Con el Corazón de Eva
María González Pineda
Con tan solo 17
años, un trágico accidente acabara con la vida de Eva, sumiendo a Ana, su
madre, en la más absoluta desesperación.
Cuando todo su
mundo parece derrumbarse ante ella, tendrá que tomar una difícil decisión:
donar o no los órganos de su hija, sin ser consciente que ese acto podría
cambiar el resto de su vida, para siempre, haciendo que la esperanza vuelva a
renacer y recuperando a una persona de su pasado que jamás pudo olvidar.
Cuando estaba a
punto de terminar de leer esta novela, hubo un instante en que me cuestioné si
era tan insensible, un ser tan frío que no siente nada, como estaba pensándolo,
debido a que esta lectura fue parte de una LC del grupo La Caja de Libros y
donde se creó un chat con la autora para ir platicando un poco la experiencia
que íbamos teniendo con la lectura y diré que si éramos 15 personas (desconozco
el número real), que leyendo la
conversación de días, solo una chica opinaba lo mismo que yo y todas las demás
sin excepción decían que era una novela muy emotiva, que despertaba muchas
emociones y que incluso habían llorado, y yo con cara de really??? dónde??? que
esa parte debí saltármela (sí, lo siento), porque hasta cierto punto yo sentí
la historia tan superficial, tan ajena y hasta cierto punto fría, que no
despertó nada en mí.
Creo que es de
aplaudir que la autora se atrevió a hablar (intentar) un tema tan difícil,
duro, que incluso creo que aún es muy tabú en muchos países y nula casi la
información sobre el tema de donación de órganos y que es dejado el tema de
lado y no lo usan a pesar que emotivamente pueden irse por el lado sentimental
y hacer unos dramones para moquear a gusto tocando fibras sensibles en el
lector… y sip de alguna manera yo era lo que estaba esperando encontrarme aquí
un dramonón estilo (y muy superior) a programas del estilo Mujer Casos de la
Vida Real, o La Virgen de Guadalupe, etc. y tantos programas que basados en
“hechos reales” o no que explotan estos temas para llegar a “sensibilizar” a
los televidentes… no diré que de manera barata, es decir, con ese propósito de
que algo “tan duro, difícil” lleguen al corazón de una manera fácil al usar
temas fuertes… pero sí diré que de manera mañosa los trabajan de esa manera.
Pero el encontrarme una historia tan perfecta, tan rosa es que no me la termino
de tragar y me fue imposible conectar con la novela de María González en
general, y ya ni hablar con algún personaje o con alguna sub-historia (ya que
tenemos varias).
Para empezar,
aunque creo que el prólogo es un acierto al tratar de introducirnos en el tema,
fue un error asumir que los lectores somos de España, ya que se enfoca en ellos
dejando a un lado a los demás países, así que hablar de esos números para mi
son inútiles, cuando quizá lo adecuado era intentar generalizar el tema
internacionalmente, no lo sé, datos generalizados serían una mejor opción… y
que el médico que lo escribe al final le dé cebollazos (que diga algo así que
es la mejor autora del mundo mundial y, etc y hablar de su gran trabajo,
bondad, creo que está fuera de lugar) a la autora, tampoco se me hace correcto,
ya que deben permitir que el propio lector llegue a esto sin que alguien ya
esté predisponiendo al lector antes de iniciar la lectura. Quizá esto ya suene
muy exagerado, pero yo lo veo así.
Probablemente usar
tercera voz, y en la narración preferir adornar las situaciones al usar hasta
algunas palabras rimbombantes para mí hacen que la lectura se haga ajena y
distante por lo menos en mi caso es que me aleja de las situaciones y/o
personajes que a mi juicio carece de descripciones dejándonos algo muy
superficial y ya que tenemos varias sub-historias (de manera muy rápida y muy
general nos cuenta la historia de su enfermedad y como son llamados al hospital
para el trasplante) tenemos muuuuchos personajes, pero realmente no sabemos
gran cosa de ellos, no podemos acercarnos sus historias… incluso de Eva que es
nuestra “prota” (que de alguna manera debería serlo, aunque en realidad es su
madre y tampoco lo es pensándolo bien… repito hay demasiados personajes y cada
uno tiene cierta importancia), es que para mí no hay un personaje
suficientemente fuerte como para apoyar el peso de la historia y de ahí
movernos a las otras historias, pero no lo hay como tal… se podría decir que
Eva (si hubiera flasback de ella), ya que es el punto central de la historia y
que debido a ella se unen tantas vidas, pero ¿qué es lo que sabemos de ella? Es
que en realidad nada… y así me puedo seguir con todos los personajes… y
principalmente este mi mayor pero, casi no poder conocer a los personajes.
Siento que es de
esas historias que quieren abarcar mucho y de cierta manera se queda corta, es
decir corre para poder contarnos todo y no logra profundizar como debería (esa
es la impresión que me queda a mi).
Sobre cómo se
llevan los trasplantes y eso, es que no me pienso meter, aunque tengo dudas y
si hay que culpar un poco de esto es debido a Dr House, E.R. y Grey Anatomy (seres
de televisión) y digo tampoco es que quiero una historia con términos médicos y
toda esa onda, pero si más real y palpable, porque eso que después ya están
como si nada y que nadie tuvo rechazos o complicaciones, pues bueno…
Una de las cosas que
me gustaron de la historia aunque puede ser muy cliché, es como los trasplantes
les dan una nueva vida, segundas oportunidades, los romances que se dan después
de conocerse y sobre todo con Ana (que a la vez debió ser la más dolorosa). Pero
a la vez es una de las cosas que más crítico es que todo es perfecto y tan
rosa, tan empalagosa que se hace poco creíble en realidad…
Pero como bien me
dijo Iratxe: "quienes somos para romper las ilusiones de la autora???" No era una
novela para mí, esperaba algo muy diferente que una historia demasiado rosa,
demasiado perfecta…
María González Pineda nació en Badolatosa, provincia de Sevilla, el nueve de agosto de 1955. Comenzó a trabajar a muy temprana edad. En su juventud emigró a Barcelona. Se casó y se fue con su marido a Suiza, allí nació su única hija. Luego, en 1992 retornó a España y se instaló en Coín (Málaga). Después de su regreso trabajó 6 años más. En 1998 se fue a vivir al campo con su marido, entre la monotonía y la serenidad de este lugar una gran tristeza y soledad la invadió, entonces descubrió la escritura y encontró la motivación para huir de la soledad y de la tristeza que pronto desaparecieron entre las letras.
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