Cuentame un Cuento # 1
Amores que Matan
Hola!
Y bueno, como saben, el día de hoy no vengo
con una reseña, sino con una de las secciones de todos los viernes, este día
toca -como cada segundo viernes del mes- a partir de este mes una sección que
aunque no es nueva ya que cambió de día, merecía cambiar de nombre y ahora se
llama: Cuéntame un Cuento, antes era el Cuenta Cuentos. Que al final solo para
que no queden dudas es un pequeño relato que he escrito. Y ya que es el mes del
amor y la amistad, pues les quiero contar la historia de un amor de esos que
roban el aliento.
Amores que Matan
CyElyn
¿Alguna vez han escuchado que hay amores que
matan?
Por muchos años es que no comprendían porque
decían esto. Infinidades de veces lo escuché gracias a las mil telenovelas que
vi todas las tardes durante mi niñez y parte de la adolescencia mientras
acompañaba a mi madre y abuela. Eran puras historias de amores, algunos
complicados otros no tantos, pero cuando a los protagonistas les rompían el
corazón, entendía un poco a que se referían y más que en algunas ocasiones
algunos personajes llegaban a matar para conseguir su amor verdadero o a la
chica en cuestión solo para tratar de ganarle al otro o por alguna obsesión.
Así que ya se imaginarán, cuando tuve mi
primer novio a los quince años, esperaba sentir esa sensación que muchos
describen como mariposas en el estómago o que las piernas flaqueaban, o que el
corazón se aceleraba a mil por hora; y sí, no lo voy a negar, es que sentía
algo y me emocionaba cuando lo veía, pero debo confesar que no me gustaban sus
besos eran tan… húmedos, eran tan… tan… su lengua dentro de mi boca era medio
creppy que no me gustaba y cuando me pidió la famosa prueba de amor y me negué,
obviamente me abandonó porque al ser unos años mayor que yo, él ya tenía
algunas necesidades que una chiquilla como yo no quería entregarle, y no
pensaba entregarme así tan fácil porque aun esperaba algún día sentir ese
revoloteo o mi corazón quererse salir de mi pecho.
Los años continuaron y tuve demasiados amores,
algunos para recordar, otros no tantos. Incluso algunos de ellos no recuerdo
siquiera su nombre. Cuando cumplí dieciocho años decidí que moriría virgen si
seguía esperando a esa gran amor, al final el cuerpo es solo el caparazón que
cubre nuestras almas y ahí es donde está lo importante de uno, por lo que en cuanto
tuve la oportunidad puse remedio a eso y realmente sin gran esfuerzo me iba y
me llevaba a la cama a casi cualquier hombre con el que se cruzara mi camino y
omg, de lo que me estaba perdiendo. A estas alturas muchos dirán que soy ligera
de cascos, pero la vida es tan corta que hay que disfrutarla.
Pero así como me encantaba disfrutar de la
vida, de pasar de cama en cama, de tener novios, amigos y hasta amantes, muchas
veces me rompieron el corazón y estoy casi segura que yo provoqué lo mismo.
Estaba por cumplir veintiocho años y ya estaba
perdiendo la esperanza de conocer a ese hombre perfecto, ese que me robara por
completo el aliento y me hiciera estremecer con tan solo verlo, y fue cuando lo
conocí. Una tarde saliendo de una cafetería. Sí, probablemente sea lo más
chiché del mundo, pero a veces es así la vida.
Saliendo del mismo local que acostumbraba
todas las mañanas antes de llegar al consultorio, doy la vuelta con mi bagel de
queso y pechuga de pavo en una bolsa y mi capuchino caliente en la otra y ¡zaz!
choqué con él derramando, el líquido caliente en ambos. En lugar que alguno se
molestará comenzamos a reír por el ridículo que estábamos haciendo en público.
Yo me disculpe apenada por el incidente y él hacía lo mismo.
Terminamos intercambiando números telefónicos,
y jamás lo había hecho antes, pero sentí algo con él que cuando me dijo que
pagaría por otro desayuno ya que se había estropeado el que me llevaba, le dije
que tendría que ser otro día porque la fila era larguísima y mi primer paciente
estaba por llegar, pero que si tanto le preocupaba que estuviera en ayunas le
di la dirección de mi lugar de trabajo y aunque en el fondo sabía que quizá
nunca más lo vería, pues resulta que me equivoqué, una hora después de nuestro
encuentro desastroso, estaba en la sala de estar con una charola con dos cafés
y una bolsa de papel con un par de emparedados. Afortunadamente tenía media
hora libre antes que llegara mi siguiente paciente, por lo que terminamos
disfrutando nuestro gran banquete dentro de mi oficina.
Fue sin duda la mejor cita no planeada que
había tenido hasta entonces, y como era obvio, estas pequeñas reuniones fueron
haciéndose habituales que tuve que modificar mis horarios para tener ese tiempo
libre todos o casi todos los días. Él era periodista, por lo que su horario era
más flexible pero más absorbente, así que el tiempo en que podíamos vernos era
muy limitado, y conforme pasaron las semanas, extendimos nuestras citas también
a la noche donde íbamos por una copa, o una cena, muchas de ellas fueron
canceladas de último momento, pero eso no impidió que al final me fuera
enamorando de él. Y una mañana a pesar de que sabía que llegaría con el
desayuno y tendría media hora para estar con él, en un arrebato, es que en
cuanto lo vi entrar por la puerta, por fin pude sentír latir mi corazón a mil
pulsaciones por hora, sentí ese revoloteo en mi vientre y las piernas por
primera vez me fallaron que no pude ni siquiera ponerme en pie para levantarme,
así que en cuanto cerró la puerta me lancé sobre él e hicimos el amor en el
sofá de una manera tan increíble que estaba agotada cuando terminamos.
Por fin estaba enamorada y no podía y ni
deseaba imaginar mi vida sin él. Era el indicado, y por la forma en que me
veía, sabía que él pensaba igual que yo. Siguieron pasando los meses y nuestra
relación se iba haciendo más seria, más real cada día que pasaba.
Año y medio después de estar en la mejor
relación que había tenido con el hombre de mi vida, me pidió que me mudara con
él. Al principio me dio un poco de miedo, pero no lo dudé y tan solo un mes más
tarde ya estaba desempacando mis cosas en su departamento. Los primeros seis
meses fueron increíbles, pero cuando cumplimos dos años juntos, algo cambió, se
volvió frío, distante y muchas noches dormía sola y lloraba desconsoladamente,
porque sabía que no era por trabajo su ausencia.
Un día, simplemente me dijo que esto ya no
daba para más, que no quería que esto terminara así, que no quería lastimarme,
pero lo mejor era que termináramos y mientras conseguía donde mudarme, él
viajaría por trabajo y tendría dos semanas para hacerlo. Lloré, le rogué, le
pedí sus razones, le grité, lo insulté, le pedí disculpas… él sencillamente me
dijo que era demasiado intensa y que lo asfixiaba, que me amaba pero ya no
podía y no quería odiarme, que deseaba guardar un buen recuerdo de todo lo que
vivimos juntos. Y sin dejarme hablar él se marchó con una maleta en mano dejándome
ahí llorando desconsolada y con el corazón roto por él.
A pesar de todo salí corriendo detrás de él y
le supliqué que me diera otra oportunidad que cuando regresara lo podíamos
hablar y él simplemente me gritó en medio de la calle que ya no me amaba. Humillada
por lo que acaba de pasar regresé al departamento y me encerré llorando una
semana entera. No salí en todo este tiempo, dormí la mayor parte del tiempo y
cuando estaba despierta solo lloraba, casi no comía y empecé a beber terminándome
todas las botellas que había en la casa y comencé a pedir algunas a domicilio. Un día le hable
a mi única amiga, le conté todo y esa misma tarde me ayudó a empacar todo y me dio
refugio en su casa mientras me reponía de este mal rato y lo olvidaba a él.
Ahí supe lo que significaba que te rompieran
el corazón, que sí hay amores que matan el alma, porque yo estaba muerta por
dentro.
Los siguientes seis meses sobreviví, perdí
muchos pacientes, me veía desmejorada… ya no era la misma de meses o años atrás,
estaba a punto de estar en la quiebra y todo era porque un amor me había matado.
Un día lo vi en la calle, estaba con alguien
más y eso me mató un poco más de lo que ya estaba, cuando la besó fue lo peor
que me pudo pasar. Él no me vio, y yo en todo este tiempo no ha pasado un día
sin que piense en él. Si tan solo me diera una oportunidad, una segunda
oportunidad, lo convencería que lo amo y él lo sigue estando de mí.
Por semanas planee este encuentro y aunque al
final no salió como lo planeado, por lo menos me acompañó al departamento de mi
amiga, le ofrecí un café antes que se marchara, ya que solo conseguí que atravesara
la puerta haciéndole creer que estaba muy mal y no me podía sostener en pie,
así que él se ofreció a prepararme un té y se quedó más tiempo conmigo para acompañarme.
Cuando me vio mejor semblante se despidió y se estaba marchando de nuevo de mi
vida, le ofrecí ese café de nuevo y creí que se negaría, pero cuando le dije
que por los viejos tiempos, que así comenzamos y que mejor despedida podíamos tener.
Sonrió y tomó asiento de nuevo.
Este café fue la oportunidad que necesitaba
para demostrarle que teníamos que estar juntos de nuevo, de eso estaba completamente
segura. Su corazón era mío y de nadie más. Nuestras almas eran como una sola y
no permitiría que me abandonara de nuevo.
Me partió el alma cuando comenzó a retorcerse
del dolor, yo trataba de consolarlo diciéndole que todo estaría bien. Su último
suspiro, su última mirada fue para mí y perdió la vida en mis brazos debido al
veneno que puse en su taza.
Yo viviré por los dos, él ahora estaría por
siempre conmigo. Al ser psicóloga poco sabia de anatomía, por lo que me ha
costado mucho trabajo poder sacarle el corazón de su pecho. Estaba manchada de
sangre y el departamento era un desastre. Mientras decidía que hacer con su
perfecto cuerpo, regresó mi amiga de su viaje unos días antes de lo provisto,
así que no tuve otro remedio que enterrarle el cuchillo que tenía en mis manos
en su vientre hinchado por su embarazo de casi seis meses, una y otra vez,
hasta que vi que la luz de sus ojos se apagaba.
Congelar el corazón de mi ser amado sería un
problema ya que no me lo podría llevar a todas partes y se echaría a perder al
poco tiempo. Podría tratar de conseguir formol, pero no estaba segura de esto.
Quemarlo sería demasiado complicado, pero afortunadamente recordé un libro que
hace tiempo había leído en la universidad y me dio una idea.
Tenía que prepárame para nuestra última cita. Con
mucha dificultad, logré sentarlo en una de las sillas y lo arreglé un poco. Yo fui
a darme un baño, para arreglarme para él como le gustaba que lo hiciera y
cuando estaba bajo la regadera, ya sabía que guisaría para nuestra gran cena.
Cuando un amor se mete bajo tu piel y no
puedes estar sin él… harás todo para conservarlo a tu lado… o no???
Ya me dirán que les ha parecido mi dulce y romántico
relato jajaja, #sorrynotsorry debo confesar que soy anti San Valentín y no me
apetecía contar una historia rosa, que si he llegado a escribir, pero hoy
querías enseñarles algo diferente, total si hace poco dijeron que escribí un
relato siniestro para Navidad, pues que se podía esperar para este mes jajaja.
Les recuerdo que si quieren leer los relatos
anteriores que he compartido lo pueden hacer yendo a la pestaña Secciones y ahí
encontraran los de Cuenta Cuentos y ahora también está la página de Cuéntame UnCuento, y del mismo modo aunque aún lo tengo abandonado, tienen más cositas
para leer en mi blog de historias: Historias FD.
Besitos y nos vemos dentro de un mes con otro
relato, el lunes con una reseña y el próximo viernes la entrevista que debía
salir en el mes de diciembre.
Hola Felin!!
ResponderBorrarY yo toda feliz leyendo el relato!! O.o
La verdad es que no esperaba ese giro, así que chapó por ello. A mí San Valentín tampoco me gusta, creo que el amor se tiene que demostrar día a día, no solo en una fecha o un aniversario, pero bueno, cada persona es un mundo!
Besos :33
¡Hola Eve!
ResponderBorrarJaja muero, creo que me gustó más el rumbo que tomó al final, aunque yo no lo haría (bueno quién sabe XD /nah!, no creo =P).
Me recordó al ánime de School Days. Fue brutal. Bien hecho, chica =P.
En estos días me paso por el resto de estas "bellas" historias.
Saludos.
Hola! Genial el relato, me ha gustado mucho y eso que con ellos siempre me quedo con muchas ganas de más, jejeje. Tengo ganas de seguir leyendo los tuyos.
ResponderBorrarBesos!
¡Hola!
ResponderBorrar¡Me tomó completamente por sorpresa ese final! :O Todo muy dramático jaja, en cierta forma me gustó ese giro que dio la historia, muy acorde con lo que el personaje hablaba al principio. Cuando tenga un rato libre, me daré una vuelta por tus otras historias, me da curiosidad la que escribiste para Navidad.
Un abrazo ^^