliz de verlas, de…
—Nosotras también pequeña, pero ya tendremos tiempo de hablar y recuperar el tiempo perdido, ahora las dos deben hacer algo más.
Lilian me reveló algo que desconocía, Alan seguía vivo, y yo jamás lo imaginé, debemos encontrarlo y ser la familia que siempre debimos ser.
—Quisiera darte buenas noticias Aleah, no será tan fácil como crees, Lilian ya no está ni te dará problemas, pero su amigo querrá cobrarse el favor que le hizo en el pasado y Alan corre peligro, ustedes deben encontrarlo antes que lo haga él.
A pesar de las circunstancias sonrío, me siento capaz de encontrarlo a tiempo y poner todas las cosas en el lugar que corresponden, sé que no será sencillo, pero confío que somos capaces, no estoy sola, tardé mucho en comprender eso, y si debo destruir a más Lilians, no me tocaré el corazón esta ocasión.
Les gustaron???
Alguno es su favorito???
Y ya saben, pronto otra recopilación, ya se quincenal o mensual.
Gracias por leernos y besitos!!!
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