viernes, 4 de noviembre de 2022

(Relato) Fiesta De Disfraces - Yo Escribo 52 Historias / Semana 44

 Yo Escribo 52 Historias

Semana 44

Escarabajo / Bosque


Eelynn Cuellar

Fiesta De Antifaces



Mi vida últimamente era un caos completo, no tenía tiempo para nada, ni para el amor ni la vida social, para mí solo existía la universidad y el trabajo mal pagado que tenía y que solo me servía para tener lo básico, nada de lujos o algún capricho. A veces me arrepentía de querer ser la chica independiente que les pedí... Qué les exigí a mis padres, que me dejarán ser y que dejarán de ser tan castradores, en parte los comprendía, ellos después de que perdiéramos en aquel accidente a mi hermano, toda su atención y amor se enfocó en mí, pero era demasiado que sentía asfixiarme dentro de esas cuatro paredes, soporté esto por muchos años, sin embargo la universidad fue la razón o pretexto con el que pude liberarme un poco, y en este proceso de valerme por mi misma, me negué a qué me dieran alguna ayuda económica, pues no ha salido tan bien como esperaba y ha sido muy difícil, por fortuna tenía beca completa, ya que a estás alturas no podría sostenerme ni para vivir debajo de un puente.

Mal me alimento, duermo mal, en la cafetería ya he tenido varios errores y hasta mi desempeño en los estudios comienzan a verse afectados y no podía darme el lujo de perder la beca, nada me costaría pedirle ayuda a mis padres, pero sigo resistiéndome.

Hoy ha sido un día raro desde que puse un pie fuera de la cama, he sentido algo extraño, en todo momento me sentí observada, un escalofrío recorría mi columna y en la boca del estómago sentía esa punzada, ese revoloteo que me indicaba que algo malo estaba por suceder, pero yo solita me hice cocowash que era por la época, solamente eso y que por lo mismo estaba paranoica.

Esa sensación me estuvo acompañando todo el día, reprobé un examen, llegué tarde a una clase que ya no me permitieron entrar, mi laptop pasó a la otra vida... Y en el trabajo la cosa no mejoró, tomé varios pedidos equivocados, volqué un pedido sobre unos clientes, di mal el cambio, se me rompió el pantalón... Puff, hoy definitivamente no debí salir de la cama, incluso mi jefe me vio tan mal que por primera vez en dos años me dejó salir temprano.

En cuanto llegué a mi cuarto en la residencia estudiantil, me llamó la atención tener un sobre que pasaron por debajo de la puerta. Lo más curioso era una invitación para una fiesta en la mansión que está al límite del bosque, de esa casona de la que se cuentan muchas leyendas urbanas. Una invitación que me ha sorprendido debido a que no entendía quién o con qué interés me habían invitado.

El fin de semana se está acercando y yo sigo sin decidir si iré o no.

El sábado por la mañana, llegó un mensajero con una caja enorme adornada con listón negro y dorado, ya había decidido la noche anterior que no iría a la fiesta, pero sentí una gran curiosidad de saber el contenido del paquete y sabia que era referente a la fiesta, ya que la caligrafía que contenía el sobre era la misma que la de la invitación..

En el interior de la caja, se encontraba un hermoso vestido negro con aplicaciones verdes esmeralda y doradas y un precioso antifaz y también venía un dije de un escarabajo. La joya parecía ser fina, ¿Quién me enviaría esto?

Más por curiosidad que por ganas decidí acudir a la dichosa celebración, cuando salí del edificio y pedía un taxi, una limosina ya me estaba esperando en la entrada, dudé un poco en subirme, y por un momento imaginé que detrás de todo esto estaban mis padres, tal vez en un intento de hacerme recapacitar y regresar a casa donde ellos podían darme estos lujos y más.

Era un gran baile, una fiesta de disfraces y no podía reconocer a ninguno de los presentes, con paso decidido entré al lugar y con pasos firmes me mezclé con los demás invitados, me dejé llevar por la música, el baile, la algarabía que se sentía en el lugar. Cómo pocas veces disfruté estar entre extraños y mis pies ya me dolían de tanto bailar, y no es que pase hambre, pero había tantas delicias por disfrutar que comí como si no hubiera un mañana.

Las horas fueron transcurriendo y decidí que era hora de marcharme de ahí y ahí fue cuando fui consciente que no tenía idea donde había dejado mi bolso, la única manera de irme era pedir un taxi, ya que la mansión está en las afueras de la ciudad e ir caminando y más con estos tacones era una misión imposible. Esperaría a que algunos de los invitados comenzaran a marcharse y con toda la vergüenza del mundo pediría que me acercarán a la universidad.

Sentí que pasaban las horas y parecía que nadie quería marcharse, mi única opción para ese momento fue buscar un lugar tranquilo para descansar hasta que amaneciera o me corrieran del lugar, ya con luz de día, vería como irme de aquí.

Descansé como pocas veces y eso considerando el lugar donde me quedé dormida, un sofá hermoso, pero muy incómodo.

La elegancia de la noche anterior había desaparecido, los invitados seguían ahí bailando con poco ánimo, pero se veían extraños... Quizá estaba aún muy adormilada, que era imposible que fuera real lo que estaba viendo.

Ellos parecían... Se veían como transparentes. Esto no era real, esto no... Solté un grito, cuando a los pies de la escalera vi un cuerpo en el suelo con sus articulaciones en posiciones extrañas, no me hizo falta ver su rostro, reconocí el vestido y el dije que portaba la chica.

Y esa chica, era yo.




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